Decir que los padres son un espejo en el que se miran los hijos es algo consabido. Pero, esta influencia en el desarrollo de los más pequeños no solo se reduce a los gustos y otros patrones, sino que también puede observarse en el desarrollo de las emociones de los más pequeños de la casa. Así lo indica el estudio Social Class, parenting and child development: A Multidimensional approach.
Una investigación en la que se analiza el contexto en el que se desarrollan los niños para tratar de predecir sus conductas en el futuro. De esta forma se profundiza en el ecosistema emocional de las familias y su impacto en la aparición de determinadas capacidades y la presencia, o no, de diversas dificultades que los niños manifestarán en el colegio.
Padres cariñosos, ¿niños cariñosos?
Tomás Cano, profesor de la UNED y responsable de esta investigación, indica que la investigación parte de dos hipótesis. Por un lado, que algunas dimensiones en la crianza, como el razonamiento, la agresividad, la disciplina o el cariño, guardan relación con el nivel en el que los padres las ponen en práctica en casa. De esta forma, su manifestación influye en el desarrollo cognitivo y emocional de los hijos.
De esta forma, el profesor Cano detectó que las emociones que los padres exhiben en casa, sean positivas, o negativas (como la ira), determinan el desarrollo de capacidades y dificultades que experimentarán los hijos. Algo que se relaciona con la autoestima, hiperactividad, miedos excesivos, o dolores de cabeza o estómago habituales. «Que los padres sean cariñosos con sus hijos impacta muy positivamente en el desarrollo emocional de los pequeños», concluye el responsable de este trabajo.
Cano también añade que «cuando los padres exhiben emociones violentas en casa, el efecto negativo sobre el bienestar psicológico de sus hijos es aún mayor que cuando las emociones son positivas. Una cuestión que encuentro interesante es que, a pesar de que estas dimensiones más emocionales de la crianza son claves para el bienestar psicológico de los hijos, no afectan tanto al desarrollo cognitivo. Por ejemplo, no afectan la memoria, la lectura o el razonamiento».
Cómo ser un buen ejemplo para tus hijos
¿Cuál es la clave para ser un buen ejemplo para los niños? Desde la National Responsible Fatherhood Clearinghouse dan los siguientes consejos:
– Darles tiempo a los hijos. Hacer planes de juegos, salidas en familia, comidas, etc. y dedicar tiempo en la agenda para dedicarse única y exclusivamente a los hijos; ellos nunca olvidarán esos momentos.
– No esconder el cariño. Sentir afecto, aceptación y seguridad de parte de un padre ayuda a que los niños desarrollen una buena autoestima.
– Crear un ambiente de amor y respeto. Además del cariño hacia los hijos y el tiempo que se les dedicas, es importante que ellos vean que existe respeto en la familia. Esto dará a los niños la seguridad y estabilidad que necesitan para desarrollarse.
– Aprovechar cada oportunidad. Conviertir cualquier situación en familia en una oportunidad más de compartir y enseñar a tus hijos valores como: el amor al trabajo, ser agradecidos, la honestidad, servicio, trabajo en equipo, reciclar, etc.
– Comunicarse en forma positiva. Hay que animar a los hijos a dar siempre lo mejor de sí mismos y resaltar sus destrezas y virtudes. Los niños necesitan el aprecio de sus padres. -Leer con los hijos. A los niños hay que enseñarles el amor por la lectura desde muy pequeños.
– Disciplina con amor y paciencia. Los padres deben poner reglas claras, justas y razonables.
– No proteger a los niños demasiado. Es importante que los hijos sepan que el amor de sus padres hacia ellos es incondicional y que pueden contar con ellos en cualquier circunstancia, pero también necesitan entender que sus acciones tienen consecuencias y que sus decisiones, buenas o malas, marcarán su destino.
Damián Montero
Te puede interesar:
– Padres comprometidos: el nuevo rol de papá
– El papel del padre en la educación de los hijos