Hay dos momentos en el año que trastocan el funcionamiento del hogar. Hablamos del cambio de hora, que altera los horarios de sueño de todos los miembros, en especial de los más pequeños, que durante los primeros días (e incluso semanas) pueden arrastrar sus efectos. Por lo que surge una duda, ¿hasta qué punto es recomendable mantener esta tradición?
Algunos expertos cuestionan su pertinencia y eficacia, en especial en los más pequeños. Es el caso de la Comisión Nacional para la Racionalización de Horarios Españoles (ARHOE), en donde se defiende que el retraso del reloj en una hora sea el último que se haga en nuestro país. Ya que tal y como mantiene José Luis Casero, presidente de esta organización: «los niños tienen que ir al colegio con luz».
La salud es lo primero
Para Casero hay que trabajar para que el Gobierno entienda la necesidad de suprimir el cambio horario. El presidente de ARHOE mantiene que la salud es lo primero y que la eliminación de este cambio en los relojes sería buena idea para mejorar el bienestar de los niños. También hay que tener en cuenta otros aspectos, como por ejemplo la conciliación.
En cualquier caso, Casero cree que los principales afectados del cambio de hora son los niños. A día de hoy se levantan por la noche, lo que puede causar en ellos cierta sorpresa, por ello mantiene que el horario de invierno sería lo ideal ya que mantendría un biorritmo adecuado en el que hay luz por la mañana y se reduce la misma por la tarde, facilitando su relajación.
De esta forma se favorecerían los procesos de sueño, permitiendo una distribución óptima de las horas. Por esto, Casero vuelve a insistir en la necesidad de que este cambio de hora sea el último que sea vea en España y se mantenga el horario de invierno se mantenga y en marzo no volvamos a pasar por un reajuste de nuestros relojes.
Cambio de hora en niños
No es la primera vez que se habla de la idoneidad de los cambios de hora y sus efectos en niños. Desde el Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona se recuerda que esta alteración afecta al biorritmo de los más pequeños que pueden tardar varios días e incluso una semana hasta que son capaces de adaptarse a esta nueva rutina.
Respecto al cambio de hora que tiene lugar en marzo, a diferencia del de octubre, se traduce en que dormimos una hora menos y ello implica que al día siguiente se adelanten las comidas y la hora de acostarse por la noche. Es normal que los niños presenten cambios en el patrón del sueño los primeros días, mal humor, irritabilidad y que estén más apáticos y ansiosos.
El cambio en las rutinas normales del pequeño suele comportar irritabilidad, y también es posible que haya cambios en el apetito, especialmente en bebés. A medida que se hacen mayores, los efectos se van reduciendo, aunque no desparecen del todo. Los padres deben estar preparados, pues sería relativamente normal observar que su hijo está de peor humor durante esos días.
Damián Montero
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