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6 consejos para ‘malas madres’: cómo sobrevivir cuando te sientes juzgada

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Cada mujer tiene derecho a ser ella misma y elegir su forma de ser madre, desde el amor, el cuidado y la protección hacia los hijos. Sin embargo, siempre surgen críticas de otras personas, del tipo: «¿Pero no le das el pecho?», «¿Has salido con tu pareja dejando a tu bebé con una canguro?», «¿Cómo puedes vestir así a tu bebé?», «¿Ya has vuelto al trabajo tan pronto?» y nos sentimos como «malas madres».

En general, estos comentarios suelen venir de otras mujeres y por este motivo, psicóloga Carmen Alegre, de Mundopsicologos.com, se pregunta:,»¿por qué muchas madres se toman el derecho de juzgar a otras madres? ¿Es un problema de competencia femenina? ¿Es algo que siempre ha existido o ha nacido con las redes sociales?»

Ahora las mujeres somos más independientes y estamos emancipadas, y sin embargo, parecemos más juzgadas como madres. El concepto de maternidad ha cambiado, se ha transformado en el último siglo y ha surgido el fenómeno del Mom Shaning, también conocido como síndrome de la «mala madre». Saber conectar con la sabiduría interior, siendo consciente de que cada error forma parte de un aprendizaje, es lo que más puede ayudar a las madres a sobrevivir cuando te sientes juzgada.

¿Qué madres suelen ser víctima de estos ataques?

Las mujeres que suelen recibir este tipo de ataques y se sienten malas madres son aquellas que deciden compartir momentos de su vida privada en las redes, pudiendo ser blanco de todo tipo de personas -principalmente, de otras mujeres- que se sienten con el derecho de juzgar, culpabilizar y condenar las conductas que, según ellas, no son las idóneas, de acuerdo por supuesto a sus valores y principios, y sin tener en cuenta el derecho de los demás a vivir su vida, y en este caso, a la crianza, el cuidado y la educación de sus hijos.

«Avergonzar a la madre, o Mom shaming – explica la psicóloga Carmen Alegre – es una forma de sexismo, discriminación, incluso a veces de acoso a través de las redes sociales que padecen algunas mujeres, por hacer o publicar ciertas acciones que se consideran como malos comportamientos de ellas hacia sus hijos. Las críticas, cuya intención es avergonzar y hacer sentir que es una «mala madre», son de todo tipo: ¿No le das el pecho?, ¿Has salido con tu pareja dejando a tu bebé con una canguro? ¿Cómo puedes vestir así a tu bebé? ¿Ya has vuelto al trabajo tan pronto?».

Actualmente quienes mayor afrenta están recibiendo son aquellas mujeres que son profesionales, que suelen tener una vida intensa, que cuidan su cuerpo y su belleza, y donde la maternidad, aún siendo importante, es una faceta más de su vida.

Cómo ha cambiado el concepto de maternidad

Cada una tiene derecho a elegir su manera de ser madre. Y esto trae el debate y la controversia ¿cuál es la mejor manera de amar, cuidar y proteger? El concepto de mujer, embarazo y crianza ha ido cambiando en función de los factores sociales y culturales de cada tiempo. De forma muy general, y remontándonos a nuestra historia más cercana podemos hablar de dos formas de vivir la maternidad, una es desde lo biológico y la otra forma es desde lo sociocultural. En el siglo XVIII se habla de un instinto maternal, algo natural, sinónimo de realización personal y también donde al niño y a la niña se les empieza a considerar como seres que tienen necesidades y deben ser protegidos, y es aquí donde a la mujer-madre se la responsabiliza principalmente ya que es a la mujer a quien se le otorga la mayor capacidad de empatía y amor.

Es a finales del siglo XX donde hay una redefinición de los roles parentales, la crianza es una tarea colectiva, y las mujeres empiezan a postergar la maternidad y tener más actividades relacionadas con el mundo laboral y fuera del hogar.

«Actualmente se intenta que haya parentalidad, es decir que ambos padres tengan los roles de la crianza de forma similar, que ambos se encuentren involucrados en una nueva y común responsabilidad. Estas diferentes miradas siguen coexistiendo hoy en día, y cada mujer-madre, sola o con su pareja, elegirán la forma en la que se quieren vivir y experimentar en el rol de la crianza», afirma Carmen Alegre.

Por qué muchas madres se toman el derecho de juzgar a otras madres

«Suele ocurrir que la maternidad confronta emocionalmente a las mujeres – dice la psicóloga-, puede ser un momento en el que las heridas emocionales con la madre se abren, y patrones antiguos o dolorosos pueden reaparecer dejando a la nueva madre en estado de vulnerabilidad emocional y psicológica. Puede aparecer la inseguridad de si seremos buenas madres, si lo haremos bien, y puede aparecer la necesidad de aferrarse a creencias o teorías que pueden proporcionar esta seguridad. No es tanto el amor de una mujer hacia sus hijos lo que determina que «cumpla» con sus deberes «maternales», sino el discurso social, la moral y los valores religiosos y culturales».

En este sentido, continúa Camen Alegre, «uede entonces suceder que cuando aparecen ante nosotras nuevos modelos de ser madres que confrontan nuestra forma de hacer, de pensar e incluso de sentir, podemos sentir que sacuden aquello a lo que nos hemos aferrado «como la mejor manera de ser madre» y que nos despierte sentimientos de inseguridad y necesitemos reafirmarnos emitiendo juicios y críticas antes quienes no lo hacen igual que nosotras, con el daño emocional y moral que comporta para todas las implicadas».

Un fenómeno que ha nacido con las redes sociales

No nos engañemos, «que esto siempre ha existido y actualmente las redes sociales lo visibilizan y magnifican, ya que el número de contactos que se tenía por ejemplo hace 50 años podía ser quizás un par de decenas, mientras que ahora llegamos a cientos o miles en un solo día», puntualiza Alegre.

Sin embargo, al ser ahora más independientes y estar emancipadas como mujeres, parece que el resto nos juzga máscomo madres. Esto se debe a que hay más diversidad de tipos de madres, que ejercen su maternidad de maneras muy distintas. Según comenta la psicóloga Alegre, «actualmente son las que más están padeciendo el fenómeno de Mom Shaming, son las que proyectan la imagen de que se priorizan ellas y su trabajo. Y ocurre que la mujer que ha optado por ser ama de casa y cuidar de su hijos también se siente juzgada, como si lo que están haciendo careciera de valor».

6 consejos para ‘malas madres’

La propuesta general para sobrevivir al Mon Shaming sería poder sostener nuestras decisiones sin necesidad de ser reconocidas por las opiniones del exterior. Pero además, Carmen Alegre nos da los siguientes consejos: 

1. Escuchate y sentirte ti misma. Ante las múltiples teorías sobre la mejor forma de criar, educar y proteger a los hijos, ¿cómo te sientes tu como madre?, ¿qué estás dispuestas o no hacer? ¿qué retos estás afrontando? ¿qué necesidades tienes cómo persona más allá de la maternidad y cómo satisfacerlas?

2. Dialoga. Si tienes pareja, dialogar sobre cómo queréis vivir la crianza juntos, que quieres y deseas también permitirte como ser individual, y como pareja, y cómo quieres vivir como familia.

3. Conecta con el amor y permite equivocarte. Conectar con el amor que cada madre siente hacia sus hijos, y sentir que hagas lo que hagas, lo estás haciendo desde tu amor, y desde tu sabiduría interior. Por supuesto que a veces cometerás errores, pero acepta que cada error forma parte de un aprendizaje, por lo tanto, puedes permitirte equivocarte y no ser perfecta.

4. Pregunta a un especialista. En caso de duda sobre algún tema respecto a la crianza y educación de tus hijos, un especialista o un terapeuta te pueden ayudar a clarificar y acompañarte según tus valores y principios de crianza y educación de tus hijos, así como sobre tu proceso como persona, mujer y madre.

5. No quieras complacer a nadie, si te apetece compartir una imagen sabes que estás expuesta, si decides entonces hacerlo, que las opiniones positivas no te saquen de tu centro, y por supuesto, tampoco las negativas. Ser consciente de que tu vives tu vida, y la crianza de tus hijos como tu, o con tu pareja habéis decidido y que no necesitáis que nadie os apruebe.

6. La maternidad puede establecer un vínculo profundo entre los hijos, la madre y el padre, permítelo vivir con todo, con sus momentos difíciles, a veces dolorosos, y también con toda la alegría y todo el amor.

Marina Berrio
Asesoramiento: Carmen Alegre, psicóloga de Mundopsicólogos.com

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