El aprendizaje de los niños es semejante a una esponja que se empapa de lo que hacen sus padres, nos copian e imitan. Así que tanto las virtudes como los vicios de los padres también se transmiten.
Pero como no somos perfectos, el mejor hábito que les podemos dar, el mejor ejemplo, es la lucha por corregir nuestros defectos personales y que esta lucha, que consiste en caer y volverse a levantar, dura toda la vida. Por ejemplo, el desorden no requiere esfuerzo, por lo que es muy fácil interiorizarlo, sobre todo si viene de los padres. Lo mismo sucede con el comer a deshoras, con la pereza… Sin embargo, si nos esforzamos por ser ordenados, puntuales, cumplidores, amables, comprensivos… ellos, nuestros hijos, sabrán cómo comportarse cuando llegue el momento tanto en casa como fuera.
Crecer como padres supone ser cada día un poco mejores que el día anterior. Los padres nos vamos a convertir en os referentes, en los indicaciones que necesitan nuestros hijos. Cuando son pequeños son capaces de absorber todos los detalles de nuestro comportamiento con gran facilidad y los hacen suyos; hay que aprovechar esa fase para que adquieran esas conductas adecuadas y no esperar. Es en la etapa infantil donde de forma más fácil, con la reiteración de estos referentes, se adquieren hábitos y por este motivo, los padres debemos ser un buen ejemplo para ellos.
Ejemplos prácticos para crecer como padres
Para ayudarles a adquirir hábitos, Alberto Masó y Bárbara Sotomayor, autores de Padres que dejan huella (Palabra) ponen algunos ejemplos: «si los padres les ayudamos a ordenar los juguetes después de usarlos, acabarán haciéndolo ellos cuando se lo digamos; lo mismo como no ver la «tele» a cualquier hora o durante las comidas, hacer deporte, dedicar un rato diario de lectura, dormir las horas necesarias, concentrarse en las cosas, comer en casa siempre que sea posible… Todas estas pautas de forma reiterada crean hábitos positivos».
La pauta, si no es coherente no es eficaz, deja de ser pauta. Así por ejemplo, no podemos exigir que sean diligentes cuando nuestra casa está desordenada. ¿Se acumulan cosas en las estanterías? ¿Cuesta encontrar un bolígrafo en casa cuando se necesita? ¿Tienen nuestros hijos un lugar donde habitualmente se estudia?
La autoridad que los padres tengamos sobre nuestros hijos se corresponde con los hábitos amorosos que seamos capaces de dejar en ellos. «Volviendo los ejemplos, en el caso del guía de montaña, ¿no es cierto que el guía no deja que cada uno camine a su aire y establece un orden? Coloca detrás de él a los más lentos, para que marquen el paso del grupo; de esta forma no se le desordena la formación y no se desmotivan los que van más despacio. ¿No reparte el peso de los víveres y material común, según la resistencia de cada caminante? Los guías se preocupan mucho de que los excursionistas no carguen con cosas superfluas que ocasionan un cansancio innecesario. Así, igual que el guía sabe con lo que hay que cargar y con lo que no, los padres también deben transmitir lo que es amor y ayudar a desprenderse de lo que no lo es», asegura Alberto Masó.
7 consejos para crecer como padres
1. Sin el ejemplo de amor de los padres los hijos no aprenden a amar; por eso el amor entre los padres es condición necesaria para madurar.
2. No podemos pedir a los hijos algo que nosotros no solamos hacer a menudo. Antes de mandar hay que hacer, hay que ejemplarizar.
3. Si queremos lograr que aprendan a pedir perdón, a conocerse y reconocer sus fallos, debemos reconocer primero nosotros lo que nos sale mal y pedir perdón, el hij@ acabará haciendo lo mismo.
4. Debemos cumplir siempre nuestras promesas, de lo contrario lo haremos inseguro y además perderemos autoridad. Un niño inseguro acaba siendo agresivo.
5. Por supuesto que para corregir una actitud, jamás hay que ofender a la persona. No podemos insultarles, si reciben insultos acabarán aprendiendo a ofender.
6. Mostrar dominio de uno mismo es el mejor ejemplo, que se grabará a fuego en el alma de nuestros hijos. Si les enseñamos a dominarse, cuando llegue la adolescencia podrán seguir trabajando ese hábito de dominio de uno mismo que permite amar con un amor maduro.
7. Con independencia de nuestros ingresos, debemos llevar una vida austera. Hay que gastar lo justo, no darles dinero porque sí, éste es para cubrir necesidades y no caprichos personales.
Ana Aznar
Asesoramento: Alberto Masó, empresario. Bárbara Sotomayor, bióloga. Autores de Padres que dejan huella (Palabra)
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