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Estudiar con videos: el material audiovisual motiva a los estudiantes

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Estudiar con videos no es una moda, es una realidad para muchos estudiantes, sobre todo ahora, en el contexto educativo provocado por la pandemia de la COVID-19. Aunque para muchos profesores es muy triste que sus alumnos prefieran ver un video explicativo antes que leerse el contenido de una clase, el material audiovisual educativo seduce y ha llegado para quedarse. 

El video como herramienta didáctica ha calado hondo sobre todo en la universidad y en los últimos cursos del colegio. Los estudiantes de estas edades se desenvuelven en un mundo plenamente digital y consumen el 90 por ciento de su información a través de herramientas audiovisuales.  Además, concretamente, en la pandemia, la educación online se ha convertido en el único recurso.

Para averiguar cuál es el impacto del material audiovisual en los estudiantes, un equipo de la UOC ha estudiado la percepción de los vídeos digitales por parte de los estudiantes en varias asignaturas de introducción a la física en ingeniería en una universidad cien por cien en línea como la UOC y también en una universidad presencial, la Escuela Universitaria Salesiana de Sarrià (EUSS). Los resultados demuestran que los estudiantes están muy satisfechos con estos audiovisuales y que los perciben como muy útiles. Además, el estudio también señala que los vídeos pueden aumentar las posibilidades de aprobar la asignatura.

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Los vídeos aumentan la probabilidad de aprobar

Los investigadores analizaron el grado de satisfacción de 125 estudiantes respecto a los vídeos visualizados a lo largo del curso y también la relación entre el uso de estos materiales y los resultados académicos. Según el estudio, los vídeos también tuvieron un impacto en los resultados académicos, ya que incluirlos en la asignatura aumentaba la probabilidad de aprobar el curso.

«El uso de los vídeos durante el curso supuso un aumento del seguimiento de la asignatura y también del porcentaje de aprobados. Por otra parte, los estudiantes encuentran útiles los vídeos porque los ayudan a asimilar los conocimientos y esto aumenta su satisfacción con la asignatura», destaca Antoni Pérez-Navarro, autor del centenar de vídeos utilizados durante el experimento.

Buscando el formato más útil para estudiar con vídeos

La creación de vídeos es una actividad que requiere mucho tiempo para los profesores, que generalmente no son expertos en esta tarea. Para conseguir unos pocos minutos de vídeo, deben dedicar muchas horas a prepararlo. Por este motivo, es muy importante saber qué impacto y qué aceptación tienen, pero también cuál es el tipo de vídeo que los estudiantes perciben como más útil.

A lo largo del curso, los participantes visualizaron diferentes formatos de vídeos, principalmente vídeos creados con aplicaciones que capturan lo que se escribe en la tableta digital y vídeos creados filmando las manos del profesor mientras escribe y explica una lección o un problema. Además, los estudiantes también vieron vídeos en los que un profesor se grababa a sí mismo dando clase.

Según los resultados de este trabajo, los estudiantes prefieren vídeos en los que puedan ver al profesor, ya sea la cara, medio cuerpo o mediante las manos con una voz en off. «Parece que para los estudiantes es más relevante el hecho de disponer de vídeos que no el tipo de vídeo en concreto, aunque los vídeos con las manos son los que preferían más de la mitad de los encuestados», explica Antoni Pérez-Navarro.

Estudiar con vídeos: cortos y bien planificados

El vídeo ha sido uno de los recursos más utilizados durante el confinamiento. Muchos profesores se han visto dando clases online sin experiencia, a veces sin el material necesario, y han tendido a grabar directamente sus disertaciones. Estamos hablando de vídeos demasiado largos y sin un plan de cómo debían ser estos productos.

«Un error muy común es pensar literalmente -como ha dicho alguien-, que, si los estudiantes nos aguantan dos horas hablando en clase, aguantarán un vídeo de dos horas. La realidad es que se trata de un entorno y de un medio diferentes y que, en general, los vídeos cortos, de pocos minutos, son más efectivos. Hay que pensar que dos horas es lo que dura una película, donde intervienen guionistas profesionales, actores y actrices profesionales; hay música, efectos especiales, etc. Y, aun así, a veces la película se nos hace aburrida», añade Antoni Pérez-Navarro.

Para poder condensar toda esta información, la planificación es clave: debemos pensar muy bien el contenido de cada vídeo y cuidar de los aspectos técnicos. La iluminación es muy importante, pero el sonido es fundamental. El vídeo tiene que escucharse perfectamente, si no, es muy difícil de seguir.

En cualquier caso, para Antoni Pérez-Navarro, lo más importante no es la tecnología -ya que «podemos usar la tecnología del siglo XXI para dar clases del siglo XIX»-, sino la empatía, hacer las cosas pensando en los estudiantes y tener en cuenta su opinión. «Hay que escuchar a los estudiantes; ellos son los mejores críticos. Si no les hacemos caso y no se miran los vídeos, nuestro trabajo no servirá de nada», concluye el investigador.

Marina Berrio

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