Si queremos promover una mejora personal en nuestros hijos, lo primero que tendremos que hacer es comunicarle lo que esperamos de él. El niño necesita recibir información, saber cómo tiene que comportarse, qué se espera de él… A menudo lo que parecen faltas de disciplina es simplemente una deficiente comunicación.
Además, habrá que decírselo claramente. Muchas veces, nuestros hijos pueden desorientarse porque no logran saber qué es lo que se les pide. Probablemente están deseando cooperar para que sus padres estén contentos… pero no saben cómo.
Por ejemplo, a los hijos les costará mucho más hacer las cosas bien si sus padres les regañan sin más cuando se equivocan: tan sólo sabrán lo que NO hay que hacer para no enfadar a sus padres, pero no sabrán cómo pueden agradarles.
En este caso, no existe estímulo positivo y no hay educación eficaz. El niño no se esforzará en adquirir una buena costumbre, en primer lugar porque no sabe cuál debe ser su actuación.
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Buenas explicaciones: mejor saber lo que SÍ hay que hacer
Por lo tanto, a la hora de educar son muy importantes las explicaciones que les demos, adaptadas a la edad de cada hijo. Las famosas respuestas como «porque sí», o «porque lo digo yo» sobran.
Además, los hijos están, en principio, dispuestos a aceptar lo que digan sus padres y a cooperar. Con tal de ver feliz a mamá y de que ella le reconozca los aciertos, el niño/a hará propio, parte de su conducta, esas buenas costumbres que le ayudarán a ser en el futuro una persona de voluntad fuerte.
Una guía clara: un proyecto educativo
Los hijos también necesitan una guía clara para actuar. Si un día se les manda -o se les permite- una cosa y al siguiente lo contrario, no sabrán a qué atenerse. Pueden llegar a pensar que lo que tiene que hacer sólo depende del buen o mal humor, o del cansancio, de sus padres.
Para evitar esa desorientación los padres han de tener claro un proyecto educativo que consiste en pensar en cómo nos gustaría que fuera cada uno de nuestros hijos: ordenado, sincero, con voluntad fuerte… Y, después, aprovechar todas las situaciones para educarle en esa dirección.
Para esforzarse en adquirir una buena costumbre, el niño debe saber en primer lugar qué tiene que hacer: por eso, son muy importantes las explicaciones que le demos.
Fernando Corominas. Presidente del Instituto Europeo de Estudios de la Educación (IEEE) y autor de Educar en positivo.
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