La de 2021 la segunda Semana Santa marcada por la pandemia del coronavirus. Si bien en este año las familias no están confinadas, sí que las restricciones sanitarias han impedido vivir estas fechas de la misma manera que en otras ocasiones. Una buena ocasión en la que se puede reflexionar sobre todos los valores que estos días del calendario significan. Más en estos tiempos donde cualquier refuerzo positivo viene bien.
Porque la Semana Santa no es solo un momento de fiesta y celebración marcado por la Pasión de Jesús. Son días de reflexión, se búsqueda interior y de conexión con todos nuestros valores. Un ejercicio que se puede seguir realizando incluso en estos tiempos marcados por la pandemia y en el que las restricciones sanitarias nos impiden poder vivir estas fechas igual que otros años.
El valor del sacrificio
La Pasión de Jesús pasa por la muerte de este en la cruz. Un sacrificio del mismísimo hijo de Dios, quien decide morir para purgar el mal del mundo. Esta enseñanza nos indica que siempre debemos pensar en otras personas y, en ocasiones, anteponer el bienestar común al de nosotros mismos.
¿Cómo llevar esto a nuestro día a día en tiempos de pandemia? Pensando en cumplir todas las restricciones sanitarias, aunque eso nos impida poder hacer lo que nos guste. Tan claro como imaginar que quedarnos en casa un día puede suponer evitar la propagación del virus y sus consecuencias en la salud de todos.
Fe en la resurrección
Jesús muere en la cruz, pero al tercer día resucita. Un ejemplo de cómo debemos tener fe en que, aunque parezca que todo se ha perdido, siempre hay lugar para el renacimiento. La pandemia ha afectado de muchas maneras: ha alejado a familias, ha hecho mella en la economía de los hogares y nos ha privado de grandes momentos.
Pero, tarde o temprano, todo se arreglará, la pandemia finalizará y podremos volver a tener la misma vida que antes.
Humildad
En la Última Cena Jesús limpió los pies de todos sus discípulos, aunque fuera el hijo de Dios, se postra ante los suyos para tener este detalle con el que nos enseña que la humildad debe estar siempre entre nuestra lista de valores. La pandemia también nos ha enseñado lo pronto que el mundo puede quebrarse y lo efímero que puede a llegar a ser todo.
Por ello no está de más acordarnos de quiénes somos día tras día, de pensar que no todo va a estar ahí siempre y a mirar a todos como hermanos antes de creernos por encima de todo. Porque, por mucho que tengamos, siempre seremos iguales en muchos aspectos tal y como nos ha recordado la pandemia.
Valentía
Jesús se sobrepone a todas las tentaciones y a sus miedos como hombre para cumplir la misión que le tocó cumplir. Así debemos ser todos, valientes ante el destino que nos ha tocado vivir. La pandemia no es el mejor de los escenarios y puede que todavía falte mucho antes de que podamos alcanzar una situación idéntica a la que teníamos antes de 2020.
Pero no queda otra, hay que sacar fuerzas de donde no las hay hasta alcanzar la meta final. Con valentía todos podremos llegar a este destino que sin duda nos espera en el futuro.
Damián Montero
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