La vuelta al cole es un momento muy importante para las familias, no solo por las compras y por el reinicio de las responsabilidades del niño. También los alumnos encaran un nuevo curso escolar en el que nuevos contenidos y retos se presentan. Si bien la toma de contacto con estas asignaturas y aprendizaje es progresivo, pueden verse abrumados ante la senda que deben recorrer. Por otro lado, también hay que entender que el cambio de ritmo es paulatino y llegar a causar estrés en los más pequeños de la casa.
Son muchas las emociones que pueden pasar por la cabeza ante cualquier inicio de curso. A esto hay que añadirle que estamos en plena pandemia y con un virus que todavía nos ronda, siendo varias las preocupaciones que pueden asaltar y lastrar el curso escolar desde sus comienzos. Por ello, es muy importante gestionar estos sentimientos y aprender a manejarlos para que no se dejen llevar por los mismos. Para este fin, desde el Observatorio de la Infancia se dan varios consejos.
Situación distinta
2020 supuso un momento de cambio, ¿quién iba a pensar que los colegios podrían cerrar? En la mente de todos quedan aquel tiempo en el que no se podía pisar la calle, y en que todos estábamos frente al televisor esperando buenas noticias sobre la expansión del virus. En lugar de recrearse en aquellos recuerdos, es necesario pensar en las lecciones que han traído estos meses y que pueden empezar a aplicarse.
La primera es que contamos con una gran capacidad de adaptación y que aunque un virus cause una pandemia, es posible retomar las riendas de nuestras vidas y convivir con las restricciones. También ha sido una importante lección sobre cuáles deben ser nuestras prioridades y la manera de abordarlas y que juntos, el resultado es mejor. Los padres deben hacer ver a los hijos lo mucho que han logrado y lo fuertes que son, ¿de qué no serán capaces?
En esta situación actual hay que intentar que incluso con el distanciamiento social, los niños se sientan en un entorno seguro y con TAC-TO (Tecnología del Amor Competente Total). Los alumnos deben sentir la humanidad de su entorno escolar, desde sus compañeros hasta sus docentes. La educación emocional debe ser una nota predominante y la mejor vacuna contra estas sensaciones que aparecen en la vuelta al cole.
Porque el verdadero reto es que los niños quieran permanecer en el colegio, porque llegarán noticias sobre nuevas olas del virus que todavía permanece entre nosotros. Algo que puede causar miedo a lo largo del curso y hacer que los más pequeños de la casa quieran quedarse en casa en lugar de ir al a las aulas.
Prepararse en casa
Si como en cualquier curso es necesaria una orientación para el curso escolar, en esta pandemia debe ser mayor en la familia. Los padres deben ser conscientes de sus emociones y generar un ambiente adecuado para estos momentos de incertidumbre. Los adultos deben ser una referencia fundamental y establecer una colaboración fundamental entre los progenitores y la escuela durante estos momentos en donde todo se ha descolocado.
Estos son algunos consejos aportados para este fin:
– Reconocer sus emociones. Los padres deben observar las sensaciones de los hijos a través de sus comportamientos, el tono de voz, expresiones y las palabras. De esta forma se sabrá si los niños están atravesando alguna mala situación.
– Valorar y comprender sus emociones. Escuchar las emociones de los hijos y aceptarlas sin juzgar es importante para que se sientan comprendidos, favoreciendo el desarrollo de su creatividad y regulación de sentimientos.
– Crear alternativas de regulación y transformación. Comprender las emociones de ños hijos no significa permitir los comportamientos generados por las mismas. Los límites deben estar claros y hay que enseñarles a que sean responsables de sus actitudes, facilitando que encuentren alternativas a estas reacciones ante situaciones.
– Actuar para transformar. Hay que compartir con los hijos tiempo de juego, hacer deporte o contar cuentos, para que se contagien de estas buenas sensaciones.
Damián Montero
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