Vivimos en un mundo en el que priman las prisas, las largas jornadas de trabajo, las obligaciones y donde además, predomina el fácil acceso a la tecnología y RRSS. Todo ello dificulta que podamos dedicar a los nuestros el tiempo que nos gustaría, lo que puede provocar que cada miembro de la familia termine buscando sus propios huecos de tiempo libre para disfrutar de forma individual.
Es indispensable para fortalecer los vínculos y valores familiares, reservar una parte de ese tiempo juntos a disfrutar del ocio. Esto facilita el asentamiento de valores presentes en el desarrollo de una familia feliz como el amor, el respeto, la honestidad, la comunicación, la curiosidad y la empatía.
¿Cuánto tiempo tienes para tus hijos/as?
Según se extrae de las conclusiones sobre el último informe de la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles, ARHOE, los progenitores están muy insatisfechos con el tiempo que dedican a sus hijos/as. El 60,13 % expresa que les dedican menos tiempo del que consideran necesario.
Con estos datos se pretende concienciar sobre la necesidad que tienen los más pequeños de compartir tiempo con su familia. Dentro de ese tiempo para pasar juntos, el ocio resulta igualmente necesario para desarrollar los lazos familiares.
El ser humano necesita vivir experiencias enriquecedoras con las personas que ama y dedicar tiempo a llevar a cabo actividades que faciliten el disfrute conjunto de todos los miembros de la familia. De este modo se crean lazos afectivos y de comunicación que perduran y permiten superar las adversidades. Si además se añade diversión, la “buena salud familiar” está garantizada.
Pero, ¿por qué entonces resulta tan complicado encontrar ese tiempo de ocio común? “Termina la semana y nos sentimos agotados y estresados. Nos puede la pereza, no hemos tenido tiempo para pensar ideas sobre qué hacer, así que recurrimos a lo fácil: o casa con ordenador o cumple de algún amigo del cole o tomar algo con amigos también con niños”, afirma Marisa Ayllón, fundadora de Fabricando Experiencias.
En este sentido, Ayllón añade que “sin embargo somos conscientes de que el tiempo pasa muy rápido y lo que realmente nos gustaría es compartir con los nuestros experiencias que les dejen huellas emocionales y recuerden toda su vida. Puede aquí asaltarnos la culpabilidad y la impotencia al pensar que no lo estamos consiguiendo y que deberíamos buscar más ocasiones que nos permitieran estrechar nuestras relaciones y vínculos familiares”.
La importancia de compartir tiempo de ocio para el desarrollo de una familia feliz
Estos son los principales beneficios que obtenemos si reservamos parte de nuestro tiempo libre a disfrutar dentro del núcleo familiar:
– Reduce el estrés y ajetreo de la vida cotidiana al salir de la rutina diaria.
– Crea y fortalece los vínculos afectivos, conexiones y relaciones entre todos sus miembros.
– Favorece el aprendizaje de los niños potenciando su desarrollo cognitivo, afectivo y social.
– Aumenta la confianza, la seguridad y la autoestima en los niños a la vez que reduce sus preocupaciones.
– Mejora la comunicación de la familia a nivel general.
– Inculca y asienta valores familiares.
5 propuestas para disfrutar del ocio en familia
Estos planes y experiencias pueden llevarse a cabo cualquier de fin de semana, y ponen solución a la pregunta de cómo disfrutar del ocio en familia. “La curiosidad de conocer nuestras tradiciones, el respeto al medio ambiente y el aprendizaje con diversión son valores fundamentales presentes en todas nuestras experiencias“, explica su fundadora.
1. Con las manos en la masa. Cocinar con niños y las actividades relacionadas con el mundo del dulce o la panadería se sitúan entre las preferidas por los niños, y también por los adultos, ya que les permiten a la vez disfrutar de ellos viendo sus caras de asombro y sorpresa a la vez que valoran el trabajo que conlleva elaborar un buen pan de masa madre o bollería artesana.
2. Vivir la vida agrícola en el campo. Dependiendo de la temporada del año se puede disfrutar de diferentes actividades relacionadas con el huerto y los cultivos como la recolección de fresas o desayunar entre olivos centenarios. Visitar en familia una plantación para ver, oler, tocar y saborear algunos de los alimentos cultivados es una actividad perfecta para conocer de cerca la verdadera vida del campo y promover el respeto y amor creando momentos para el recuerdo.
3. El día a día en la granja. Las visitas a la granja, fincas ganaderas o yeguadas permiten a los más pequeños valorar más el mundo rural y conocer de cerca el trabajo diario que realiza el pastor, ganadero o quesero dando de comer a los terneros, cuidando del rebaño o realizando el ordeño para la posterior elaboración de quesos y yogures. Los hijos trabajan los valores de curiosidad y empatía junto a sus padres.
4. El poder hipnótico del barro. Ver trabajar el barro y darle forma es hipnótico para los mayores y un placer enorme para los niños. Ensuciarse las manos y jugar con el barro les vuelve locos. Tener la posibilidad de hacer una pieza de cerámica de forma conjunta ayuda a desarrollar la comunicación, creatividad y empatía entre los miembros de la familia.
5. Pasear entre olivos centenarios. Disfrutar de un viaje sensorial desde el olivar hasta la almazara para descubrir cómo se elabora el aceite de oliva virgen extra y degustarlo, después, con una cata adaptada a adultos y niños.
Estas son algunas de las opciones que se pueden desarrollar en el tiempo libre y que permiten aumentar el vínculo de los hijos con los padres fomentando los valores propios de una familia feliz.
Marisa Ayllón. Fundadora de Fabricando Experiencias. Primera comunidad de ocio y turismo formada por productores artesanos
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