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3 consejos para padres sobre las primeras amistades de sus hijos

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A partir del segundo ciclo de Infantil, los niños son más capaces de entender el sentido de ser amigo de alguien o sentirse amigo de alguien. Estas primeras amistades en la infancia no solo buscan la interacción con los otros, que generalmente suele venir dada por el juego, sino que comienzan incluso a discriminar y a seleccionar a sus amigos, en función de la sensación que puedan tener con uno o con otro.

Es en este momento, a partir de los 5 años de edad, cuando tenemos un papel fundamental tanto padres como educadores para establecer una buena base de la amistad.

Las primeras amistades en la infancia: 3 pautas para padres

Si quieres que tus hijos crezcan con un buen sentido de la amistad, sean buenos amigos de sus amigos y viceversa y, a su vez, desarrollen sus habilidades sociales, los padres podemos ayudarles y mucho, llevando a cabo las siguientes pautas:

1. Debemos evitar elegir nosotros a sus amigos

Puede suceder que haya algún niño que nos parezca el amigo ideal para nuestros hijos, bien por la forma de ser, por el modo en el que está educado o porque podamos tener más puntos en común con su familia. Esto no significa que vaya a ser el amigo ideal de nuestros hijos. No somos nosotros los que tenemos que elegir los mejores amigos que ellos puedan tener, debemos estar a su lado para que la elección que haga sea justa para ellos mismos y también con los demás.

Lo mismo sucede cuando eligen algún amigo que para nosotros puede no ser del todo positivo para ellos. En este caso puede ocurrir que tengamos mayor capacidad e información para saber si es una buena compañía o no pero, de entrada, no podemos negarles la oportunidad de coincidir con ellos, conocerse, etc.

Al dar esta oportunidad, a pesar de que tengamos la seguridad de que se va a equivocar, les estamos educando y haciendo fuertes en las relaciones sociales ya que no es un campo fácil y no siempre son exitosas. Este modo de actuar, en el que de alguna forma les dejamos que puedan llegar a errar, solo podría llevarse a cabo en estas primeras edades puesto que las consecuencias que podrían tener no son tan graves y todavía nosotros, como padres, tenemos una posibilidad de acción. Por el contrario, en edades posteriores habría que tener mucha más cautela y tratar de intervenir antes para evitar riesgos importantes.

2. Debemos aceptar que nuestros hijos no sean amigos de todos

Cuando tienen esta edad, sus primeros amigos suelen ser los compañeros de clase porque al final son con los que pasan más tiempo y aprenden a vivir de una manera constante. Pero no siempre se da el caso que se integran de forma adecuada en ese grupo. Cuando esto sucede, los padres solemos sufrir mucho y de alguna manera tratamos de intervenir para forzar esa relación.

Constantemente en casa les preguntamos con quién han jugado en clase, si quieren invitar a alguien a venir a casa… Con ello lo único que estamos logrando es presionarle ante unas relaciones que puede que no sean las que nuestro hijo demande o necesite. Al fin y al cabo, es un grupo que le ha tocado por azar y, por tanto, no tiene por qué tener puntos en común.

No debemos preocuparnos excesivamente ni pensar que nuestro hijo es el raro del grupo. Simplemente, no ha tenido la suerte de encajar con ese tipo de niños pero podrá hacerlo con otros con los que tenga puntos de interés comunes. Para ayudarles en estas circunstancias debemos tratar de facilitar la oportunidad de entrar en contacto con otros niños, no solo con sus compañeros de clase. Por ejemplo, niños de alguna actividad extraescolar o deporte en la que pueda participar.

3. Debemos favorecer el contacto y la relación con otros niños no solo fuera de casa

Podemos organizar planes con hijos de amigos, con compañeros de alguna actividad extraescolar que lleven a cabo… Es interesante que estas relaciones tengan como escenario nuestro propio hogar con el fin de enseñarles, además, a abrirse a los demás, a ser generosos con los demás compartiendo con ellos no solo sus cosas, sino también su propia familia y su hogar. Esto nos permitirá a la vez, conocer mejor a los amigos de nuestros hijos y, sobre todo, a observar el modo en el que nuestros hijos empiezan a relacionarse con los demás.

La tarea más importante que debemos desempeñar como padres es enseñarles a tener relaciones más estables, respetuosas y justas. Esto significa que no solo se trata de crear planes para que nuestros hijos estén y jueguen con otros niños sino que debemos tratar de estar presentes para poder educarles sin necesidad de intervenir constantemente en las relaciones pero sí dirigirles hacia ese camino.

María Campo. Directora NClic

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