El vínculo de apego se establece entre los padres y el bebé desde el nacimiento. Es muy importante que se apego sea seguro, pero además hay que alimentarlo con el paso del tiempo. ¿Cuáles son las actitudes o comportamientos que como padres podemos llevar a cabo para favorecer la adquisición de un apego seguro en nuestros hijos?
5 secretos para establecer un apego seguro para siempre
1. Mostrarse sensibles y receptivos ante sus demandas, miedos o preocupaciones. Para establecer un apego seguro es importante no hacerles caso omiso, para que de esta forma no solo nos vean como una figura de autoridad, sino también de apoyo y protección. Previamente deberemos haber identificado sus emociones, para poder sintonizar y empatizar con ellos. Por ejemplo, si el niño llora cada vez que nota la presencia cercana de un pájaro, una vez hemos sido capaces de identificar el miedo y empatizar con él, podremos obrar de forma responsiva, ayudándole a recuperar la calma (por medio de una explicación sobre los pájaros u ofreciéndole una muestra de afecto, por medio de la cual se sienta protegido y tenido en cuenta).
2. Impulsar su autonomía. Durante los primeros meses de vida surge la curiosidad; el creciente deseo de conocer aquello que nos rodea, y tan importante es sentirse querido y protegido, como libre a la hora de investigar y conocer por uno mismo. El excesivo control conductual del niño por parte de sus padres contribuye al mecanismo de defensa de la separación parenteral y fomenta el desarrollo de un apego inseguro.
3. Ofrecerles explicaciones sobre todo aquello que les inquiete. Aunque en ocasiones los niños no podrán comprender muchos de los razonamientos propios de los adultos, es importante proporcionarles una respuesta lo más veraz posible, adaptándonos a su lenguaje y nivel de comprensión.
4. Atenderles, mirarlos. Cuando un niño pide a su madre que le mire mientras se tira del tobogán, que eche un vistazo a su dibujo o su manualidad recién terminada, es porque necesita recibir sus impresiones, reacciones y/o comentarios de aprobación. Es importante dedicarles tiempo; pero tiempo de calidad en el que se sientan mirados de verdad. Nos tienen que percibir disponibles, accesibles y cercanos, aunque sea a costa de nuestra paciencia o perseverancia.
5. Marcarles límites, siempre de forma razonada. Habrá muchas peticiones a las que, como adultos, no podremos acceder por el bien del menor. En ese caso, es necesario explicarles las razones que nos llevan a esa negación. Si un niño por ejemplo pide a sus padres donuts antes de la comida, es aconsejable que reciba un no por respuesta seguido de una explicación coherente y sensible «cariño, no te dejo tomar donuts porque ahora toca la comida que tengo preparada. Es importante alimentarse bien para crecer».
Dra. María Arrieta Pey. Unidad de Diagnóstico y Terapia Familiar (UDITEF) Dpto. Psiquiatría y Psicología Médica Clínica Universidad de Navarra (Pamplona y Madrid)
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