La pedagogía Montessori se ha convertido en una de las más extendidas del mundo debido a su eficaz visión de la educación, ya que considera a los niños de manera individualizada, permitiendo que se desarrollen al máximo las habilidades personales de cada niño con el objetivo de conseguir su máximo desarrollo posible.
A grandes rasgos, esta pedagogía es una actitud ante la formación. Un sistema de enseñanza que respeta a los niños de manera individual, potencia sus capacidades personales, su autonomía y su confianza. De esta manera, la idea de María Montessori era que los niños crecieran en un ambiente feliz, que les permita ejecutar por sí mismos diversas tareas, adaptadas a su propio nivel.
La pedagogía Montessori es práctica y eficaz principalmente hasta los 6-7 años del niño, porque en esta etapa es cuando mayor potencial tiene la mente para adquirir conocimiento de forma inconsciente. Es lo que se conoce como la etapa de «mente absorbente», tal y como señalaba la propia, María Montessori fundadora del método.
Para que funcione, debemos tener en cuenta tres cuestiones clave:
1. Un ambiente preparado y diseñado para que el niño crezca de manera independiente.
2. Un guía que respecte el proceso de aprendizaje individual
3. Un material específico para potenciar dicho aprendizaje y la creatividad.
Siguiendo estas pautas, las vacaciones de verano son para las familias el momento ideal para poner en práctica la metodología Montessori con los más pequeños de la casa. En la práctica, los padres podemos pasar más tiempo con nuestros hijos para ejercer de guía y tenemos más libertad para adaptar los espacios y ofrecerles las herramientas necesarias para desarrollar su máximo potencial.
5 ideas de pedagogía Montessori para hacer este verano
1. Aprovechar el medio ambiente para aprender a cuidarlo. La naturaleza es el lugar ideal para potenciar la curiosidad de los niños, pues nos ofrece una gran infinidad de estímulos y cosas que podemos enseñarles. Como actividades concretas, por ejemplo, podemos crear nuestro propio registro de plantas, insectos o tipos de rocas. Así mismo, podemos dibujarlas en un cuaderno y apuntar características concretas de cada uno.
2. Juegos que estimulen sus habilidades y psicomotricidad. Hay multitud de actividades que ayudan a potenciar ciertas capacidades en los niños. En vacaciones, además, podemos aprovechar el propio entorno para hacer construcciones al aire libre o clasificar objetos de la naturaleza. Por ejemplo, desde hacer una caseta con palos, hasta un castillo de arena o colocar en una caja o bandeja elementos diferentes y jugar a identificarlos con los ojos cerrados, ¡las posibilidades son infinitas!
3. Tareas en casa para adquirir buenas costumbres. Las vacaciones también son un momento idóneo para que los niños vayan realizando pequeñas tareas que, normalmente, no pueden hacer durante el resto del año por falta de tiempo. Con ello, dependiendo de su edad, podemos ir animándolos a realizar cometidos cada vez más complejos. Por ejemplo, podemos empezar por que recojan y limpien sus juguetes y, poco a poco, pasar a otras cosas como hacer su cama o poner la mesa, entre otras.
4. Cocinar juntos para potenciar hábitos saludables. Cuanto antes se familiaricen los niños con ciertos hábitos y costumbres, mejor, pues más interiorizados los tendrán en el futuro. La cocina, por lo general, puede ser un entorno más complejo y peligroso para ellos. No obstante, podemos adaptarlo y aprovechar para cocinar juntos comidas que, además, sean saludables: como ensaladas, helados o brochetas de fruta.
5. Leer cuentos y escribir un diario, cartas o postales. Aunque estemos de vacaciones, no debemos olvidar fomentar cuestiones necesarias para nuestros hijos como la lectura o la escritura. En este sentido, leerles cada día y animarlos a escribir su propio diario de verano, donde tomen nota de las experiencias vividas, los sitios visitados, los nuevos amigos hechos o, simplemente, las actividades realizadas y las emociones sentidas cada día. Si aún son pequeños como para saber escribir, también podemos animarlos a dibujar paisajes o alguna cosa que hayan hecho cada día.
Con estas actividades, además, ayudaremos a nuestros hijos a desarrollar su creatividad e independencia. Así mismo, dependiendo del enfoque que le demos a cada acción, podemos llegar a impulsar áreas como las matemáticas, el lenguaje, la vida práctica y lo sensorial. Con ello, les brindaremos claves para un efectivo posterior desarrollo personal e, incluso, profesional.
Marisol Nuevo Espín
Asesoramiento: The English Montessori School
Te puede interesar:
– La participación de los niños en las labores del hogar según su edad
– Las 10 enseñanzas de María Montessori para los padres de hoy