Explicar a los niños que las normas son una propuesta para establecer cuál es el comportamiento adecuado es fundamental, de este modo la convivencia funcionará mucho mejor y nos sentiremos más seguros y relajados.
Las normas implican unas consecuencias positivas en el caso de cumplimiento o negativas si se incumplen. Por este motivo, al mismo tiempo que se marcan las normas, debemos marcar también, incluso de manera consensuada con los niños, cuál debería ser la consecuencia en caso de incumplimiento. Así, si estamos todos de acuerdo, evitaremos discusiones y enfrentamientos en el momento de la infracción.
10 consejos para poner normas en casa
Estos 10 consejos te ayudarán a llegar a un correcto establecimiento de las normas en casa:
1. La norma debe responder a una necesidad. A parte de las fundamentales que siempre responden a una necesidad, las normas importantes se deben poner cuando hemos visto que reiteradamente se produce un comportamiento que no nos gusta, (llega tarde a casa, no se lava los dientes tras las comidas, habla faltando al respeto…).
2. Deben estar en consonancia con la edad y madurez de tus hijos. Solo así tendrá un sentido realista y los niños estarán preparados para cumplirla.
3. Para establecer una norma tiene haber consenso, es decir, los dos padres deben estar de acuerdo con la norma. Si entre los padres hay fisuras, los hijos pueden utilizarlas para incumplir la norma. Además, la considerarán inútil porque saben que carece de importancia para el otro progenitor.
4. Las normas deben estar formuladas en positivo, es decir, en vez lugar de «no faltar al respeto» decimos «hablamos con respeto».
5. Las normas no deben imponerse. Al contrario, deben establecerse en un momento de calma y explicarla en positivo. Evita establecer normas y límites tras un enfado o en un momento de cansancio para no trivializar con este tema.
6. Las normas deben comunicarse cuando los niños estén receptivos y acepten las normas y los límites como algo positivo para ellos, nunca como un castigo.
7. Las normas deben explicarse de manera clara. Argumentar sin rodeos y con asertividad es muy útil para que los niños entiendan el sentido de la norma.
8. El incumplimiento de la norma tiene consecuencias. Deben entender la norma como las consecuencias positivas (cumplimiento) y negativas (incumplimiento). Para conseguirlo debemos mantenernos firmes, pero colaboradores, es decir, debemos encontrar el equilibrio animando al cumplimiento y vigilando el éxito aplicando las consecuencias positivas o el fracaso aplicando las negativas previamente establecidas.
9. Las normas deben ser revisadas y evaluadas a lo largo del tiempo. Las normas no valen para siempre, por eso deben ser abiertas y estar en consonancia con el grado de maduración de los niños. Por eso, revisarlas y evaluarlas con frecuencia puede ser garantía de éxito.
10. Los niños necesitan un periodo de adaptación a las normas. Evita rendirte antes de tiempo. Los niños necesitan tiempo para asumir las normas y cumplirlas. Si al principio les cuesta, dales nuevas oportunidades.
¿Qué hacer si una norma no se cumple?
Para los padres que ya han puesto en marcha este sistema educativo, educar con normas y límites es más cómodo y eficaz, pues no tienen que estar repitiendo siempre lo mismo y se evitan muchos enfados y gritos.
Pero, ¿qué hacer cuando las normas se incumplen? En este caso, conviene analizar en primer lugar cuáles son las razones y en segundo lugar, la frecuencia con la que sucede. El niño debe conocer de antemano qué es lo que ocurre cuando cumple y sigue las normas, y ahí siempre decimos que el mayor refuerzo o recompensa siempre es la atención de los padres y qué es lo que ocurre cuando no las está siguiendo.
Lo que decimos siempre es que funcionan mejor las consecuencias o las cosas que se ganan. Y ¿cómo se las van a ganar? Siguiendo las normas y límites que ya han quedado preestablecidas. Y esto es muy importante porque la diferencia es mucha: así la llave la tienen ellos. De esta forma, los niños saben que con su comportamiento ellos deciden.
Esa es la clave: las normas deben plantearse como una oportunidad de aprendizaje para los niños. Desde su génesis, si las normas están razonadas y explicadas formarán parte de la convivencia en la familia y podrán trascender en sociedad. Nunca deben ser una amenaza, aunque sí deben pactarse las consecuencias negativas de su incumplimiento de antemano. Conviene recordar que las consecuencias deben ser proporcionales a la falta y adaptadas a la edad de los niños.
De manera que cuando se incumple una norma pasaremos a actuar en consecuencia bajo los criterios previamente establecidos y si el incumplimiento de las normas es repetitivo podremos optar por avisar y endurecer las consecuencias negativas o, por el contrario, encontrar consecuencias positivas más atractivas.
Marisol Nuevo Espín
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