Empezamos el año con menos horas en la oficina y más tiempo de teletrabajo para evitar bajas laborales por contagios en los centros laborales. Tras unas navidades agridulces, llenas de incertidumbre, constantes restricciones y datos abrumadores para muchas personas se hace difícil sentarse de nuevo en casa la mesa de trabajo y más difícil aún, lograr un alto rendimiento.
«El teletrabajo ha venido para quedarse, pero aún no ha terminado de instalarse. Las empresas y personas están en un proceso de integración, adecuación tecnológica, logística y sobre todo de adecuación emocional y mental a esta nueva situación que por inesperada e impuesta por las circunstancias se comporta viejuna, señala la socióloga Alicia Aradila, autora del libro Teletrabajar pero bien (Ed. Diana 2020)
La sensación general de las personas que teletrabajan es que trabajan más horas que cuando iban a la oficina y además tienen la sensación de que el trabajo en casa les cunde menos o bien tienen la sensación de no abarcar todo lo que deberían. En este sentido, Alicia Aradilla advierte que «en estos días, necesitamos claves, no sólo para sentarnos a trabajar, sino para sentir que ha valido la pena cuando nos levantemos de la mesa de trabajo, para volver al ámbito privado intentando esquivar sensaciones como la frustración, la impotencia o la sensación de no haber rendido a pesar de haber invertido tantas horas».
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Teletrabajo: claves para mejorar el rendimiento
1. Oficasa. Antes de sentarte a trabajar, invierte unos momentos en observar tu espacio de trabajo, para reafirmar tu oficasa, realiza algunos cambios, por ejemplo, añadir algún detalle que has recibido como regalo estos días, una foto actualizada de tus seres queridos, la compañía de una planta o algún objeto maná nuevo.
2. Rituales. Es un momento muy apropiado para ritualizar los cambios que requiere el cambio de año como una nueva agenda de mesa, archivar documentación (en una memoria externa) abrir nuevas carpetas para el nuevo año. Incluso en este espacio tecnológico puedes introducir pequeños cambios simbólicos, por ejemplo, en el fondo de la pantalla.
Los cambios generan sensación de novedad y variedad en nuestra mente, convirtiéndose en pequeñas ayudas para conseguir nuestros objetivos.
3. Orden externo e interno. El orden externo contribuye a crear orden interno, pues el proceso de ordenamiento de espacio y objetos guarda similitudes con el ordenamiento mental. Procura que en la mesa de trabajo sólo esté lo necesario para las tareas de la jornada. Evita acumular documentación, búscale otro lugar y utiliza algún criterio para clasificarla como tareas diarias, importancia de las tareas o cualquier otro. Un espacio ordenado, limpio y despejado promueve un estado mental ordenado, limpio y despejado.
4. Emociones. Ya has prestado atención al mundo externo: el espacio. Ahora llega el momento de prestar atención al mundo interno: las emociones.
Antes de comenzar la primera tarea externa, tu primera tarea es chequearte internamente. ¿Qué sensación o estado emocional te predomina? Sea cual sea, acéptalo y respira para solidificarlo (si es agradable) o transformarlo (si es una emoción aflictiva). Toma (al menos) tres respiraciones conscientes, más que profundas, o tantas como creas necesario, hasta que te sientas en calma para comenzar tus tareas. El tiempo que dediques a respirar y provocarte un estado emocional apropiado convertirá en exponencial tu capacidad de rendimiento.
5. Permisos. Rendir significa saber alternar. Es posible que esta semana, mientras tomas ritmo, necesites alternar más espacios de descanso entre tareas. Permítetelo! Programa descansos en tu planificación. Por ejemplo, en intervalos de 45 minutos programados (pon una alarma) levántate de la mesa, camina, bebe agua, infusiones, escucha una canción (suelen durar 3 minutos) cualquier actividad que requiera mover el cuerpo. Evita rellenar esos descansos con las redes sociales, pueden provocar el efecto contrario y son uno de los grandes ladrones de tiempo y de eficiencia laboral.
6. Libertad esclavizadora. Uno de los mayores riesgos de teletrabajar es pasar el día delante del ordenador y acabarlo con la sensación de «no haber hecho nada». Ponte un horario de finalización de la jornada, el que quieras o el que puedas, pero márcalo, a ser posible con una alarma. Cuando esta suene, cierra la jornada, como la abriste, con un pequeño ritual. Probablemente quedarán tareas pendientes, tómalas como la motivación a comenzar la siguiente jornada. Necesitas descansar para rendir.
Marina Berrio
Asesoramiento: Alicia Aradilla Sequera. Socióloga y autora de Teletrabajar, pero bien. Ed. Diana
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