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¿Tienes confianza en tus hijos? La importancia de la coherencia personal

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La generación de confianza está íntimamente unida a la coherencia personal. Es la resultante de otras virtudes, como pueden ser la veracidad o la templanza, lo cual implica dominio de uno mismo.

La coherencia tiene que ver con intentar vivir los valores que uno dice tener y defender y, actualmente, encontramos que la confianza es un valor escaso. La falta de valores es grande y el individualismo hace que el valor más perseguido sea lo que me interesa en cada momento. Se dice que los animales, por ejemplo, solo ven de la realidad lo que les interesa y lo que les amenaza.

Si uno mira detenidamente la forma de vivir de muchas personas en nuestra sociedad veremos que se acercan mucho a ello, si es que no viven de la misma manera. Se toman decisiones personales sin valorarlas ni ponderarlas, sin querer saber las consecuencias que esas decisiones pueden traer en ellos, en sus seres queridos, ni en quienes les rodean.

Se vive el momento, porque si me paro a reflexionar puede ocurrir que o me ponga triste o pueda pensar que debería hacer aquello que no quiero hacer porque me cuesta. También es frecuente decir muchas veces que nos lo hemos pasado muy bien cuando se ha hecho lo que uno no debería hacer, lo cual no tiene porqué ser verdad.

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La coherencia necesita de unos valores

La coherencia no se vive, en primer lugar, porque no se tienen valores. Estos implican esfuerzo por evolucionar y la necesidad de mejorar como persona no está muy arraigada en nuestra sociedad. O sea, muchas veces ni se tienen ni se quieren tener valores.

Podemos decir que no se le ve utilidad, todo el mundo se cree que son aquellos aspectos que definen a la buena gente. Pero habría que profundizar en ello. ¿Es ser buena gente dejar a una persona con la que uno se ha comprometido ante Dios, a cambio de unos sentimientos superficiales y pasajeros? ¿Es ser buena gente no educar a los hijos? Otros muchos ejemplos se podrían poner.

Como vemos en un mundo dirigido en buena parte por estos parámetros, no es fácil generar confianza, la incoherencia navega de una manera continuada por las aguas mentirosas en las que vivimos.

La coherencia bien vivida genera confianza, pero para ello, repito, nuestros hijos tienen que saber cuáles son los valores, los motivos por los que vivimos y que esos motivos no son comprables con dinero.

Únicamente los vivimos por una mejora personal y espiritual, porque creemos que nuestra vida tendrá sentido si vivimos de esa manera, que para eso hemos nacido. Cuando no tenemos una respuesta profunda a la pregunta acerca de «y yo para que vivo», no tendremos un cómo vivir y nuestra vida deambulará en la arbitrariedad, lo contrario a la coherencia.

Esa es la razón última por la cual los padres pierden la autoridad tan pronto y los hijos se van de casa sin educar. Por la arbitrariedad y la resistencia personal que tenemos a vivir valores, aunque nos creamos lo contrario.

Cuando no se tiene un porqué para vivir, seamos claros, no sabemos qué hacer con los hijos. Por tanto, la coherencia genera confianza y la confianza genera compromiso, ¿compromiso con qué? Con los valores que intentamos nosotros vivir y que les han proporcionado a nuestros hijos esa confianza.

José María Contreras. Podcast: ivoox La vida como es

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