Nadie nace aprendiendo y la paternidad es un largo camino que no se recorre en un día. Si bien mientras dura el embarazo hay varios aspectos que se pueden ir entrenando, hay otros que no pueden conocerse hasta que el niño nace, en especial para los padres primerizos. Un buen ejemplo es el llanto de los bebés, para el cual algunos padres pareciera que tienen un decodificador.
Pero llegar a comprender lo que quieren decir los bebés con su llanto requiere de un largo camino. Así lo corrobora un estudio realizado por la Universidad de Saint-Etienne en donde se indica que la capacidad de detectar si el niño llora por dolor, o por mera incomodidad, viene dada por la experiencia de cuidado de los pequeños. Algo que viene a decir que esta habilidad no es innata.
La experiencia es un grado
La capacidad de entender el llanto de los bebés es una capacidad que se gana con la experiencia. La cantidad de tiempo que se dedica a la crianza de los hijos en sus primeras etapas es la que determina la habilidad para decodificar la información que transmiten los más pequeños. Una conclusión a la que se ha alcanzado en el marco de una investigación que trata de entender toda la información que ofrecen los niños.
En concreto, esta investigación se centró en analizar cómo la experiencia previa cuidando bebés influía en la habilidad de reconocer cuándo estos tenían dolor y lo manifestaban a través del llanto. Para ello participaron varias personas con diferentes grados en el nivel de la crianza de los bebés, también se incluyeron otros participantes que simplemente se habían quedado a cargo de niños de estas edades.
Durante la primera fase de este estudio se sometieron a los diferentes participantes en una especia de periodo de entrenamiento donde deberían escuchar ocho clases de llantos relacionados con la incomodidad de un bebé durante un par de días. De esta forma se puso a prueba la capacidad para descifrar estos sonidos y saber si se trataba de incomodidad o dolor.
Los datos lo dejaron claro: la experiencia lo era todo. Las personas con poca, o ninguna experiencia, eran incapaces de diferenciar los llantos. A medida que aumentaba la cantidad de tiempo que los participantes habían dedicado a la crianza de los bebés, los resultados obtenidos eran mejores. Un estudio que refuerza la recomendación de estar al lado de los hijos una vez que hayan nacido para fomentar el vínculo.
¿Qué hacer durante un episodio de llanto?
Hay que recordar que el llanto del bebé es una forma de comunicarse con el entorno y expresar necesidades. Estos episodios aumentan durante las primeras semanas de vida y alcanzan su máximo hacia las 6 semanas. Cuando los padres adviertan que los niños lloran hay que comprobar si el bebé tiene hambre o el pañal mojado, o que no se encuentra en una postura incómoda.
Si no se encuentra ningún motivo de llanto aparente, se puede probar a consolarlo con algunas de estas técnicas, como las que recomiendan desde la Asociación Española de Pediatría:
– Ponerle el chupete.
– Coger al bebé en brazos contactando piel con piel.
– Mecer al bebé, acunarlo.
– Masaje abdominal suave, flexionando las piernas del bebé sobre el abdomen.
– Minimizar los estímulos: habitación tranquila, luz tenue.
– Llevar al bebé de paseo en el carrito, en el coche o en una mochila.
Damián Montero
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