Formar una familia supone mucho más de lo que, a primera vista puede parecer. Porque un hogar pasa por crear y fortalecer un vínculo entre padres e hijos. Una actividad que puede desarrollarse desde el primer día. Son los pequeños gestos los que hacen que esta unión crezca. ¿Cómo construirla? Tal y como indican desde la Fundación Nemours el apego no es solo pasar tiempo con los niños.
El vínculo de apego supone crear un vínculo entre padres e hijos y favorece en los hijos una sensación de seguridad y refuerza su autoestima. Por otro lado, los adultos aprenderán a reconocer las señales de sus bebés y a desarrollar una conexión con sus niños, pudendo atender sus necesidades de manera más afectiva. Y, a la larga, desarrollar fueres lazos de unión entre todos los miembros de la familia.
La importancia del vínculo con los bebés
Aunque pueda parecer lo contrario, la formación del vínculo con los bebés es fundamental a estas edades. La ausencia del desarrollo de estos lazos con los hijos puede dar lugar a problemas en el desarrollo de los niños, tales como el estrés y la ansiedad, o falta de autoestima. La mayoría de los recién nacidos están preparados para iniciarse en esta conexión desde que llegan a este mundo. Sin embargo, los padres pueden encontrar sentimientos distintos.
Si bien algunos padres pueden sentir un fuerte apego por sus hijos desde los primeros minutos o días tras nacer, a otros les puede costar un poco más forjar dicho vínculo con sus bebés. Hay que tener en cuenta que dicha conexión no aparece en los primeros minutos ni puede forzarse sino hay que deja que pase el tiempo y es el resultado de diversas rutinas cotidianas, como por ejemplo observar la primera sonrisa del bebé y sentir el amor por os pequeños.
Otras formas por las que comienza a desarrollarse el vínculo con los bebés:
– El tacto, una forma de comunicación con los bebés, que suelen responder al contacto piel con piel, que tranquiliza a los bebés y permite el crecimiento saludable.
– El contacto visual también proporciona una comunicación que permite que favorece la conexión entre padres e hijos.
– Los bebés intentan imitar, desde sus primeros momentos, las expresiones faciales y los gestos que ven en sus padres.
– Los bebés prefieren voces humanas y disfrutan vocalizando en sus primeros intentos de comunicación verbal.
Desarrollo del apego
Formar un vínculo de apego con los bebés es uno de los beneficios más evidentes de la paternidad y que puede reforzar, todavía más, a la pareja. Mecer al pequeño, abrazarlo, participar de manera conjunta en su crianza, y otras muchas rutinas. La lactancia es otra de las vías más eficientes de desarrollar el vínculo de apego con los hijos desde un primer momento y empezar a mantener un contacto con los mismos.
Los bebés responden al olor y tacto de las madres. En los partos sin complicaciones los profesionales invitan a que los padres cojan a los niños en sus brazos y empiecen a desarrollar el contacto piel con piel. Por su parte, los hombres, aunque no pueden participar directamente en la lactancia, también pueden comenzar a desarrollar esta conexión con los más pequeños y pueden empezar a mejorar su estado anímico gracias a estas actividades tan especiales:
– Participar de manera activa en el embarazo y el parto del bebé.
– Formar parte de la lactancia y alimentar al bebé cuando este empiece a ingerir alimentos sólidos.
– Leer o cantar al bebé
– Bañar al bebé
– Imitar los movimientos del bebé, así como los gorjeos, balbuceos y otras vocalizaciones del hijo, sus primeros esfuerzos para comunicarse
– Usar un portabebés frontal durante las actividades cotidianas
– Dejar que el bebé note con el tacto las diferentes texturas del rostro del padre.
Damián Montero
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