La paternidad está llena de momentos apasionantes, sin duda es una de las mejores experiencias que existen en la vida y que asegura numerosos momentos alegres que quedan para el recuerdo. Sin embargo, la crianza de un hijo cansa ya que supone una dedicación diaria para la que no hay vacaciones y que, a menudo, se conjuga con otras obligaciones, como el empleo, que no hacen sino desgastar a los padres.
Cuando esto sucede, y la crianza termina por cansar a los padres, se le conoce como el burnout parental. Este síndrome hace que los padres se sientan quemados, al igual que puede suceder cuando en el ámbito laboral cuando hay un exceso de trabajo. También puede darse en la crianza de un hijo, y así lo aseguran profesionales como los de Cenit Piscólogos y que puede hacer aparecer diversos síntomas que se traducen en agotamiento.
Qué es el burnout parental
El burnout parental es el síndrome que se relaciona con el cansancio que produce la crianza de los hijos y que se traduce en síntomas como:
– Agotamiento físico y emocional.
– Distanciamiento emocional de los hijos.
– Sentimiento de incompetencia en el rol de padre o madre.
En ocasiones, en especial en el caso de las madres, es difícil distinguir entre el burnout parental y la depresión postparto. Ambas situaciones causan sensaciones de fatiga y de falta de energía en común, pero hay que tener en cuenta el factor temporal. Cuando los padres se sienten quemados, estas sensaciones suelen aparecer pasado un año de la llegada de un hijo. Además, cuando se habla de estos casos se relaciona con la preocupación que produce el rol de padre y las tareas que se relacionan con este papel.
Esto suele dar luga a situaciones como:
– Sensación de irritabilidad y la tolerancia a la frustración es menor.
– Agotamiento constante.
– Los padres son incapaces de recordar la última ve que hicieron algo relacionado con sus hijos.
– Sentimiento de culpabilidad por estos sentimientos.
Cómo evitar el burnout parental
¿Cómo actuar frente al burnout parental? Estos son algunos consejos que ofrecen desde el Consorcio Internacional de Burnout Parental:
– La confianza en el papel de padre. La paternidad es estresante y requiere una alta adaptabilidad. Si hasta ahora se ha demostrado esta capacidad, no hay razón para que no se pueda dominar a la situación actual. Tan solo es cuestión de darse tiempo.
– Flexibilidad. En situaciones excepcionales, medidas excepcionales. No se es un mal padre porque se modifiquen ciertas reglas habituales para promover la buena convivencia durante este período. Algunas normas tendrán que relajarse y otras incorporarse. Lo importante es comunicarlas adecuadamente; hacerlas explícitas y accesibles para todos en casa. No hay que tener miedo en comunicarlas de manera que los niños puedan entenderlas.
– Elegir los conflictos. Es imposible estar en todos los conflictos familiares y saber cuándo no es un buen momento para discutir con los hijos. Tan solo hay que explicar bien las normas y las consecuencias que habrá si no se siguen.
– Cuidarse mutuamente. Los padres deben recordar que también son pareja y que, como tal, deben apoyarse en esta labor y afrontar el rol, y los retos, de la paternidad juntos.
Damián Montero
Te puede interesar:
– Consejos para evitar la sobreprotección infantil
– La baja autoestima infantil y el refuerzo positivo