Las hay de muchos tipos: medias, tímidas, a carcajadas, inagotables… Pero, sin duda, la mejor de ellas es la que se produce en familia. Una sonrisa es sinónimo de felicidad, síntoma de todo marcha bien y que el buen humor está presente. Por ello, hay que intentar practicarla todos juntos siempre que se pueda, encontrar motivos que puedan despertarla y contagiarla.
De hecho, incluirla en la educación de los hijos es una gran idea ya que la risa y el buen humor suponen una de las mejoras medicinas. De hecho, la sonrisa espontánea ya está presente en los niños a las pocas semanas del nacimiento y, a medida que crecen, siguen mostrándola a la par que la contagian al resto de miembros del hogar. ¿Cómo trabajar en este sentido? Estos son los consejos de los profesionales del Hospital Sant Joan de Déu.
Educar en el sentido del humor
Se tiende a pensar que el sentido del humor se tiene, o no se tiene, como si fuera un rasgo genético más. Sin embargo, nada más lejos de la realidad, es una cualidad que se puede aprender e impulsar en los niños. Y es que a los más pequeños les encanta divertirse, y en la mente de todos seguro que quedan varios ejemplos de cómo los bebés ríen fácilmente.
Pero, a medida que crecen y comienza su educación, se pueden perder las expresiones diarias de alegría con las que antes los padres se dirigían a sus hijos pequeños. No hay que dejarse llevar por el perfeccionismo, corrigiendo a cada instante los errores y dejarse llevar por conflictos y dificultades. Hay que encontrar tiempo para sacara relucir el buen humor y la risa.
En este sentido, es una buena idea no olvidarse de pasar tiempo con los hijos. Horas en las que los padres se diviertan con los niños, de tal manera que el humor se contagie y se convierta en un elemento más dentro de su educación. Al mismo tiempo, los padres deben servir como modelos de personas alegres y divertidas, creando de esta forma un espejo en el que mirarse, fortaleciendo un vínculo estrecho y duradero.
Beneficios de reír en familia
Reír es una de las expresiones que más beneficia a las personas, y se trata de una actividad altamente recomendable en familia por los siguientes motivos:
– Ayuda a ver las cosas desde muchos puntos de vista.
– Impulsa la espontaneidad de las personas
– Nos facilita la captación de ideas no convencionales o formas de pensar diferentes.
– Permite que podamos ver más allá de la superficie de las cosas.
– Nos hace disfrutar y participar en los aspectos lúdicos de la vida.
– Ayuda a no tomarse las cosas demasiado en serio.
– Los niños con un sentido del humor bien desarrollado son más felices y optimistas, tienen una mayor autoestima, y pueden gestionar las diferencias (propias y de los demás). Los niños que pueden apreciar y compartir el humor son apreciados por sus compañeros y son más capaces de gestionar las adversidades de la infancia.
Damián Montero
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