¿Qué padre no querría asegurar lo mejor para sus hijos? Y es que, desde los primeros momentos, los progenitores deben velar por un buen desarrollo para los más pequeños. Parte de ello pasa por garantizar una correcta evolución del aparato psicomotor, que tal y como señalan desde el Hospital Sant Joan de Déu supone el «ensamblaje de las carreteras neuronales que conforman el cerebro».
Desde una correcta nutrición hasta cumplir con ciertas necesidades que cubran el gasto energético del cerebro «en construcción». Son varios los puntos que pueden cumplir los padres con el fin de garantizar un desarrollo neuronal en los hijos. De esta forma, se apoyará la evolución de otros puntos, como por ejemplo, el ya mencionado sistema psicomotor.
Cuidar la alimentación
Una buena alimentación tiene beneficios innegables. Estos efectos positivos no solo se restringen al terreno de la salud física, sino que también puede extrapolarse al desarrollo cognitivo o intelectual del individuo. Algo que se hace evidente en las etapas iniciales de la crianza, cuando los niños son más vulnerables a los efectos de un déficit en su nutrición.
Cuanto más temprano suceda la carencia en su alimentación y mayor sea la intensidad, más grande será el riesgo de que el niño pueda verse afectado más adelante, como por ejemplo durante la etapa escolar. Las necesidades nutricionales cuando los pequeños van al colegio son muy parecidos en niños y niñas durante edades tempranas, pero a partir de los once años el aporte calórico en las niñas es aproximadamente de 2.000 quilocalorías frente a las 2.750 de los niños.
Hay que destacar la importancia el hierro, un nutriente indispensable para el buen funcionamiento de las funciones cerebrales superiores que terminan conformando la inteligencia del individuo. De esta forma hay que asegurar una adecuada ingesta durante el periodo de crecimiento y cumplir con el gasto metabólico neuronal que tiene lugar en esta primera etapa.
Cumplir con las horas de sueño
El descanso es muy importante para los humanos. Dormir es muy importante para que el cerebro «desconecte» después de todo el día y haber cumplido con los esfuerzos que conllevan toda actividad mental y corporal, imprescindible para el aprendizaje. En el desarrollo de niños y adolescentes el sueño tiene muchas implicaciones tanto en el ajuste social, como en el conductual y emocional.
Si no se cumplen con las suficientes horas al sueño nocturno, muchos de los procesos que se realizan durante el día no se podrán completar de manera adecuada. Y tan importante como dedicarle tiempo al descanso, es cuidar la calidad del mismo. Considerando que hasta un 30% de la población infantil puede presentar algún trastorno del sueño durante la infancia y adolescencia, el pediatra de cabecera encargado del seguimiento y control del niño y adolescente adquiere un rol de fundamental importancia a la hora de detectar todos aquellos trastornos médicos o del sueño propiamente dichos que puedan alterar la calidad del mismo, e iniciar las medidas terapéuticas que sean oportunas.
Damián Montero
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