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Normalicemos la opción de educar a nuestros hijos sin escuela

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Sueño con el día en que llevar a tu hijo a la escuela, o no llevarlo, sean las dos opciones igual de aceptadas y válidas. La escuela pública existe para poder dar a todos los niños y las niñas acceso a una educación. Luego existen las escuelas privadas para poder dar a los padres otra opción educativa diferente.

Es muy normal escuchar conversaciones entre padres y madres sobre qué escuela van a elegir para sus hijos, pública, privada, o la concertada, pero nos hemos olvidado de que hay otra opción, nos hemos olvidado que educar a nuestros hijos es nuestra responsabilidad. Nosotros, madres y padres, a veces abuela o tía, somos los principales educadores de nuestros hijos e hijas.

Si no queremos o no podemos llevar a cabo la responsabilidad de educar a nuestros hijos, los podemos inscribir en una escuela para que los maestros y pedagogos tomen las riendas. Pero si queremos y podemos ser los principales responsables de la educación de nuestros hijos, no tenemos por qué llevarlos a la escuela.

Educar sin llevar a los niños a la escuela

En muchos países es legal educar a tu hijo sin escuela, porque como ya he dicho, es la principal responsabilidad de la familia. No solo es nuestra responsabilidad, sino que es un derecho humano elegir qué educación quieres para tus hijos.(*)

Educar sin escuela no es negligencia, por el contrario, estas familias ponen atención a las necesidades de sus hijos utilizando todos los recursos a su alrededor. El mundo es su escuela, todas las personas son maestros, y todos los lugares son una clase.

Aprenden leyendo libros, mirando documentales, participando en talleres, haciendo de aprendices con profesionales, museos, cursos en internet, y sobre todo jugando. Los recursos son infinitos. Es tanta la información a nuestro alrededor y tan fácil aprender que para muchas familias la escuela ha perdido valor. No ven, ni tienen la necesidad de llevar a sus hijos a un edificio 5 días a la semana para aprender.

La educación sin escuela es una manera de vivir que cada vez atrae a más familias.

Hoy en día hay más mamás, y a veces papás, que quieren dedicarse completamente a criar a sus hijos, perdiendo drásticamente el interés por su carrera. Así como hay mujeres que no quieren tener hijos y se dedican completamente a su carrera porque les satisface, también hay mujeres que su carrera no les complace y cuidar a sus hijos es su mayor pasión.

También cada vez hay más familias emprendedoras, con horarios de trabajo flexibles, que no necesitan del servicio escolar y prefieren ocuparse de la educación de sus hijos. Estas familias que deciden vivir y criar a sus hijos sin escuela son tantas que se organizan grupos, cooperativas, actividades, y fiestas, facilitando la oportunidad de hacer amistades entre los niños y niñas.

La socialización es algo que preocupa mucho a las personas que no comprenden o nunca han escuchado que se puede educar sin un colegio. Se imaginan que el niño o la niña está encerrado en su habitación, estudiando y sin la oportunidad de jugar con amigos. Pero es exactamente lo contrario.

Las familias que educan sin una escuela precisamente fomentan la libertad para jugar.

Salen al parque, van al bosque, visitan museos, juegan con otros niños que tampoco van al colegio, hacen amistades con otros niños en actividades extraescolares, juegan con los vecinos, o primos. Hay un sinfín de posibilidades para socializar a las criaturas sin utilizar el servicio de la escuela.

Del mismo modo que algunas familias eligen educar a sus hijos en una escuela privada, religiosa, alternativa, o un internado, otras familias quieren educar de otro modo. Las familias que educan sin escuela prefieren seguir el ritmo natural del niño, su curiosidad, y sus intereses. Estas familias, en vez de moldear al niño, prestan atención para conocerlo, observarlo y proveer según sus necesidades. Estas familias creen que la mejor manera de educar a su hijo es acompañando su habilidad natural para aprender, ofreciendo un ambiente rico, lleno de oportunidades. Sin forzar el aprendizaje, el niño voluntariamente quiere aprender, ya que tiene curiosidad, interés por conocer y entender, y seguir sus pasiones que estas lo llevan a un aprendizaje verdadero y profundo. Algo que las escuelas no pueden proveer.

Espero que en un futuro, la típica pregunta «¿A qué colegio vas a llevar a tus hijos?», o «¿A qué colegio vas?», se convierta en «¿Qué educación vas a elegir?», o «¿Qué actividades haces?»

*La Declaración Universal de Derechos Humanos. Artículo 26, 3. Los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos.

Marta Obiols Listar. Licenciada en Educación Especial y madre de 3 hijos. Autora de #vidasincole. La historia de una familia que eligió la educación libre.

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