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Ejercicios para estimular la parte creativa del cerebro infantil

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Si nos detenemos a pensar, parece increíble que nuestro cerebro y nuestro cuerpo puedan funcionar con una coordinación tal, sin que ello represente esfuerzo consciente por nuestra parte. Asombra que nuestros dedos puedan manejar con facilidad el lápiz para poner por escrito las palabras que la mente está pensando. ¡Es asombroso pensar que los mensajes que estimulan el lado derecho de mi cuerpo se originan en el hemisferio izquierdo de mi cerebro!

En los últimos años, se ha incrementado mucho la investigación sobre el cerebro y sus dos partes, o hemisferios. Dos partes aparentemente simétricas, pero que parecen tener diferencias estructurales y funcionales muy definidas. Cada hemisferio tiene asociado una serie de habilidades distintas y cada persona tiene un hemisferio como dominante. En los diestros se trata del izquierdo y en los zurdos del derecho.

El hemisferio derecho, la parte creativa del cerebro

Cerca del 95% de las personas tienen como hemisferio dominante el izquierdo. El 5% restante desarrollan de una manera simultánea ambos hemisferios y raramente se desarrolla el derecho como dominante.

Se ha dicho que el hemisferio derecho es analógico, que tiene visión de conjunto, y que el izquierdo es un hemisferio lógico, crítico, contable y matemático. Durante los primeros años de vida, hasta los seis aproximadamente, un niño no tiene definido el hemisferio dominante. Es a partir de los seis cuando el niño debe estar bien lateralizado (es decir, contar claramente con uno de los dos hemisferios como dominante.

Por tanto, antes de la lateralización los niños pueden y deben recibir estímulos por ambos lados del cuerpo; alrededor de los cinco años se le debe facilitar ya estimulación adecuada, sin obligarle, para que se lateralice definitivamente.

Estimular ambos hemisferios del cerebro

¿Por qué hay que estimular ambos lados durante los primeros años? Porque no tenemos un solo hemisferio sino dos, unidos uno con el otro por millones de fibras nerviosas. Ambos deben estar conectados correctamente, al igual que dos cables de la luz, ya que si no se conectan adecuadamente hará que el estímulo recibido se pierda en el medio y no se producirá una respuesta adecuada.

Aunque todos usamos ambos hemisferios, siempre existe una tendencia a usar más una parte que la otra. Es en este hemisferio dominante donde procesamos por primera vez la información. Si pudiéramos aprender a equilibrar la fuerza de ambos hemisferios, nos situaríamos más cerca de nuestra capacidad potencial máxima.

Antes del colegio

Se plantean problemas al comenzar la escuela, ya que se da un tipo de enseñanza básicamente de «hemisferio izquierdo».Mientras que las personas de hemisferio izquierdo aprenden por medio de símbolos, las de hemisferio derecho precisan manipular, tocar y moverse. No es difícil de imaginar las dificultades que puede tener un niño de hemisferio derecho en el aprendizaje de una buena parte de los temas académicos. Aunque no existan problemas, también resulta conveniente estimular el hemisferio derecho para llegar a un equilibrio de las capacidades.

Ejercicios para estimular el hemisferio derecho del cerebro

1. Acompañamiento musical

A la hora de realizar algún juego, o mientras toma la merienda, podemos buscar un acompañamiento musical a nuestro hijo. La música estimula el hemisferio derecho, ayudando a concentrarse mejor y pensar con más claridad.Además, al aumentar las vías de entrada al cerebro, este ejercicio resulta muy provechoso.

2. Movimiento físico

Siempre que sea posible, hemos de intentar incorporar el movimiento físico a cualquiera de las actividades de aprendizaje. Por ejemplo, si le estamos enseñando a cantar, podemos combinar a la vez una serie de pasos de baile. Con el hemisferio derecho se aprende tocando, moviéndose, es decir, de una manera más concreta y menos lógica.También, moverse de una determinada manera al deletrear una palabra o recitar el alfabeto.

3. Sígueme

Con este ejercicio se consigue estimular la visión de conjunto y la imaginación espacial, porque los niños han de retener en su memoria (visualmente) lo que tienen que hacer. Nosotros realizaremos una serie de movimientos sencillos (tocar los dedos de los pies, dar una vuelta y golpear las manos) y le pediremos que lo repita.Hemos de probar nuevas series de movimientos, para que le resulten novedosos y estimulantes.

4. Con una pizarra

Resulta muy conveniente utilizar con frecuencia una pizarra para presentar diagramas, dibujos, mapas, ilustraciones simples, etc. que acompañen a lo que le estemos explicando. En el caso ideal, toda enseñanza debería incluir elementos verbales y visuales.Si no podemos conseguir un encerado clásico, también son útiles las pizarras Velleda, siempre que utilicemos colores llamativos.

5. Lenguaje misterioso

Para estimular su hemisferio derecho, más visual, podemos desarrollar un lenguaje especial y nuevo con imágenes sencillas (en lugar de palabras). Por ejemplo, una señal de STOP grande y roja puede significar que no se puede pasar, o abrir un cajón. Una foto de comida, significa que es la hora de sentarse a la mesa…Se trata de crear una especie de juego, de mensajes, aunque luego tengamos que explicárselo otra vez de palabra.

6. En la espalda

Si el niño está aprendiendo las letras y los números, podemos jugar a escribírselos en su espalda. Él, por su cuenta, tendrá que descubrir la letra o número que nosotros hayamos trazado. También podemos utilizar esta técnica para identificar formas geométricas, si aún no conocen las letras.A continuación, dejaremos que sea el pequeño quien escriba en nuestra espalda.

7. Dibujo y pintura

Siempre es muy interesante fomentar el dibujo y la pintura: que tengan lápices de colores, pinturas de mano, acuarelas, etc. Que tengan un sitio donde poder dibujar a gusto, sin miedo a manchar. Estas actividades requieren un fuerte desplazamiento hacia el hemisferio derecho. Para apoyar estas actividades podemos premiar los mejores dibujos colgándolos de alguna pared del hogar.

8. Nuevas palabras

Si le hemos enseñado una nueva palabra no podemos conformarnos con nombrar el objeto. Hemos de ayudarle a aprender las máximas características posibles de él. Por ejemplo, si se trata de «manzana», podemos dejar que toque una de verdad, le hablaremos de su forma, color y textura. Se puede cortar por la mitad y mirar su interior. Saque las semillas y explique su misión. Se trata de ayudarle a comprobar que una manzana es mucho más que la palabra «manzana».

Beatriz Bengoechea. Psicóloga y orientadora familiar

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