Hemos pasado unos días entrañables. Pero ahora que estrenamos mes y año parece que todo cuesta más esfuerzo. Nos enfrentamos a la cuesta de enero más difícil de las últimas décadas marcada por la pandemia y una nevada histórica, y debemos remontarla con ánimo y motivación.
Es preciso que no nos dejemos abatir por las dificultades de la vida, el cansancio o la rutina que lo entorpecen todo. Hace falta reilusionarse con las pequeñas cosas de la vida, con las personas a las que queremos, con la familia… para remontar esta cuesta de enero tan particular.
A veces, intentamos hacer multitud de cosas para llegar a todo. En medio de las dificultades, nos obsesionamos con que nuestros hijos estudien y realicen un sinfín de actividades sin pensar si de esa forma les ayudamos o no.
Merece la pena que dediquemos un momento para ver la necesidad real de cada actividad y nuestras posibilidades a la hora de comprometernos con demasiados asuntos. Porque una característica de esta sociedad es el gusto por el activismo, sin pensar mucho previamente.
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Volver a lo sencillo
Si algo nos han enseñado estos últimos meses de pandemia es que lo importante es lo básico en lo no reparábamos antes: la salud, el cariño de nuestros seres queridos… Un rato en familia, donde todos descansamos, donde realmente convivimos juntos, donde nos ocupemos de hacer la vida agradable a los demás repone energías y ganas de seguir adelante a todos
Por ejemplo, una merienda, una tertulia, una cena sin prisas… Se trata de priorizar ratos, personas, tiempo de calidad y, a la vez, descansar y pasarlo bien en familia, que es donde podemos ser más felices. El reto no es sencillo.
Ahora, más que nunca es especialmente necesario un rato diario de convivencia distendida en la que cada uno cuenta sus inquietudes, sus vivencias, sus sentimientos, donde se detalla la historia de la familia, se aprende a escuchar, a comprender, a relacionarse con los demás, a valorar lo importante, a perdonar… y donde relajarnos, disfrutar y olvidar los ‘arañazos’ de la calle. Porque todo lo que hacemos o decimos deja una impronta en los hijos y necesitan ese ambiente, ese tiempo, dedicado a ‘construir familia’.
Vida en pareja aunque estemos cansados
En medio de ese cansancio, de esa famosa ‘cuesta de enero’ que parece inacabable, ¿cómo vamos de amor en pareja? Porque el amor es el ‘gran motivador’ que nos proporciona energía. Amar no es solamente sentir que podemos ‘volar’, sino que se precisa demostrarlo cada día con pequeños gestos para que el otro se sienta querido.
Y para eso, hay que llevarle en el corazón, hay que pensar en él con frecuencia, para concretar detalles, o simplemente ayudarle en algo que le cueste y aligerarle la carga… Cada uno libra una batalla en su interior, y es necesario ser amable, agradecido, saber disculpar, decir un «te quiero». Sin malas caras, sin ironías que destrozan la convivencia. Y para ello es fundamental nuestra actitud.
El modo de afrontar la vida es lo que puede potenciar las habilidades que poseemos. Por eso, no podemos estar con la batería descargada cuando nos pidan algo. Hay que dedicar tiempo a la familia, aunque cueste.
Quedar atrapados en la rutina, en lo que cuesta, es como morir un poco cada día. Hace falta ilusionarse por hacer lo que debemos, poniendo una dosis extra de optimismo cuando las fuerzas no alcancen. Centrarse en lo que nos ayuda, rebobinar momentos simpáticos y ser agradecidos con las personas que nos quieren. Pasar del ‘modo automático’, al ‘modo disfrute’.
Mª José Calvo. Médico de Familia. Optimistas Educando y Amando
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