«¿Por qué no contestas a mis mensajes?» «No me grites y quita esa cara larga.» «No te confundas, no soy tu amiga, soy tu madre.» «¡Papá! no le aguanto más y fue él quien empezó desde esta mañana.» «Nuestros hijos se meten en nuestras conversaciones.» «Cuando discuten entre ellos, acabamos discutiendo todos.»
Cuando se tiene la sensación de que en la comunicación en familia la tensión va en aumento y de qué hablar las cosas sólo las empeora, es signo de que es hora de metacomunicar; es decir, necesitamos hablar acerca de cómo nos comunicamos en familia.
¿Qué hacer para mejorar la comunicación en familia?
En mi labor profesional con familias siempre tengo en mente los axiomas de la comunicación humana propuestos por Paul Watzlawick y colaboradores. Si os sentáis a hablar sobre cómo os comunicáis, os recomiendo leer detenidamente los siguientes axiomas.
Primer axioma: Es imposible no comunicar
En otras palabras, cuando alguien no responde nos está lanzando un mensaje que tendremos que interpretar. ¿Cómo debo interpretarlo? Preguntarse «¿Qué me pasa o qué quiero decir cuando soy yo quién no responde?» puede ser una manera empática de entender por qué lo hacen los demás. Tener en cuenta el tercer axioma puede ayudar a comprender. Un ejemplo claro hoy en día es la no respuesta en la mensajería de texto. ¡Y además podemos hasta saber si el mensaje ha sido leído!
Segundo axioma: Toda comunicación humana tiene dos niveles, el de contenido y el de relación
No es lo mismo recibir una frase de idéntico contenido si nos la dice un amigo que nuestra jefa, ya que la relación que mantienen los interlocutores marcará su interpretación. Este axioma suele relacionarse con el quinto axioma, pero para que veáis que éste es independiente os pongo el siguiente ejemplo en el que las relaciones son simétricas o deberían serlo. No interpretamos lo mismo si nos dice «tenemos que hablar», nuestra pareja o una amistad.
Tercer axioma: Puntuación en la secuencia de hechos
Parece algo enrevesado, pero es sencillo. No es más que, toda comunicación tiene una historia entre los interlocutores. Reconocer esta conversación entre hermanos. «¿Por qué has cogido mi estuche? – Porque tú me perdiste la semana pasada mi portaminas!! – Por mucho que lo digas sigue siendo mentira, como lo de ayer con las galletas.» La historia comunicacional puede embarrar muchas soluciones fáciles. «No mezclemos las cosas que, si no, nos iríamos hasta la prehistoria» podría ser un buen comentario por parte de algún hermano; o «resolvedlo entre vosotros porque yo no sé qué ha pasado antes – o quién empezó» por parte de algún adulto al que intentan meter en la discusión.
Cuarto axioma: Toda comunicación tiene dos niveles; digital y analógico
El primero se refiere a todos los signos consensuados para comunicarnos, lo verbal o las letras. Y el segundo a lo no verbal y, por tanto, más interpretable. Gestos, distancia física, la velocidad al hablar o el volumen empleado. ¿Con qué mensaje se queda un hijo mientras su padre le dice: «¡que no!» mientras sonríe? Habréis leído muchas veces que el 85% aproximadamente de la información con la que nos quedamos al comunicarnos es no verbal. Así que parece que le damos mucha importancia y por tanto es imprescindible cuidarla a nivel familiar si queremos que la comunicación sea efectiva, congruente y mucho más si queremos que sea afectiva.
Quinto axioma: Complementariedad o simetría
«Sal ahora mismo» no tiene el mismo significado si nos lo dice nuestro hermano (simetría) que si nos lo dice un progenitor (complementariedad). Y si es interpretado del mismo modo sería algo a trabajar a nivel familiar; como en cualquier organización humana. Imaginad el funcionamiento de un colegio si los alumnos confunden a los profesores con sus iguales.
Los cinco axiomas se dan siempre y en toda comunicación, sea del tipo que sea. Saber que estamos codificando y descodificando un montón de información a la vez y que nuestros interlocutores también, significa que la comunicación es un fenómeno de enorme complejidad. Por lo que parece razonable dedicar algo de tiempo a pensar y a hablar con nuestros familiares sobre cómo queremos comunicarnos.
José María Ferro Llaryora. Psicólogo. Psicoterapeuta del Departamento de Infantojuvenil y Familia de Psicólogos Pozuelo
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