Tener hermanos nos brinda la oportunidad de explorar uno de los vínculos más complejos y mágicos de la vida. Para descubrir el origen de esa relación y cómo acompañar los celos y la rabia entre ellos, la pedagoga Tania García acaba de publicar Hermanos. Educar la relación entre tus hijos donde ofrece las herramientas para acabar con los gritos y peleas.
Tania García es fundadora de Edurespeta, y autora también de Guía para madres y padres imperfectos que entienden a sus hijos (2018), Educar sin perder los nervios (2019) y ¿Qué necesito si me enfado? (2020).
Hermanos, una de las relaciones más importantes en la vida
P. Los padres solemos pensar que educamos igual a todos nuestros hijos, ¿debemos darle lo mismo a cada hijo?
R. Debemos darles las mismas oportunidades y los mismos derechos, por supuesto, pero cada persona es única y como madres y padres tenemos que dar a nuestros hijos aquello que necesitan conforme a sus necesidades cerebrales individuales.
Cada hijo es diferente y debemos de ser conscientes de esto al educar. Cada hermano tiene una personalidad distinta, unos gustos e intereses individuales y una forma de sentir diferente. Como padres tenemos que acompañar de forma individual para conseguir que nuestros hijos tengan un desarrollo emocional óptimo. No debemos dar lo mismo a cada hijo porque cada hijo tiene necesidades cerebrales y emocionales diferentes.
P. ¿Qué consecuencias tiene hacer comparaciones entre los hijos? ¿Por qué es importante evitarlas?
R. Además de crear un clima de competencia y competitividad entre los hermanos al estar continuamente hablando de forma comparada sobre su personalidad y comportamiento (con las consecuencias negativas para su relación que esto acaba suponiendo), las comparaciones entre hermanos son una de las mayores causas de pérdida de autoestima. Es imposible que una niña o un niño se quiera a sí misma/o si continuamente tiene que estar escuchando comparaciones con su hermano, sus compañeros de clase, sus primos o incluso con cómo eran los propios padres cuando tenían su edad.
No debemos comparar a nuestras hijas e hijos, nunca.
P. ¿Es natural sentir celos de un hermano? ¿Son más frecuentes los celos en el hermano mayor o en el pequeño?
R. Los celos en los niños son naturales y forman parte de lo que somos como seres humanos. A través de la evolución hemos adquirido un sentimiento de miedo atroz cuando notamos peligrar nuestra supervivencia al percatarnos de que nuestros padres están o estarán más con otra persona. Ese profundo miedo es completamente natural y esto es lo que como padres debemos de realmente entender. A modo de resumen, lo que debemos de hacer en estos casos es acompañar y demostrar a ese hijo que está sintiendo celos que estamos y estaremos con él y que nada va a ocurrirle. Esto se demuestra día a día con respeto, atención, escucha y amor incondicional.
P. ¿Cuánto tiempo suelen durar los celos entre hermanos?
R. A través del desarrollo de una persona, si ha sido correctamente acompañada, los celos van poco a poco desapareciendo. Pero esto no es mágico, insisto, los celos solo pueden acompañarse correctamente si se entienden que son naturales y que lo que evidencian es que nuestros hijos nos necesitan a su lado de forma individual atendiendo las necesidades de cada uno como realmente cada persona merece.
P. ¿Por qué se dice que para que no existan celos la diferencia de edad entre hermanos debe ser corta?
R. Esta afirmación no tiene ninguna base científica, se trata más de un prejuicio adultista que responde al pensamiento popular de que es mejor si se tienen a los hijos a la vez, porque «se cuidarán solos» conforme vayan creciendo. La ciencia demuestra que cuanta más edad se lleven nuestros hijos, más ‘sencillo’ será acompañarles, ya que no estarán en el mismo punto de desarrollo emocional y, de esta manera, podremos atender mejor a sus necesidades emocionales de forma individualizada. Por supuesto, no debe de haber problema al acompañar también emocionalmente la relación de dos hermanos o hermanas que se lleven menos edad, pero requerirá de más esfuerzo por parte de los padres el tener siempre presente que aunque se encuentren en la misma etapa, debemos pasar tiempo con ellos de forma individualizada, atender sus necesidades y acompañarlos de forma exclusiva.
P. ¿Qué subyace bajo los celos infantiles? ¿Qué necesitan los niños que sienten celos?
R. Mucho acompañamiento. Como decía anteriormente, lo que necesitan nuestros hijos cuando sienten celos es demostrarles que vamos a estar ahí siempre con ellos. Necesitan nuestro acompañamiento, nuestra atención y, por supuesto, nuestro amor incondicional.
P. ¿Cómo podemos prevenir los celos entre nuestros hijos y qué hacer cuando ya están experimentando celos?
R. Es nuestra responsabilidad como padres fomentar una buena relación entre los hermanos y, por tanto, darles un buen acompañamiento a cada uno de ellos. Esta es la única forma en la que podemos prevenir los celos: esforzándonos en el día a día para no hacer comparaciones, poner etiquetas a cada uno de ellos o también interviniendo de manera correcta en las peleas. Realmente, no se trata de prevenir, sino de acompañar correctamente estos celos que, como apuntaba anteriormente, son naturales.
P. ¿Cuáles son los principales errores que cometemos los padres y que desencadenan o aumentan los celos?
R. Aparte de las comparaciones que ya he comentado anteriormente, una de las principales causas de aumento de los celos son también las etiquetas.
Un ejemplo de etiquetas en el que reparan pocos padres es el de ‘hermano mayor’ o ‘hermano pequeño’.
En este caso asociamos esta etiqueta a nuestros hijos antes de nacer, con todos las actitudes y valores asociados a esto que se le presuponen socialmente a un ‘hermano mayor‘ o ‘hermano pequeño’. Esto es un tremendo error que lastra tanto a los propios hijos como también a los propios padres por la forma de entender el rol de cada uno de ellos en la relación entre hermanos, presuponiendo por ejemplo una madurez que quizás no ha alcanzado. Por supuesto, hay un primer hermano, un segundo, un tercero…pero asociar etiquetas a una persona, en este caso incluso antes de su nacimiento, ya le condiciona y más aún cuando los que lo hacen son sus padres. Llamarles por su nombre es el primer paso.
P. ¿Las peleas entre hermanos pueden ser saludables?
R. Lo primero que tenemos que comprender es que las peleas entre hermanos son naturales y forman parte de su relación. El verdadero problema es cuando muchos de estos conflictos se dan a causa de cómo acompañan esta relación los padres, ya que al fin y al cabo la mayoría de peleas entre hermanos serían evitables si su relación se acompañase adecuadamente. Podemos decir entonces que hay un 90% de conflictos evitables si nosotros los adultos aprendemos a saber actuar, y un 10% que son naturales y que ocurrirán, pero que el impacto de los mismos en su relación depende de cómo nos comportemos los adultos.
P. ¿Dónde está el límite para poder frenarlas?
R. Se cometen muchos errores con ellos y esto no solo acaba provocando que se lleven mal y que tengan conflictos cada vez más graves en su día a día, sino también y quizás lo más importante, es que su vínculo acaba siendo cada vez más distante y se sienten cada vez más lejos. Esto termina repercutiendo en problemas y desconexión en el desarrollo actual, y por supuesto también en la vida adulta.
A modo de resumen, podría destacar que en las peleas debemos siempre intervenir y estar presentes, no pensar que son cosas de niños, sino que es muy importante hacerlo respetando, empatizando, comprendiendo, acompañando emocionalmente, utilizando el sentido común, tratándoles con amor, con guía y dando un buen ejemplo de equilibrio emocional, sin perder los nervios, y respetando tanto su parte emocional como su parte física.
Marisol Nuevo Espín
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