Las nuevas tecnologías no solo han mejorado la manera en la que nos comunicamos. También ofrecen diversas fórmulas para divertirse, y una de ellas son los videojuegos. Existen multitud de títulos y de muchos géneros: deportes, plataformas, puzles, simuladores… y otros que están restringidos para los mayores de edad. ¿Cómo asegurarse que estos productos no influyen, negativamente, en los hijos?
Y es que no solo hay que tener en cuenta la temática del videojuego, que el niño puede no entender. Existen otros peligros, como la presencia de microtransacciones, que hacen que los más pequeños se enfrenten a riesgos que no saben cómo encarar. Por ello, antes de comprar uno de estos productos, los padres deben saber lo que llevan a casa. Y con este fin, Urko Fernández, director de proyectos en Pantallas Amigas, da un decálogo al respecto.
Decálogo para una compra de videojuegos
¿Cómo encontrar un videojuego adecuado para nuestros hijos? Este decálogo te ayudará a encontrar la respuesta:
– Informarse bien sobre el videojuego antes de comprarlo. Hay que identificar el videojuego adecuado para cada persona y edad. Para ello, una buena pista, pueden ser los datos que ofrece el sistema PEGI para determinar si un producto es apropiado para un menor de edad.
– Elegir videojuegos que estimulen la creatividad o fomenten la lectura. Existen títulos que sirven para que los niños dejen volar su imaginación a través de retos como puzles, o pruebas para su lógica.
– Optar por juegos para toda la familia, con carácter social. Un videojuego no tiene que ser un producto de disfrute privado, puede compartirse con otras personas para invertir un tiempo divertido, al tiempo que se crean grandes recuerdos.
– Prestar atención a posibles gastos inesperados. Hay videojuegos que incorporan compras: una equipación, un peinado especial, etc. Par evitar que aparezcan cargos indeseables, los padres deben capar las opciones.
– Evitar las opciones de dudosa procedencia. Existen opciones para acceder a videojuegos de forma «gratuita». Pero esta opción suele esconder la presencia de estafas y/o malware que se aprovechan de la inocencia de los niños, o de la inexperiencia de los padres en este sentido.
– Descartar opciones con carácter online, si no hay supervisión adecuada. Jugar a través de internet significa abrirse al mundo online y, al igual que en otras plataformas sociales, existen diversos riesgos que requieren de la supervisión de un adulto. Si no se puede asegurar la presencia de los padres, mejor evitar estas situaciones.
– Ignorar videojuegos que exijan datos sociales. Algunos juegos se ofrecen con el atractivo de tener un bajo coste a cambio de datos personales o vincularse con las cuentas en redes sociales de los menores, pidiendo datos como el acceso a las fotografías. Estas opciones deben ser evitadas a toda costa.
– La videoconsola se usa en una pantalla amiga. Para una mejor supervisión los padres deben colocar las videoconsolas en una pantalla a la vista de todos, como el televisor del salón De esta forma se podrá ver a qué se juega y ofrecer un contexto adecuado cuando sea necesario.
Damián Montero
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