Quizá no debemos contestarnos con un tajante sí o un rotundo no. Las vacaciones de verano siguen siendo una oportunidad excelente de seguir aprendiendo, pero sin que eso suponga que niños y estudiante estén atados a una mesa.
En breve terminarán las clases, los centros escolares cerrarán sus aulas y llegarán las vacaciones de verano. Y con ellas reaparece el debate de siempre: ¿Tienen que hacer deberes los niños en verano?
Los defensores del sí argumentan que son muchos días de vacaciones, de ocio y tiempo libre y, por lo tanto, los niños necesitan repasar para no olvidar lo aprendido, ni el hábito de trabajo y así estar entretenidos. Por otro lado, tenemos a los defensores del no, que aseguran que los niños necesitan descansar y divertirse, ya han trabajado bastante durante el curso.
El verano se pasa volando
Son muchos días de vacaciones, pero se pasan volando. Y si no, recuerda tus veranos cuando eras niño. Claro está que nuestros veranos eran diferentes, sin «pantallas», y con mucho tiempo al aire libre y amigos. Algunos teníamos deberes, que recordamos como algo pesado a la hora de la siesta, mientras nuestros padres descansaban.
El debate está servido. La primera idea que tenemos que barajar es la de pensar en dos bloques de vacaciones de nuestros hijos. Debemos dividir el periodo vacacional de los escolares en dos partes: las vacaciones familiares y las vacaciones de los niños a cargo de otras personas. La mayoría de las familias no pueden hacerse cargo de los hijos por su trabajo y delegan en abuelos, cuidadoras o en campamentos de verano y se encuentran ante el dilema de cómo llenar tantas horas para que no estén pegados todo el día a las pantallas o en las piscinas.
Como padres, queremos que se diviertan, pero que también aprovechen un poco el tiempo. Luego está el «tiempo vacacional en familia», todos juntos, en el que buscamos descanso, diversión, paz y armonía y no estar discutiendo todo el día por los deberes.Asimismo, hay que diferenciar edades y tipos de deberes. No es lo mismo deberes para la etapa infantil que para primaria o secundaria, ni si los niños han aprobado todo y bien o si han suspendido y tienen que estudiar para recuperar.
El objetivo: no olvidar lo aprendido
Si cada profesor, para que no olvide lo aprendido en su asignatura, manda un libro o unas fotocopias, tenemos a los niños o jóvenes tan agobiados y a sus padres tan tensos, como durante el curso por el tema de los deberes. El 90 % de los adultos no nos llevamos de vacaciones el trabajo para no perder ritmo a la vuelta, ¿verdad? Bien es cierto que no se tienen 60 días de vacaciones. Pero, en todos los centros, septiembre es un mes de adaptación, de coger de nuevo el ritmo y las rutinas.
Como profesora suelo entregar un libro de vacaciones a mis alumnos de educación infantil. En esta etapa, para mí se trata más de un entretenimiento que de una obligación. El día tiene muchas horas, un rato de colorear y las manualidades les gusta, además las familias te lo demandan. Pero eso puede suponer 15 minutos o media hora como mucho. Cada año los padres se sorprenden de que todos los niños querían empezar el libro en cuanto lo ven y eso no suele pasar en los alumnos de primaria o secundaria.
Una experiencia como madre
Como madre, a medida que han ido creciendo mis hijos, cada vez les han costado más realizar las tareas del verano impuestas, tal vez por ese carácter, nada divertidas ni creativas y porque están cansados y quieren hacer cosas nuevas. Por fin, sienten que tienen tiempo libre para ellos, para hacer actividades que durante el curso no pueden. Quizás, si los profesores pidiesen trabajos o actividades más entretenidas y diferentes, más enfocadas en lo que les gusta a los alumnos, en vez de hacer mil y un ejercicios matemáticos, sintácticos o de inglés, se motivarían más.
Las vacaciones son para descansar, para romper un poco con la rutina y, sobre todo, para disfrutar de aquellas actividades que durante el curso no podemos realizar. Hay que aprovechar para estar al aire libre, para disfrutar de la naturaleza, para no hacer nada, para estar con los amigos, para leer o hacer algo interesante. Hay tiempo para todo, solo hay que organizarse.
¿Mi recomendación? Disfrutar del verano, del tiempo en familia y con amigos, enseñar a nuestros hijos a distribuir este tiempo tan estupendo, intentando crecer cada día un poco más como persona, en valores como la paciencia, el servicio, la amistad, etc. Crecer en conocimientos y vivencias, pero sobre todo disfrutar siendo felices. Los veranos tienen que recordarse con alegría. ¡Feliz verano a todos!
Cristina Gil Gil. Autora de La profe responde (Palabra) y del blog Ideas para crear y disfrutar creativas
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