El potencial de felicidad y grandeza reside en todos los niños y significará cosas diferentes para ellos. No podemos saber qué desafíos enfrentarán en su camino. Lo que sí podemos hacer es darles las habilidades para que puedan superar estos desafíos. Y eso lo podemos desarrollar a través de su resiliencia.
La resiliencia es la que nos permite poder recuperarnos del estrés, el desafío o la adversidad. Cuando los niños son resilientes, son más valientes, más curiosos, más adaptables y más capaces de enfrentarse al mundo. La buena noticia es que la resiliencia es algo que se puede fomentar en todos los niños.
La resiliencia y nuestro cerebro
Durante momentos de estrés o adversidad, el cuerpo atraviesa una serie de cambios diseñados para hacernos, más fuertes, más alertas y más capaces de nosotros mismos. Nuestro ritmo cardíaco aumenta, la presión arterial sube y la adrenalina y el cortisol (la hormona del estrés) aumentan por todo el cuerpo.
La respuesta al estrés es iniciada por la amígdala, la parte del cerebro responsable de nuestras respuestas instintivas e impulsivas. A partir de ahí, se envían mensajes al cerebro para que libere su cóctel químico (que incluye adrenalina y cortisol) para ayudar al cuerpo a lidiar con el estrés. Cuando el estrés continúa, los cambios fisiológicos permanecen activados. Durante un período prolongado, pueden debilitar el sistema inmunológico (razón por la cual los estudiantes a menudo se enferman durante los exámenes), el cuerpo y el cerebro.
El estrés también puede hacer que la corteza prefrontal en la parte frontal del cerebro se apague temporalmente. La corteza prefrontal es la torre de control del cerebro. Está involucrada en la atención, la resolución de problemas, el control de los impulsos y la regulación de las emociones. Estos se conocen como «funciones ejecutivas».
A veces, no tener demasiada participación de la corteza prefrontal puede ser algo bueno; hay ocasiones en las que solo necesitamos hacer el trabajo sin detenernos a reflexionar.La resiliencia está relacionada con la capacidad de activar la corteza prefrontal y calma la amígdala. Cuando esto sucede, los cambios fisiológicos que son activados por el estrés comienzan a revertirse, ampliando la capacidad de recuperarse, adaptarse o encontrar una solución al estrés, desafío o adversidad.
¿Cómo afecta la resiliencia al comportamiento?
Los niños tendrán diferentes niveles de resiliencia y diferentes formas de responder y recuperarse de tiempos estresantes. También tendrán diferentes formas de demostrar cuándo las demandas que se les imponen superan su capacidad de afrontar situaciones. Pueden volverse emocionales, pueden retraerse o pueden volverse desafiantes o enfadarse. Por supuesto, incluso los guerreros más resistentes tienen días en los que todo se vuelve demasiado, pero es probable que la baja resistencia impulse ciertos patrones de comportamiento con más frecuencia.
¿Se puede desarrollar la resiliencia? Absolutamente. Se puede desarrolar la resiliencia. La resiliencia no es para los genéticamente bendecidos y puede fortalecerse a cualquier edad. Uno de los hallazgos más emocionantes de la última década es que podemos cambiar el cableado del cerebro a través de las experiencias a las que lo exponemos. Las experiencias adecuadas pueden moldear las características individuales e intrínsecas de un niño de una manera que desarrollará su resiliencia.
¿Cómo fomentar la resiliencia en los niños?
Convertir a los pequeños en personas sanas y prósperas no consiste en eliminar la adversidad de su camino. Por supuesto, si pudiéramos levantarlos cuando caen, sería algo maravilloso, pero no les estariamos haciendo ningún favor» -Gabriela García- «El Poder de Tu Resiliencia»
Un poco de estrés les da vida y les ayuda a desarrollar las habilidades que necesitan para prosperar. Fortalecerlos para que lleven una vida saludable se trata de nutrir dentro de ellos las estrategias para enfrentar esa adversidad.
En el contexto de una relación amorosa con un adulto cariñoso, los niños tienen la oportunidad de desarrollar habilidades vitales para afrontar sus experiencias de vida. La presencia de un adulto receptivo también puede ayudar a revertir los cambios fisiológicos que son activados por el estrés.
Esto asegurará que el cerebro, el cuerpo y el sistema inmunológico en desarrollo estén protegidos de los efectos dañinos de estos cambios fisiológicos. Cualquiera en la vida de un niño puede marcar la diferencia: la familia, los maestros, los coaches, abuelos, etc.
Los niños no siempre notarán que las personas que están a su alrededor los animan, así que cuando puedas hazle saber que estas ahí ara darles su apoyo. Todo lo que puedas hacer para construir esa conexión transmitiéndoles amor los fortalecerá.
Gabriela García González. Autora del bestseller El Poder de Tu Resiliencia y de La Mejor Coach para tus Hijos ¡eres tú! es una referente del Coaching para Niños y el Empoderamiento infantil y Femenino. Educadora, Experta en Desarrollo Personal integral, Conferencista internacional y Formadora de Emprendimientos desde el Ser para mujeres.
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