La mentira en niños es un comportamiento poco deseable. La honestidad es uno de los valores que más se pretende inculcar en la familia. Sin embargo, cuando un niño falta a la verdad, no todo es malo. Así lo indican trabajos como el de Michael Lewis, que tras varios experimentos se encontró con dos realidades. Por un lado, que los hijos son conscientes de cuando intentan engañar a sus padres, o a sus conocidos.
La segunda es que la mentira puede relacionarse con una alta imaginación y una gran inteligencia, ya que está vinculada con varias funciones ejecutivas (en especial aquellas que permiten controlar un impulso y que mantienen el foco sobre una tarea). Hay que recordar que, para mantener el engaño, los más pequeños deben creerse este papel y no ceder ante las presiones, una capacidad de ver el mundo desde otra perspectiva que no es la realidad.
Mentira y función cerebral
La mentira supone que el cerebro del niño se desarrollen una serie de funciones cerebrales que lo mantienen enfocados en una tarea: que no les descubran. De hecho, otras investigaciones han detectado que los menores con déficit de atención e hiperactividad, tienen una menor capacidad de engaño al no poder controlar ciertos impulsos. Es por ello que terminan delatándose ellos mismos. También, las personas con mayor problema para socializar (caso de los autistas) presentan los mismos problemas para faltar a la verdad.
¿Quiere decir esto que los padres deban permitir a sus hijos mentir? No, simplemente hay que tener en cuenta que estos intentos de engaño significan que los niños presentan una alta capacidad creativa y gran capacidad ejecutiva. Por este motivo, se apuesta por desarrollar estas capacidades a traés de otras actividades como juegos, actividades educativas que los estimulen en este sentido. Hay que aprovechar dichas destrezas en otros sentidos, no para el engaño.
Cómo evitar que los niños mientan
La mentira en niños es algo que termina apareciendo, tarde o temprano. Por ello, aunque sea síntoma de creatividad y otras habilidades, hay que apostar por inculcar el valor de que faltar a la verdad está mal. Estos son algunos consejos de Child Mind Institute para este fin:
– Recordarles la verdad reduce las consecuencias. En situaciones en donde mentir hubiera sido más fácil, también hay que felicitar a los hijos por haber contado la verdad, y decirles que por ello sus padres confían más en él.
– Usar las «inspecciones de honestidad. Ante una mentira impulsiva por miedo de las consecuencias o porque los hijos no quieren decepcionar a sus padres, habrá que darles la oportunidad de reflexionar sobre si engalar o decir la verdad es el mejor camino para no meterse en problemas.
– Usar el método de preámbulo. Los padres pueden animar a los niños a decir la verdad al recordarles que no están esperando que ellos sean perfectos. Al ofrecer una oportunidad para reflexionar sobre esto podría llevar a que le digan la verdad.
Damián Montero
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