Pasar más tiempo en casa debido al confinamiento nos ha hecho mirar nuestro hogar con ojos críticos y ha surgido la necesidad de mejorarlo solventando los fallos, los defectos y las imperfecciones. Concretamente, este verano ha sido el verano de las reformas y lo que muchos se han ahorrado en viajes y vacaciones lo han invertido en sus viviendas.
Las obras de reforma en los hogares españoles han aumentado un 43 por ciento este verano respecto al mismo periodo del año anterior y el salón, la cocina y el baño por este orden han sido las estancias más reformadas. Ganar espacio en el salón a base darle los metros de una habitación contigua que se usa poco o a la cocina haciéndola más amplia con muebles más funcionales y electrodomésticos más modernos han sido las principales peticiones, junto con el baño donde se ha cambiado la bañera por una ducha, sobre todo, por motivos de seguridad.
No obstante, si te parece que meterte en obras es un engorro y prefieres no hacer un gran desembolso económico, también es posible crear un hogar más cálido y acogedor sin necesidad de reformar. La decoración resulta decisiva para lograr que quienes lo habitan se sientan bien y sin necesidad de invertir grandes cantidades de dinero que no todo el mundo se puede permitir. Apúntate a la decoterapia: con estos consejos podrás darle a tu casa un aire nuevo y hacerla más confortable, acogedora, práctica y segura sin necesidad de una reforma:
Cómo transformar tu casa sin necesidad de reformar
Redecora tu hogar
– La madera, el mimbre y los tejidos de algodón o lana son los materiales que más calidez dan al hogar.
– Las plantas aportan toques de color naturales, relajan la vista, transmiten bienestar y embellecen cualquier estancia. Y cuidarlas es un buen pasatiempo.
– Las alfombras dan sensación de confort a cualquier habitación.
– Menos es más. Las casas con muchos objetos agobian y no invitan a quedarse en ellas.
– Un hogar funcional, ordenado y limpio tiene muchos puntos para resultar acogedor. Si todo es accesible y está bien organizado, será más agradable para pasar mucho tiempo en él.
– Crear espacios para convivir es acoger y fomentar las relaciones familiares.
El color amplía estancias
Tenemos que prestar atención a la iluminación natural de cada estancia. Si es oscura, hay que contrarrestar con tonos claros y si tiene buena luz, se puede jugar con más colores. Los tonos fuertes son muy llamativos, pero pueden provocar desasosiego, apostar por tonos neutros y naturales nos hará sentir más relajados y a gusto, podremos salpicar estos tonos con pequeños toques de color. Los colores más agradables a la vista son aquellos que nos recuerdan a la naturaleza: marrones, ocres, anaranjados, verdes y azules.
Si ponemos muchos colores distintos en sofás, cojines, alfombras, mantas, objetos decorativos, cuadros…, el resultado será un ambiente muy cargante a la vista. No hace falta que toda la casa guarde la misma relación de colores, ni que todo pegue con todo, pero sí que haya una coherencia cromática en cada habitación.
La luz, fuente de bienestar
Lo ideal es que la casa tenga mucha luz natural y grandes ventanas, pero ni eso se consigue siempre ni hay sol por la noche; así que, sea como sea, habrá que cuidar las lámparas para procurar una sensación acogedora.
Una buena iluminación es aquella que resulta cálida y envolvente y, para conseguirlo, hay que instalar distintos puntos de luz. No solo la lámpara de techo y la de lectura, sino también algún foco en las estanterías, en un rincón… Mejor varios puntos de luz tenue, baja y difusa imitando la luz natural que una gran lámpara central para todo.
Los interruptores regulables son fáciles de instalar y permiten adaptar la iluminación a las necesidades de cada momento. Las bombillas de led suponen un gran ahorro en la factura y las hay de distintos grados de calidez.
Para mitigar la luz y preservar la intimidad hacen falta cortinas o estores pero no oscuras ni tupidas. Los tonos claros dan una mayor sensación de amplitud y bienestar. Las persianas venecianas son una solución magnífica para desviar el sol según convenga.
Objetos decorativos, fotos y recuerdos
Las casas son un reflejo de las personas que las habitan. Una vida está llena de recuerdos, experiencias y gente amada, pero cuando se viven muchos años, eso puede llevar a tener el hogar plagado de objetos que dificultan la limpieza y el orden.
Hay gente que es dada a tirar y gente que guarda. El equilibrio es lo ideal. Conviene desprenderse de lo inútil y, si no es posible, entender que no es necesario que todo esté expuesto. Las cajas de madera, cestos de mimbre o tela, arcones y cajoneras resultan decorativos y pueden esconder fácilmente lo que no se desea tirar.
Los marcos con fotografías acaban llenando estanterías, mesas y repisas y acumulando capas de polvo. Una solución es hacer una pared-museo. Veremos mejor las fotos y limpiaremos con más facilidad. Además, el que haya marcos con distintos tamaños y formas le dará un toque decorativo. Otra opción son los marcos electrónicos en los que se pueden cargar muchas fotos que irán cambiando poco a poco.
Nada más entrar
El recibidor debe ser práctico, sencillo y funcional; por ejemplo, con una cómoda de madera con cajones para guardar llaves, mascarillas, guantes o cualquier otra cosa que podamos necesitar para salir de casa. Un cuadro o un espejo, un objeto de decoración o una planta y un perchero para los abrigos. No es necesario nada más porque una entrada llena de cosas no invita a traspasar el umbral.
Sala de estar… y permanecer
El salón es el lugar de la casa en el que más tiempo pasamos y el que más compartimos con el resto de la familia, por ello, hay que prestarle una atención especial:
– Los muebles deben ser de materiales similares o que combinen entre sí. Poner uno de caoba, otro de pino y las sillas de plástico le dará aspecto de mercadillo. Cuanto más unifiquemos, mucho mejor. Eso no significa que no podamos poner algo distinto que resalte.
– La mesa del comedor ha de adaptarse a las necesidades de cada uno. No tiene sentido tener una para doce comensales si habitualmente solo comen dos. Las sillas cómodas alargarán las sobremesas.
– Si queremos un salón verdaderamente acogedor, hay que darle protagonismo al sofá. Debe ser cómodo, espacioso y mullido. Es bueno que tenga cojines, pero si nos pasamos, no habrá sitio para sentarse. Todo en su justa medida. El complemento perfecto de un buen sofá es una cálida manta de tejido natural en algún color sólido.
– Para que el sofá sea el centro de reunión, conviene recordar que no es solo el sitio desde el que mirar a la tele, sino un lugar de encuentro y conversación. Un par de butacas a juego que formen un semicírculo y una mesita baja separarán esta zona del comedor e invitarán a la charla.
– Si debajo de todo esto hay una mullida alfombra en la que apetezca posar los pies, mucho mejor.
Cocinas prácticas antes que bonitas
Las cocinas deberían ser como las de las películas, pero no todo el mundo tiene esa suerte. Aunque no haya gran espacio, es posible lograr que sean prácticas y aún más importante: fáciles de limpiar. También hay que
:- Organizar bien los armarios y tirar todos esos cacharros que nunca se usan para tener más espacio. En una cocina despejada y con todo a mano apetece cocinar.
– Dejar espacio en la encimera para trabajar.
– Evitar los cajones desastre. El orden facilita la vida y tener siete cuberterías carece de sentido. Lo mismo se aplica a las vajillas y a las copas: hay que quedarse con lo que se use.
– Si los azulejos no nos gustan o se nos han quedado antiguos o muy vistos, pero no queremos meternos en una reforma, los papeles de pared pueden recubrirlos, y se limpian fácilmente.
– Pintar una pared con pintura de pizarra, le dará un toque personal a la cocina además de que podremos anotar ahí la lista de la compra, las citas…
Andrés Rubio. Director General de Thyssenkrupp Home Solutions
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