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Navidad sin besos ni abrazos

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¿Estamos preparados para vivir una Navidad sin besos ni abrazos? o ¿para preparar una mesa más pequeña sin el calor de los familiares ni las costumbres de siempre?… Debemos aceptar esta Navidad diferente tal y como se presenta, con una mente abierta, quizás esto nos ayudará a pasarla mejor.

Hay que evitar obsesionarse con una «Navidad perfecta» y asumir que será diferente. Si se tiene miedo a la soledad, hay que decirlo abiertamente a amigos y familiares para que puedan apoyarnos y buscar soluciones. Las personas con depresión deben seguir a rajatabla su plan de tratamiento farmacológico y control psicológico y tratar de salir al aire libre y tomar el sol.

Esta nueva Navidad está ya a la vuelta de la esquina. Si normalmente para muchas personas esta celebración ya fomenta y agrava los problemas de salud mental de por sí, este año la situación va a ser más complicada. No solamente para ellas, sino para muchas más debido a las limitaciones necesarias para frenar la pandemia.

Son muchas las razones por las que este año las familias pueden encontrar difícil disfrutar de estos días señalados. Muchas personas pueden incluso sentir una presión por no poder celebrar una «Navidad perfecta». Para el psicólogo Tony Crespo, del Hospital de La Salud, «no ayudan en este sentido los mensajes que animar a normalizar en la manera de lo posible la situación: gastando, socializando, aunque sea con seguridad, bebiendo y comiendo de forma especial… El mensaje, con o sin pandemia, no deja de ser el mismo: hay que ser «feliz» en todo momento».

Si ya sabemos de antemano que estas Navidades no van a ser como las de otros años, el doctor Crespo aconseja que «tratemos de no obsesionarnos con la idea poco realista de tener la Navidad perfecta; seguramente serán diferentes- asegura-, pero hay que pensar que las siguientes volverán a ser como siempre.»Cuando se tienen altas expectativas, se genera una presión adicional sobre uno mismo y también sobre las personas que lo rodean, por lo que lo mejor es aceptar la festividad tal y como se presenta, con una mente abierta.

Pedir ayuda a la familia

Una Navidad diferente sin besos ni abrazos

Tony Crespo recuerda que «términos tales como distanciamiento social, grupos de riesgo, número límite de comensales, patologías de los más mayores, etc. son para todos habituales a estas alturas, pero hay que preguntarse qué consecuencias tendrán en personas mayores que viven solas, en personas con depresión, en familias extensas que tienen miedo de contagiarse unos a otros e incluso en personas que están en los hospitales o han perdido a un ser querido por este virus».

«Hay que tener en cuenta- asegura el Dr. Crespo – que la Navidad despierta recuerdos y aumenta considerablemente los sentimientos de pérdida y aislamiento», con lo cual, para estas personas va a ser una Navidad peor de lo habitual. «Pueden sentirse abrumadas, tristes o solas- añade- porque no podrán estar con los suyos y más en un momento en el que todos parecen estar rodeados de sus seres queridos, aunque sea con limitaciones… Pero es importante que sepan que no van a ser los únicos, que hay un sentimiento compartido por muchas más personas».

Por otro lado, las personas cuyo mayor temor es la tristeza y la soledad por el distanciamiento de los suyos o por esa pérdida tan reciente, no deben dudar en pedir ayuda a sus amigos y familiares, ya que estos mejor que nadie saben cómo se sienten y sabrán cómo apoyarlas: bien a través de llamadas telefónicas o incluso a través de videoconferencias para compartir momentos, aunque sea de una forma poco convencional, en estas fechas tan señaladas.

Personas con depresión

Respecto a las personas diagnosticadas de depresión, es fundamental durante la Navidad seguir a rajatabla con su plan de tratamiento farmacológico y control psicológico.

«Aparte de los sentimientos que pueden generarles estas atípicas Navidades, ya de por sí las personas con depresión son más propensas a experimentar peores síntomas en estas fechas estacionales del año- asegura Tony Crespo-. A muchas se les diagnostica un trastorno afectivo estacional (TAE) debido a la falta de exposición a la luz durante los días de invierno. Ante esto y siempre que les sea posible y manteniendo las medidas de seguridad -mascarilla y distanciamiento social-, es importante que salgan al aire libre y aprovechen los días soleados».

«Pero, sobre todo – recuerda el doctor Crespo-, si sienten que no pueden sobrellevarlo y que todo esto les supera, no deben dudar en pedir ayuda profesional, ya que probablemente necesiten una orientación psicológica para sobrellevar esta situación tan difícil».

Marina Berrio
Asesoramiento: Dr. Crespo. Hospital La Salud

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