Nos gustaría que nuestros hijos leyesen por voluntad propia, y no como si fueran camino del matadero totalmente obligados. Para eso podemos tener en cuenta cinco factores clave que conseguirán que la lectura se convierta para ellos en un hábito difícil de abandonar.
5 pasos para que tus hijos amen la lectura
1. Cuanto antes se empiece, mejor
Para que el hábito de lectura sea lo más atractivo posible, ¡empieza cuanto antes! Incluso si tus hijos son recién nacidos, contarles cuentos a una edad temprana hará que, con el tiempo, se acostumbren a escuchar historias y lo disfruten al máximo.
Una vez que aprendan a leer, sigue leyéndoles cuentos por la noche: cuantos más años puedas mantener la costumbre, mejor. Invítales también a que lean todos los días un rato, con que lo hagan por un espacio de 15-20 minutos al día es suficiente para adquirir esta costumbre.
Pero si tus hijos han crecido sin este hábito, no te preocupes. Existen otras alternativas como, por ejemplo, los audiolibros, una solución excelente para viajes de larga distancia o trayectos en coche. Los audiolibros tienen una gran ventaja, y es que toda la familia puede escucharlos a la vez, por lo que fomenta el debate literario en torno a las historias escuchadas. También es una buena solución para los hijos adolescentes que utilizan móviles, tabletas y portátiles con frecuencia.
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2. Tu casa, un hogar literario
Es importantísimo crear un ambiente en casa que invite a la lectura. Por ejemplo, establecer un rato en familia dedicado a leer todos los días a una determinada hora (lo mejor es antes de irse a dormir). Esto, además, fortalece las relaciones entre padres e hijos, y entre hermanos.
Otra solución es llenar la casa de libros. Cuando recorres una casa con libros en la estantería, sobre la mesa, en un baúl, etc., es imposible no pararse a hojear uno, aunque sea por el dibujo de la portada. Si sabes que tu hijo está interesado en un tema en particular, compra un libro de la misma temática y déjalo en un lugar estratégico de la casa donde él pueda verlo.
Asimismo, si percibes que alguno de tus hijos empieza a interesarse por los libros, ayúdale a encontrar su rincón literario, un sitio donde se sienta cómodo y haya un ambiente propicio para leer, con luz suficiente, un sofá cómodo, cuadros sugestivos…
Es fundamental también que cada niño tenga su rincón de lectura. ¡Imaginación al poder!
3. Rituales en familia
Se trata de una propuesta muy amplia que cada familia tiene que adaptar según sus particularidades. ¿Cuál es el momento más tranquilo del día en tu casa? ¿Después de comer o durante la cena? ¿Antes de irse a dormir o en el desayuno? Busca un hueco en el que estéis todos reunidos y aprovéchalo para contar historias sobre lo que os ha sucedido en el día o una anécdota curiosa que sucedió ayer. Recuerda que el amor por los libros empieza en primer lugar con el amor por las historias.
Otras ideas para fomentar la literatura en tu familia son, por ejemplo, crear un club de lectura en el que cada uno debe comentar el libro que se está leyendo, reservar días especiales del año para la compra de libros (antes de Navidad, al inicio del verano), o establecer la costumbre de regalar libros en una fecha importante (un cumpleaños, un amigo invisible).
Otra opción divertida es recrear en casa lo que tus hijos han aprendido en los libros. Por ejemplo, imitar una receta de cocina que se menciona en el libro, visitar un parque o un museo que aparece en un pasaje de la novela, etc.
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4. La búsqueda del tesoro
Lo más importante de un libro es evidentemente su contenido, pero la apariencia también influye, y mucho. Para que un libro haga ilusión, ayuda mucho que se trate de una edición de buena calidad, con ilustraciones atractivas, una portada sugerente, un pack de regalo… Propón a tus hijos una «búsqueda del tesoro» donde visitéis librerías antiguas o tiendas especiales de libros para encontrar ediciones originales.
El esfuerzo por encontrar el libro ya supone un valor añadido porque convierte el libro en un objeto de valor especial a los ojos de tus hijos. Es importante también enseñarles a tratar los libros con delicadeza y cuidado.
5. Un libro para cada niño
Si tus hijos no son grandes aficionados de la literatura, no les impongas clásicos tediosos o los libros que te obligaron a leer en la infancia: pregúntales lo que les gustaría leer y, partiendo de esa base, ve incrementando la dificultad de los libros e incorporando otros géneros (¡incluso otros idiomas!), pero siempre de forma gradual.
También es bueno experimentar con distintos tipos de libros dependiendo de la situación en la que se encuentren tus hijos: en exámenes, de vacaciones, tristes o aburridos… Pregúntales directamente qué les apetece leer hoy, no en general, y de esta forma siempre tendrás más posibilidades de acertar.
Si un libro les está costando especialmente, apartarlo no es un fracaso, sino un paso eficiente para evitar a tiempo que cojan manía a la lectura. Diles que ya podrán retomarlo en otro momento e invítales a que prueben otro diferente.
Al acabar un libro, hazles preguntas concretas: ¿Qué te ha gustó de esta historia? ¿Qué te sorprendió más? ¿Hay algo que habrías cambiado? Cuanto más hablen de sus libros, mejor, sobre todo cuando lo hagan con entusiasmo y ganas de compartir la lectura contigo. De esta forma, también irán ganando autonomía suficiente para empezar a escoger sus propias lecturas y personalizar su gusto literario.
Laura Revuelta
Asesoramiento: Clare Cannon, editora literaria
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