¿Será que le hablo en otro idioma? Que los hijos hagan caso omiso de lo que les piden sus padres, o que directamente hagan justo lo contrario no es por conversar en distintas lenguas, es parte del proceso de desarrollo de los más pequeños. Un episodio más dentro de la crianza que si bien puede llegar a desesperar algo a los adultos, tan solo queda esperar y tener algo de paciencia.
Trabajar sobre estos comportamientos que cuestionan la autoridad de los padres es importante. Para ello, hay que asegurarse de que el mensaje que se les envía les ha quedado claro y que la primera piedra de esta comunicación sobre los hijos ha quedado clara con el fin de que los niños respondan a aquellas instrucciones que se les da en lugar de hacer caso omiso.
Cómo darles instrucciones
Desde el Chil Mind Institute dan estos consejos como los básicos a la hora de transmitirles el mensaje que se les quiere brindar:
– Ser directo. Nunca hay que hacerles preguntas, como si les pidiera un favor, hay que transmitir la instrucción de manera directa.
– Estar cerca. Cuando se les da una instrucción hay que aproximarse al niño, de nada vale alzar la voz desde el otro extremo de la habitación.
– Instrucciones apropiadas para la edad. La capacidad de comprensión va cambiando con la edad y esto hay que tenerlo en cuenta cuando se le da una instrucción a los más pequeños. Nunca hay que usar palabras o construcciones que los niños no conozcan.
– Dar instrucciones una por una. En especial, si los niños tienen problemas de atención, hay que evitarles que las instrucciones se les amontonen. Mejor dar una y, cuando se cumpla, ir a la siguiente.
– Apostar por explicaciones simples. ¿Por qué deben hacer algo? Si la instrucción va acompañada de una justificación se tendrá buena parte del camino avanzado. Por ejemplo: «ponte el abrigo, fuera está lloviendo y podrías resfriarte».
– Darles tiempo a procesar. Los niños tienen que recibir el mensaje, procesarlo y decidir cómo van a responder ante una instrucción. Los padres deben conceder este tiempo antes de repetirles lo dicho y ponerlos nerviosos. Bastará con medio minuto, si tras estos segundos no se aprecia respuesta, lo primero es asegurarse de que nos ha escuchado.
Damián Montero
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