Jugar en casa entre hermanos, con los hijos… se ha convertido en el pasatiempo favorito de muchas familias que se han visto obligadas a pasar más tiempo en su hogar debido a la pandemia de coronavirus.
Los juegos educativos compartidos no solamente entretienen y evitan el aburrimiento, es también una fuente de beneficios inagotable. ¿Por qué? Porque son una actividad fundamental para el desarrollo y aprendizaje de los niños, que permite desarrollar su imaginación, su creatividad y sus habilidades sociales con sus padres y hermanos.
Además, los juegos educativos contribuyen a lograr un objetivo común: el alejamiento temporal de las pantallas, que tiene como consecuencia mejorar su sociabilidad y su comunicación con los demás.
Y es que pasar más tiempo que antes en casa con los niños ha introducido cambios en nuestras dinámicas diarias. Ahora tenemos la posibilidad de dedicar más tiempo de calidad a nuestros hijos y nada resulta más útil que echar mano de algunas actividades didácticas y juegos divertidos, y a la vez educativos, de los que disfrutar en casa cualquier día.
¿A qué jugamos?
Es la eterna pregunta de los niños y ahora más que nunca los padres tenemos que estar preparados para saber a qué jugar. Conocer los gustos, aficiones y habilidades de nuestros hijos es lo más importante para decantarnos por un juego u otro, pero también resulta muy beneficioso introducirles en otros contenidos que le amplíen horizontes.
Por ejemplo, los juegos didácticos nos abren un amplio abanico de posibilidades. Son juegos educativos que ofrecen la posibilidad de aprender, pero de forma divertida. Existen juegos didácticos para aprender muchas de las cosas que nos enseñan en el colegio como a escribir, a leer, a contar o a mejorar el aprendizaje de las horas… Pero también hay juegos didácticos muy divertidos para entrenar la memoria, refrescar el conocimiento de idiomas o realizar experimentos científicos.
Y lo más importante: hay un juego para cada edad. Hay que tener en cuenta que todos los juegos deben ir en consonancia con los conocimientos adquiridos y el desarrollo evolutivo de los niños. Para elegir un buen juego didáctico es muy importante que esté adaptado a la edad y a la etapa educativa de tus hijos.
Entre los juegos didácticos que juegan un papel importante en la educación de los niños destacan los instrumentos musicales, como las flautas Hohner, de diferentes modelos y colores, perfectas para uso escolar, junto con sus accesorios de limpieza. Familiarizar a los niños con la música desde una edad temprana tiene muchos beneficios para ellos, en concreto, potencia su habilidad para los idiomas. Otro ejemplo de juegos didácticos son los puzzles, que permiten un aprendizaje memorístico ajustado a la edad del niño.
Juegos de acción para los niños
Utilizar las manos para crear y construir es una de las actividades preferidas de los niños a la hora de jugar. Sentir que están activos es fácil gracias a los juegos de construcción con los que aprenderán a unir piezas buscándole un sentido. En general, los juegos de construcción mejoran las habilidades cognitivas, ubicando mentalmente el espacio en sus tres dimensiones.
El tamaño de las piezas y la sencillez o complejidad de las figuras es lo que va a determinar la edad de los juegos de construcción. Por un lado, los más pequeños podrán desarrollar su psicomotricidad fina y su habilidad con las manos construyendo figuras simples adaptadas a su edad, mientras que los niños más mayores se divertirán poniéndose a prueba con avionetas, coches o incluso robots.
Para los niños que prefieren utilizar todo su cuerpo para imaginar, tienen un carácter extrovertido y buscan utilizar su creatividad para convertirse en el personaje favorito de sus cuentos, les encantará jugar con los juegos de imitación.
Estos juegos también transportan a los niños al mundo real de la sociedad. Esta mezcla de realidad e imaginación les permite ser el profesor/a en su clase, el médico/a en su centro de salud, el cajero/a en el supermercado, el cocinero/a en su restaurante… y así desarrollar su profesión favorita mientras aprenden a imitar actitudes y actividades de los mayores ataviados con su ropa y accesorios.
Marina Berrio
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