El ejercicio asegura grandes beneficios para la salud. No solo ayuda a mantenernos en forma, sino a prevenir diversas enfermedades o a ayudar a que algunos problemas no aumenten y pueda llevarse una vida normal. El bienestar cardiaco es un buen ejemplo de cómo la actividad deportiva puede ayudar en la prevención de diversas afecciones del corazón.
Tal y como indican desde la Asociación Española de Pediatría, AEP, la práctica deportiva tiene grandes beneficios en la salud de los niños, tanto mental como física. Incluso en estos tiempos de pandemia hay que apostar por el ejercicio para evitar los efectos que el sedentarismo tiene en el bienestar. Porque no hay nada mejor que moverse para mantener lejos enfermedades cardíacas.
Efectos de la salud en el ejercicio
No es la primera vez que se habla de los beneficios del ejercicio en la salud de los niños. Atendiendo al punto de vista físico, ayuda a prevenir la obesidad, a disminuir la tensión arterial, elevar el colesterol bueno, mejorar la coordinación y agilidad. En definitiva, a prevenir el desarrollo de enfermedades cardiovasculares. En el terreno psicológico, favorece el buen rendimiento escolar, reduce la ansiedad y depresión, así como a mejorar la calidad del sueño y a aumentar la autoestima y control emocional.
La Organización Mundial de la Salud, OMS, recomienda la actividad física moderada o vigorosa durante al menos 60 minutos diarios. Este ejercicio no tiene que enfocarse en la competición, sino que puede traducirse en cualquier acto cotidiano como desplazamientos o momentos de diversión y juego que impliquen movimiento y práctica deportiva.
¿Y qué sucede cuando los niños no pueden moverse todo lo que deberían como en el caso del pasado confinamiento? AEP recuerda la importancia de las rutinas de ejercicio físico en el domicilio para asegurar una plena condición física y ayudar a prevenir diversas patologías.
Ejercicio y cardiopatía
La presencia de cardiopatías no debe restringir la aparición de actividad física. El ejercicio se recomienda en cualquier condición de salud, y, si es necesario adaptarse al tipo de enfermedad cardíaca y atendiendo a la gravedad de la misma. Cada caso debe estudiarse de manera individual y ser valorada por el médico especialista a través de una exploración y preguntas.
La restricción de la actividad física por parte de los padres significa sedentarismo y una mayor posibilidad de desarrollar factores de riesgo cardiovascular. Promover la actividad física y recomendar el deporte debe ser un objetivo prioritario en estos pacientes. Es importante mantener un modo de vida activo y programar entrenamientos adecuados.
Damián Montero
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