Son 5 los sentidos que tiene todo ser humano: gusto, olfato, tacto, visión y oído. Todos ellos conllevan un desarrollo antes de poder emplearlos de manera eficiente. Cuando una persona nace no puede hacer uso de todas estas destrezas hasta que pasa un cierto tiempo. Transcurrido este periodo, ¿cómo saber si no hay ningún problema al respecto y la evolución es correcta?
Tal y como indican desde el Intermountain Primary Children’s Hospital explica que hay que tener muy en serio la calidad de la audición, en especial si hay pérdidas de este sentido en el historial de la familia. En estos casos, los médicos pueden monitorizar la capacidad de los pequeños e iniciar el tratamiento lo antes posible para dar solución a estos problemas.
Pruebas en recién nacidos
Una de las primeras pruebas que se hacen para saber si los hijos escuchan correctamente es el cribado auditivo al que se someten los recién nacidos antes de su salida del hospital. En el caso de que estas pruebas no se hagan tras el parto, es importante que el test se desarrolle durante las tres primeras semanas de vida y repetirlas antes de los primeros tres meses.
Si en algunas de estas pruebas se confirma algún problema auditivo, será necesario empezar a tratarlo antes de que el niño alcance los 6 meses de vida. Y es que, incluso los recién nacidos qie hayan pasado sin problemas el cribado, tendrán que estar vigilados para saber si no están oyendo bien. Los niños con pérdidas en este sentido no responden a los sonidos y su desarrollo del lenguaje puede ser algo lento.
Señales de que tu hijo escucha bien
Estas son algunas de las señales que indican que los más pequeños escuchan bien, representando algunos hitos evolutivos en el terreno de la audición:
– Los recién nacidos se sobresaltan o dan «respingos al oír sonidos fuertes y/o inesperados.
– Hacia los tres meses los bebés reconocen la voz de sus padres y se tranquilizan al oírla.
– En torno a los 6 meses los bebés mueven los ojos o la cabeza en dirección a los nuevos sonidos y los repiten,
– Hacia los 12 meses los bebés ya balbucean y responden a su nombre, imitando palabras y siendo capaces de decir algunas como «mamá» o «papá».
Damián Montero
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