Uno de los momentos que más estresan a las familias es cuando toca elegir el colegio en el que matricular a sus hijos. Además de un espacio de formación, la escuela es, sin lugar a dudas, la segunda casa del niño, de ahí que el proceso de selección de un buen centro educativo para que sea una tarea a la que los padres dediquemos nuestros desvelos.
¿El mejor colegio?
De igual manera que no hay padres perfectos, no existe el colegio perfecto. Hay que ir mentalizado de que ningún centro va a encajar al 100% con aquello que vamos buscando.
Por otro lado, incluso si nos hemos equivocado en la elección, estamos a tiempo de corregir el rumbo. Se debe desestigmatizar la idea del cambio de colegio: si vemos que no estamos a gusto, que los niños no terminan de encajar, que no nos sentimos completamente identificados con el proyecto educativo… no pasa nada por cambiar a un niño de centro. No obstante, todos queremos acertar con nuestra elección.
La educación, la mejor herencia
La elección de colegio no es fácil y hay que tener en cuenta muchos factores para el bienestar de los niños en un entorno en el que van a pasar más horas -despiertos- que en sus propias casas. Para tomar la decisión acertada es imprescindible conocer previamente las características, ventajas e inconvenientes de cada colegio.
Hay que tener en cuenta los criterios que determinarán la selección. Entre los más comunes están la calidad y prestigio -los profesores juegan un papel fundamental-, la ubicación, el nivel académico -esto repercutirá en la futura carrera del niño-, la enseñanza de asignaturas clave en el currículo futuro –idiomas e informática-, las actividades deportivas y sobre todo los valores humanos y espirituales.
Para poder hacer una mejor selección los padres deben sentarse y pensar qué es lo que realmente buscan de la educación de sus hijos.
Hay que ser realistas pero teniendo en cuenta que las oportunidades que se les dan a través de la educación son mayores en gran porcentaje a las que tuvimos nosotros cuando estudiamos. Por ejemplo, si se está pensando inscribirlo en un colegio de currículo americano o británico debemos asegurarnos de conocer bien el programa académico.
Si nuestro hijo tiene necesidades especiales, ¿puede este colegio suplir esas necesidades? Y por último, debemos saber si nuestro hijo tiene la capacidad de adaptarse a este sistema escolar cumpliendo con las exigencias programáticas.
También hay que analizar si el centro se adapta a sus capacidades, intereses y del número de alumnos por aula. No menos importante, hay que saber si este sistema escolar es adecuado para su realidad psicológica y cultural.
Visitar el centro
Lo fundamental para valorar estos criterios es visitar las escuelas. Es importante sacar tiempo para ello, y cuanto antes, mejor. De esa forma pueden saber cómo son las aulas, los profesores, las instalaciones y si tienen actividades complementarias o extraescolares.
Si no se conoce personalmente el colegio, puede ser conveniente que acudan a las jornadas de puertas abiertas que se organizan en los centros, y ver así las aulas para ver cómo actúan los niños, ir al comedor para ver cómo se comportan e ir al patio para ver si están bien supervisados. Esto les dará una idea de cómo serán educados sus hijos y qué valores se les inculcarán.
Un buen consejo es acudir al centro en una de las salidas de las clases.
Observando la actitud de padres, alumnos y profesores se pueden extraer interesantes nociones del tipo de educación no académica que se imparte en el centro.
Una manera de saber si el nivel académico del centro es alto es ver qué porcentaje de aprobados se da cada año y si los alumnos participan de foros estudiantiles o competiciones educativas nacionales e internacionales y cuáles han sido los resultados obtenidos.
Junto al nivel académico hay que analizar las actividades complementarias. Estas tienen como principal finalidad ampliar la formación cultural de los alumnos y ofrecerles diversas alternativas de ocio.
Las extraescolares: para disfrutar sin abusar
Son clases, al final de las clases, pero no se debe abusar de estas actividades extraescolares. Algo que tienen claro los expertos es que el colegio tiene que ser un centro de formación para los niños y no un lugar para mantenerlos ocupados hasta que los padres que trabajan les recojan.
Casi todos los colegios ofrecen actividades de este tipo -desde música, danza, idiomas, informática, teatro, hasta técnicas de estudios y deportes- pero no conviene saturar a los niños, porque desciende su rendimiento académico. Es necesario que el niño se desconecte del colegio durante unas horas, así que si acude a clases complementarias es preciso que estas no sean estresantes.
Filosofía, objetivos y normas del Colegio
Antes de visitar el colegio los padres deben hacer una cita con el orientador o el encargado de los alumnos de nuevo ingreso. De esta manera cuando visiten el colegio estarán seguros de que se les atenderá por cita previa. En dicha cita deben discutir la filosofía del colegio. Así tendrán la oportunidad de discutir qué es lo que el colegio persigue como institución, cuáles son sus creencias y directrices.
Luego se deben conocer las normas del colegio para saber cuáles son los códigos de conducta, las expectativas hacia el estudiante, los procedimientos en caso de emergencia, qué protocolos de actuación emplean ante diferentes problemáticas, etc.
Valores humanos y religiosos
Lo más recomendable es que los padres inscriban a sus hijos en un colegio que persiga los mismos valores que ellos inculcan en la casa y la misma educación religiosa o espiritual que se practique en el seno familiar. Esto es importantísimo ya que el colegio es el complemento de la educación que los padres promueven. La falta de coherencia entre los mensajes que los niños reciben en casa y en el colegio puede derivar en serios problemas para la configuración de la personalidad del menor.
Buscar pronto
Pero, sin duda, los mayores dolores de cabeza para los padres es decidir cuándo empezar a buscar colegio, a qué edad enviarlo y conseguir plaza. La oferta de plazas en los centros de mayor prestigio en muchos casos es menor que la demanda, por lo tanto los padres deben reservar plaza uno o dos años antes de pensar en matricular al niño en el colegio.
Si los padres tienen las ideas claras, no tienen motivo para esperar a inscribir a su hijo en un centro, y si no lo tienen claro, cuanto antes comiencen a visitar colegios y a pedir información, más pronto saldrán de dudas y se asegurarán la reserva de plaza.
En cuanto a la edad para escolarizar a un niño, algunos padres se sienten culpables por «abandonar» a sus bebés en las guarderías. Enviar a un niño a la guardería es bueno, aunque parezca que es muy pequeño. Es una manera de que se socialice, se relacione con otros niños y se estimule.
Asociaciones de padres
Una forma de involucrarse más en la educación del niño es participar en las asociaciones de padres, aunque requiera la asistencia a reuniones periódicas. Sin cuestionar la profesionalidad del equipo de educadores, es conveniente la participación de los padres, ya que junto al colegio elegido estos también son responsables de la educación de sus hijos.
Isabel Martínez
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