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¿Qué hacer para que los niños nos hagan caso?

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Para que los niños nos hagan caso, lo mejor es la paciencia, el cariño, el respeto, la empatía, el ejemplo, la constancia y el amor incondicional. Puede parecer que este método no funciona a corto plazo, pero sí lo hace a a largo plazo y es mucho más eficaz y positivo para el niño. 

La clave consiste en implicar al niño para que se sienta motivado a respetar las normas. Si el niño comprende por qué hay ciertas normas y la importancia de respetarlas, habrá más posibilidades de que las cumpla y las interiorice, haciéndose responsable de sus actos.

Si solo busca evitar el castigo, no sabrá valorar la consecuencia de sus actos ni le importará portarse bien o mal.

Pero, en contra de lo que piensa mucha gente, no se trata de evitar los límites y las normas, puesto que estos son buenos y necesarios en la educación y la crianza de un niño, sino de imponer normas y límites apropiados a su edad y de hacerles entender por qué es importante respetar esos límites.

Siguiendo estas directrices, se conseguirá no solo que el niño se porte bien, sino también que nos tomen en cuenta para establecer una mejor relación entre padres e hijos.

15 secretos para conseguir que los niños nos hagan caso

El secreto para conseguir que nuestros hijos nos hagan caso es educar con disciplina positiva, ¿por qué? Porque la base de la disciplina positiva es el respeto y la implicación del niño, por eso es conveniente seguir estos consejos para educar a tus hijos de manera positiva:

1. Normas o límites sí, algunas además son indiscutibles y hay que cumplir siempre, como no pegar, no morder, no empujar, no robar… O todas aquellas relacionadas con la seguridad del pequeño, como no cruzar con el semáforo en rojo. Además, ante el incumplimiento de una de estas, si el niño se pone en peligro, sí se puede gritar para evitar el accidente.

2. Evita imponer las normas, llega a acuerdos, háblalas primero con él. Por ejemplo, la hora de irse al baño o a la cama, pero siempre dentro de unos límites que le marques. Puede elegir entre la franja de las 21 a las 21:30. Si el niño ha intervenido en la decisión, será más sencillo que la siga.

3. Entender el por qué es más importante que regañarle, ya que es posible que no supiera que algo estaba mal o que no sea capaz de hacer algo y por eso no lo lleva a cabo. Pregúntale sus motivos e intenta ponerte en sus zapatos, seguro que te sorprendes.

4. El daño es siempre reparable, todos nos podemos confundir. Cuando haga daño a alguien o rompa algo, pregúntale qué piensa hacer para que entienda que sus actos tienen consecuencias y que debemos reparar el daño hecho.

5. Perdón se pide con el corazón, no por obligación. Nunca le obligues a pedir perdón, ya que el perdón obligado no es real.

6. Ayúdale a reflexionar sobre su comportamiento cuando haga algo incorrecto para que entienda lo que ha hecho mal y sus consecuencias.

7. Tu eres su espejo, su ejemplo en la vida. Debes ser siempre un buen modelo a imitar. Si gritas, tu hijo gritará.

8. Debes establecer unos límites de manera firme, pero siempre cariñosa, respetando siempre a tu hijo y mostrando empatía con él.

9. Fomenta en tu hijo la autonomía, la libertad y la asertividad para que sea capaz de tomar sus propias decisiones.

10. Habla siempre de forma positiva de tu hijo y nunca le critiques ni lo etiquetes.

11. Evita las comparaciones con otros niños, especialmente con sus hermanos.

12. Nada de castigos, chantajes o premios, hay que lograr que el niño comprenda por qué hay que portarse bien y que quiera hacerlo por sí mismo, no por miedo a los castigos o por ganar un premio. El objetivo es enseñar al niño, no sancionar su comportamiento.

13. Ponte en la piel de tu hijo y comprende cómo evoluciona en cada etapa, sus capacidades y deseos. Acuérdate de cómo te sentías cuando eras niño y no le exijas más de lo que puede dar.

14. Procura pasar el mayor tiempo posible con tu hijo y, sobre todo, pasar tiempo de calidad cuando estés con él. Los niños necesitan a sus padres.

15. Ningún padre es perfecto, por lo que es normal que, a veces, te equivoques y le grites o le digas algo inapropiado, o te comportes de manera poco adecuada. Es algo normal que incluso puede ser positivo para el niño si pides perdón por el error, ya que el niño comprenderá que todos podemos equivocarnos pero que lo que debemos hacer luego es pedir perdón y no volver a cometer ese error.

Irene García, coautora de Crianza con Ciencia

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