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Reuniones familiares en Navidad: ¿qué hago cuando critican mi forma de educar?

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¿Qué te parecen las reuniones familiares en Navidad? Imagino que a ti, como a mí, te despiertan emociones complejas: por un lado es emocionante ver a tu familia (extensa o pequeña) en días especiales. Por otro lado, es probable que en las sobremesas largas haya momentos de dificultad con otros familiares.

Una situación incómoda que se produce en muchas familias es cuando se hacen públicos los pensamientos o críticas sobre la forma de proceder de los demás. Así pueden surgir conflictos cuando critican tu manera de educar a tus hijos y no sabemos cómo actuar.

¡No es fácil cuando se producen estas críticas! Porque vienen de gente muy cercana, a la que quieres, y que te quiere. Sus comentarios pueden (o no) ser bienintencionados, pero tú los recibes como una agresión.

¿Cómo debo reaccionar cuando critican mi forma de educar? En 3 pasos

Paso 1. En primer lugar, es importante que te prepares internamente, respondiendo preguntas como éstas: 

– ¿Hago las cosas como realmente quiero hacerlas? 

– ¿Estoy tomando decisiones con respecto a mi familia y la crianza de mis hijos? 

– ¿Sé lo que estoy haciendo, y por qué lo hago? 

– ¿Nuestra forma de vida se corresponde con nuestros valores?

Si respondes que sí a todo esto, ¡enhorabuena! Te va a resultar mucho más sencillo escuchar la crítica de tu madre, tu hermano o tus suegros. ¿Por qué? Porque sabes que estás siendo responsable y decidiendo cómo quieres vivir vuestra vida en familia, cómo quieres educar a tus hijos y cómo quieres relacionarte con ellos. En cambio, si tu respuesta es negativa, entonces te invito a que empieces a decidir cómo quieres vivir vuestra vida en familia.

Paso 2. El segundo paso es recordar que eres una persona adulta. Esto es importante porque con frecuencia, cuando estamos con nuestra familia asumimos los roles que teníamos en la infancia: el rol de hija, el rol de hermano pequeño, etc. Quieres y necesitas la aprobación de tus padres, por ejemplo. De manera que si ellos cuestionan alguna de tus decisiones, tu respuesta emocional es la que habrías tenido durante tu infancia. ¡Mis padres me están regañando, lo estoy haciendo mal y yo lo que quiero es complacerlos! Pero ahora tienes treinta, cuarenta, cincuenta años. ¡Te toca asumir tu papel de adulto!

Si percibes que en las reuniones de familia te vuelves pequeñito, recuérdate con frecuencia que eres una persona adulta con grandes responsabilidades en la vida, como sacar adelante una familia. Y eres capaz de hacerlo. Antes de la reunión familiar, repítete en la cabeza esta frase: «soy una persona adulta, y elijo comportarme como tal». Ya no necesitas la aprobación de tus padres, tus hermanos, o tu familia política. Necesitas su cariño.

Paso 3. El tercer paso es, por fin, saber reaccionar cuando empieces a escuchar las frases que tanto te molestan:

– Le estás malcriando.
– ¡Pero deja al crío que haga lo que quiera!
– ¿No crees que eres muy estricta con la niña?
– Ay, es que no les dejas hacer nada.
– Este niño no come nada, se va a volver caprichoso.
– Si fuera mi hijo, yo ya lo habría castigado.

Cuando alguien está realmente preocupado por tus hijos o por tu familia, no lo comunica en una frase puntual durante una reunión familiar festiva. Si alguien tiene una preocupación genuina, lo normal es que busque un buen momento para tener una conversación contigo. En estos casos mi recomendación es que escuches atentamente: a veces quienes nos ven desde fuera pueden mostrarnos cosas de nuestra propia vida que nosotros no hemos sido capaces de detectar. Escuchar no equivale a hacer caso; significa solo escuchar.

Agradece a esa persona su preocupación, y valora si algo de lo que te ha dicho te parece acertado; si es así, modifica lo que sea necesario para mejorar vuestra vida en familia. Si no es así, continúa haciendo las cosas como tú quieres hacerlas.

Cuando te sueltan una frase en la sobremesa de la comida de Navidad, quien habla está expresando diferencias entre dos modelos de crianza (el tuyo y el suyo), y tal vez digan más de sí mismos, que de ti. Hablan de sus preferencias, de sus opiniones y de sus valores, que no tienen por qué coincidir con los tuyos.

Críticas poco constructivas

Por eso, cuando alguien critica tus decisiones de manera rápida y no constructiva, puedes hacer dos cosas: no hacer mucho caso, y comprender que están refiriéndose a algo suyo. O expresar con cariño tu desacuerdo: «tú crees que debería obligarle a comer otras cosas. Nosotros no opinamos así, pero no pasa nada, no tenemos por qué estar de acuerdo en todo». O: «te entiendo, tú eres partidario de un modelo más estricto. A nosotros nos va bien así».

¡No necesitas enfrentarte! Simplemente puedes establecer que sigues respetando y queriendo a esa persona, y que eso no implica que sigas sus modelos o coincidáis en vuestras decisiones.

Quiero terminar pidiéndote algo: si tú también juzgas o criticas a otras personas por las decisiones que toman en su ámbito familiar, ¡deja de hacerlo! Muchas veces desconoces sus circunstancias, sus limitaciones, su realidad íntima. La mayoría de nosotros hace las cosas lo mejor que puede y sabe. Rompe tú la cadena de los juicios y las críticas y, cuando tengas una preocupación genuina, manifiéstala con valentía, afecto y mucho respeto. Nunca con un mal gesto o una mala frase durante una celebración familiar. Felices fiestas.

Amaya de Miguel. Fundadora de la escuela de padres online Relájate y educa y autora del libro Relájate y educa @relajateyeduca

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