Es difícil pensar en todo lo que se ha aprendido a lo largo de la vida, ¡incluso de aquellas cosas de las que ni siquiera se tienen recuerdos. Porque es que, aunque parezca mentira, incluso hay que descubrir cómo dormir. El descanso estructurado es una tarea en la que se puede tardar mucho en alcanzar, y muchos padres pueden dar testimonio de ello durante los primeros meses y años de vida de sus hijos.
Desde la Escuela Bitácoras se recuerda que muchos de los trastornos del sueño tienen su origen en la primera infancia. Hay que tener en cuenta que, al fin y a cabo, estamos ante un proceso natural, y que tomar medidas sin fundamento puede derivar en complicaciones. Por tanto, los ingredientes principales deben ser la paciencia y la comprensión durante este proceso evolutivo.
¿Aprenden los niños a dormir?
Poco a poco los bebés creces y pasados unos meses los padres pueden ver cómo de repente su pequeño tan dormilón ahora tiene dificultades para conciliar el sueño, despertándose y llorando ante el menor ruido. Ante esta situación se piensa que hay que enseñar al niño a irse a la cama y a aprender a descansar. Pero, ¿qué está sucediendo realmente durante todo este tiempo?
Es habitual que un niño de pocas semanas duerma bien y pase gran parte de su día durmiendo ya que lo necesita para su primer desarrollo. Al igual que otros patrones habituales puede cambiar al cumplir tres meses. Esto se debe a que el reloj biológico de los pequeños está evolucionando, y mientras el núcleo supradiasmático madura permitiendo que el niño adquiera sus ritmos de descanso.
Entre los 6 o 7 meses los niños suelen dormir más por la noche, a la par que descansan con un par siestas durante el día. Pero, ¿por qué en esta etapa pueden despertarse más veces y con más facilidad que cuando su reloj biológico todavía estaba por desarrollar? Esto se debe a que durante la evolución del bebé aparecen las denominadas fases de «sueño ligero» y en la que es fácil que despierte. No se trata de una regresión.
Aprender a dormir
A medida que el bebé crece lo normal es que las veces en las que se despiertan los niños se reduzcan. Lo habitual es que todo el proceso concluya en meses, pero otros bebés necesitan más tiempo. Hay que tener en cuenta que no es una etapa sencilla para los hijos, ya que puede causar malestar y desorientación el hecho de ver alterado su descanso durante la noche.
Más que a enseñarle hábitos correctos de sueño, lo que necesitan los niños es una dosis extra de paciencia, cariño y comprensión. Hay que aguardar a que el bebé adquiera mas autonomía en lo que al descanso se refiere. Tampoco hay que olvidarse de que estamos hablando de un tema muy vinculado a la lactancia materna y al comienzo de la alimentación complementaria y que en torno a los 7 meses se produce la reincorporación de los padres al trabajo, generando ansiedad por el distanciamiento de los mismos.
Damián Montero
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