¿Cómo se convierte uno en un hombre? Esta es la pregunta que se hace Nil, el protagonista del nuevo cuento del dibujante y escritor Joan Turu, Los hombres (no) lloramos, (Carambuco ediciones, 2022), quien comienza a fijarse en los hombres que le rodean.
Con un lenguaje adaptado a los niños y una propuesta centrada en la crianza respetuosa y consciente, Joan Turu ofrece un relato para invitar a los más pequeños a liberarse y comenzar a ser ellos mismos, lejos de imposiciones y estereotipos de género a través de la realidad que ve a su alrededor donde los hombres no muestran sus sentimientos y por supuesto, no lloran.
A través de esta historia, el autor reconoce que el feminismo no solo ha ayudado a la sociedad a cuestionarse cómo se educa a las mujeres, también ha ayudado a los hombres a replantearse su propia educación y las presiones sociales para cumplir con una determinada imagen de la virilidad.
Aceptar que soy frágil es mi fortaleza
¿Crees que el feminismo ha ayudado a los hombres a replantearse su propia educación?
No puedo hablar por todos los hombres, pero a mí como hombre sí que me está ayudando a replantearme cómo me han educado y a revisar toda la información qué he recibido sobre qué es ser hombre, decidir con qué me quiero quedar y de qué me quiero liberar.
¿De qué manera están afectando las presiones sociales a los niños a encontrar su propia identidad?
Está afectando mucho. El problema es que creamos un marco mental donde hay una normalidad y esta normalidad es una caja muy pequeña y si no entras en esta caja recibes violencia por parte de la sociedad.
Si tu no eres el tipo de hombre que se te exige socialmente, recibes consecuencias negativas.
Hasta que no hagamos una sociedad donde la gente pueda ser libre para ser quien es, continuará existiendo la violencia. Por ejemplo, lo normal no es ser heterosexual, puede ser lo más habitual pero no lo normal. El objetivo es romper esta norma o como mínimo hacerla grande para que todo el mundo tenga cabida.
El personaje se compara con diferentes personajes masculinos, ¿cómo debemos crear un camino neutral para que cada niño encuentre su imagen de la virilidad?
El problema está en que no existe desde mi punto de vista la neutralidad, debemos educar a niños feministas. La neutralidad es mantenerse al margen y creo que debemos incidir en las niñas y niños porque si nos quedamos al margen será el mensaje de la sociedad el que cale. ¿Cómo? Dando el máximo de ejemplos posibles sobre qué es ser hombre, cuanto más diversos, mejor.
Hay una pregunta fantástica en el libro: ¿cómo se convierte uno en un hombre? ¿Qué le dirías a tu hijo si te hace esta pregunta?
Para mí el objetivo final es saltarnos el género. ¿Qué es ser hombre? Durante un tiempo pensé que lo único que me hacia hombre era mi pene, pero esto no es así, es un sentimiento. En el libro no muestro cómo ha de ser Nil de mayor ya que lo que quiero mostrar es lo que no quiero que sea ser hombre. Mientras trates a la gente con respeto da igual cómo seas.
¿Qué entra en la escala de valores de los hombres actuales, de los hombres del mañana que ahora son niños?
Construimos la masculinidad en contraposición a la feminidad. Creo que esto es un error porque nos construimos rechazando una parte que todos llevamos en el interior. Todos tenemos de todo dentro de nosotros. Yo, por ejemplo, hasta mis 38 años no he desarrollado mi parte para cuidar a las personas a las que quiero pero ahora lo estoy trabajando y me estoy responsabilizando. Debemos transmitir a los niños la vulnerabilidad, hablar de los sentimientos, estar conectados con la parte más emocional, ceder espacio de protagonismo… Lo mismo que Nil tiene en la lista, pero al contrario.
Llorar está ligado a debilidad, ¿qué ha cambiado en la forma de enseñar a los niños a expresar sus sentimientos?
Tengo una frase que dice «Aceptar que soy frágil es mi fortaleza» porque a los hombres siempre se les dice que pueden con todo y que no deben mostrar su vulnerabilidad.
Llorar es una fortaleza porque te encaras al mandato de masculinidad, es aceptar que uno no está bien.
El problema con los niños es que les bloqueamos los sentimientos, siempre les decimos que todo está bien. Lo único que se permite es la rabia y justamente el problema no son las emociones ni los sentimientos. El hecho que nuestro cuerpo sienta emociones es fantástico pero la manera de expresarlo ha de ser respetuosa con el entorno y con las personas que nos rodean. Debemos encontrar herramientas como pintar, respirar o dar una vuelta a la montaña para no dar golpes o hacer daño a la gente que nos rodea.
¿Crees que cuando los niños se puedan comportar como las niñas serán completamente libres?
Creo que sí. Una de las cosas que veo en las escuelas y en los institutos es que las niñas están conquistando territorios: juegan al futbol y están muy empoderadas pero los niños no están conquistando la parte que se les ha negado.
Las chicas son muy diferentes de cómo eran mis compañeras en el instituto pero los chicos continúan siendo iguales que cuando yo iba al instituto, entienden que retroceder es perder.
En el proceso de revisión pierdo cosas, pero también gano muchas cosas: poder decir no puedo más, poder ganar tiempo con mis hijos, poder acompañar a mis hijos en las rabietas.
Si una niña se pone ropa de chico no pasa nada, pero si es al revés… ¿el género de los chicos sigue siendo intocable?
Totalmente. La masculinidad la construimos en contraposición a la feminidad. Los chicos tenemos el mandato de hacer todo lo posible para que nadie dude de nuestra masculinidad, siempre has de demostrar que eres hombre. Cuando dejé el futbol y empecé a jugar a volley me llamaban «marica». La masculinidad no acepta diferentes maneras de ser hombre. Por ejemplo, unos conocidos tienen un hijo que fue muy cuidadoso con mi hija; cuando lo alabamos por ello, la madre nos dijo que el padre le echaba en cara al niño que fuera tan atento.
¿Crees que es posible llegar a esa sociedad sin género, a esa sociedad igualitaria, a través del camino de la educación y cómo debemos hacerlo?
Nos queda mucho recorrido hasta saltarnos el género y mientras esto no llega reconocemos que hay un género e intentemos ampliarlo. Para eso es clave, en primer lugar la ducación, en segundo lugar ampliar al máximo los referentes diversos (cultura, libros, deporte…) y en tercer lugar, uestro propio ejemplo. Creo que el mejor favor que les puedo hacer a mis hijos es hacer una revisión yo mismo.
Marisol Nuevo Espín
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