Mirar hacia el futuro es hoy, más que nunca, un desafío para los jóvenes. Les ha tocado salir adelante en un momento especialmente difícil marcado por la pandemia, por la crisis económica y social, y por la inestabilidad que crea la incertidumbre.
En cuanto a nuestros hijos, en la actualidad, lo tienen más difícil que nosotros porque experimentan una mayor presión, influenciada por las redes sociales y las exigencias del mundo de hoy.
Como adultos, si pensamos en la escuela, una de las primeras cosas que nos vienen a la mente, es la experiencia social que hemos tenido. Para algunos fue más positivo y para otros fue un desafío.
Cuando acceden a la formación secundaria, podemos ver a nuestros hijos, cómo se enfrentan a sus propias inseguridades, miedos, adaptarse a nuevas relaciones, amigos, a hablar en público, preocupaciones, etc.
5 herramientas con base científica para la transición
Para que tus hijos consigan el gran impulso de confianza que necesitan en la transición de adolescente a adulto, estas 5 herramientas pueden ser muy útiles. Hacer que sean conscientes de que cada uno posee estas fortalezas, les proporciona la base para una verdadera confianza en sí mismos, basada en la autoconciencia. Esto les ayuda a afrontar mejor, las adversidades de la vida.
1. Fortalezas. Las investigaciones del Dr. Martin Seligman, para profundizar en las fortalezas y virtudes del carácter, muestran que cada persona lleva en sí misma, 24 fortalezas claves, como el liderazgo, la humildad y la perseverancia. Éstas, estan en cada uno de nosotros en mayor o menor grado, pero están ahí. Por lo tanto, determinar sus mayores fortalezas y aprender a apoyarse en ellas puede ser de gran ayuda para aumentar la autoestima en nuestros adolescentes e incluso en nosotros mismos. No solo eso, sino que comprender sus fortalezas puede ayudarlos a elegir caminos en la vida con mayor confianza. Aún más relevancia toman cuando se trata de tener una vida con significado y plena.
2. Emociones. Sentimientos como preocupación, enojo, tristeza o negatividad no están ahí para hacernos sufrir. Están tratando de transmitir mensajes importantes. Por ejemplo, la ira puede estar diciendo que se están violando tus límites. La preocupación puede estar diciendo que algo grande está a punto de suceder y necesitas dedicarle tiempo a solucionarlo o a prepararte mejor para ello. Escuchar y reconocer lo que nos dicen las emociones es prioritario. Trata de entender por qué están ahí. Conecta contigo, luego, sigue adelante.
3. Autocompasión. A veces, cuando los adolescentes o preadolescentes se sienten burlados o juzgados, pueden amplificar sus propias dudas sobre sí mismos. Para esto es necesario practicar la autocompasión. Hay tres componentes clave de la autocompasión: atención plena (permitirse tiempo para sentir y comprender la propia experiencia); bondad hacia uno mismo (hablar consigo mismo como hablaría con un amigo); y humanidad común (sabiendo que ninguna persona es perfecta y nunca estás solo). Estas 3 claves de la autocompasión pueden ayudar a los adolescentes y preadolescentes a sobrellevar experiencias sociales y emocionales difíciles.
4. Autoestima. Entrar en una habitación llena de extraños puede ser muy intimidante, especialmente cuando tu propia confianza es baja. Sin embargo, se realizaron investigaciones importantes sobre las mejores formas de presentarse, iniciar conversaciones y hacer nuevos amigos de forma natural y saludable, por ejemplo, los investigadores del British Psychological Society, descubrieron que la forma ideal de tener contacto visual para mantener con alguien es del 60% al 70%. Los apretones de manos más atractivos se hacen como si estuvieras comprobando la madurez de la fruta: ni demasiado dura ni demasiado blanda. Y para iniciar conversaciones, muestra interés en lo que dice tu nuevo amigo.
5. Nerviosismo. Muchas veces, podemos sentir que los nervios se apoderan de nosotros. ¿Pero sabías que los nervios realmente pueden ayudar a nuestro rendimiento? Te hacen estar más alerta y aumentan el flujo de sangre en nuestro cuerpo. Muchos piensan que la sensación de nerviosismo es desagradable, pero en realidad está mucho más cerca de una sensación de emoción. El corazón se nos ascelera, los pensamientos vuelan en nosotros y sentimos cosquillas en el estómago. Ahora, aquí está el truco … puedes cambiar tu forma de pensar y convencerte de que en situaciones de alta presión, no estás nervioso en absoluto, sino ¡muy emocionado!
Con estas simples prácticas, podemos evitar que nuestros hijos caigan en ansiedad, cuando tienen que relacionarse con otros o experimentar ambientes nuevos. Son claves y una base importante que deben incorporar para enfrentarse al mundo de hoy.
Gabriela García González. Autora del libro La mejor coach para tus hijos ¡eres tú!,! es una referente del coaching para niños y el empoderamiento infantil y femenino. Educadora y experta en desarrollo personal integral.
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