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Dificultad para los idiomas: hazle una audiometría

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En la etapa infantil, los niños con alteraciones en el procesamiento auditivo exhiben con frecuencia en el aula un comportamiento muy inconsistente. Pueden tener dislalias (problemas de lenguaje), dificultades a la hora de aprender a leer, a menudo son inquietos, se distraen con cualquier ruido y a la vez pueden quedarse ensimismados en sus pensamientos durante largo tiempo.   

Los problemas auditivos son una de las principales causas del fracaso escolar. Así como todo el mundo entiende que existe un largo camino entre ver y ver lo suficientemente bien como para leer con fluidez, también no es lo mismo oír que oír bien para mantener la atención.

Las dificultades auditivas pueden ser un gran obstáculo para que el niño dentro del aula pueda recibir toda la información que llega a través del lenguaje, la procese a la velocidad adecuada y responda correctamente.

Dificultad para los idiomas

Estudiar una lengua extranjera implica dos cosas: poder sobrepasar la barrera auditiva impuesta por la propia lengua madre, y aprender a escucharla antes que aprender a hablarla, ya que sólo cuando nuestro oído esté sensible a ella, es cuando podemos estudiar correctamente su gramática.

Por lo tanto, hay una relación directa entre hablar bien una lengua extranjera y escucharla bien.

Cada idioma tiene, por así decirlo, una música característica con un ritmo y una cadencia propias, de acuerdo a las condiciones del medio que le rodea. Por tanto, cuando un niño no tiene un desarrollo auditivo adecuado, le cuesta tanto aprender un idioma, y en cambio hay gente que tiene una facilidad envidiable, porque perciben todos los sonidos adecuadamente.

El sistema auditivo

El sistema auditivo tiene un diseño relativamente sencillo, existiendo células en el oído interno especializadas en la percepción de frecuencias de onda (sonidos) muy específicas. Al ser estimuladas, estas células emiten señales hacia el cerebro medio y de ahí a la corteza cerebral, donde todas ellas se integran. Lo complejo en la audición es que los sonidos no son puros, es decir, que todo cuanto oímos está compuesto por muchas frecuencias de manera simultanea. De ahí la importancia de que nuestro cerebro sea capaz de detectarlas todas con la misma facilidad.

Si un niño percibe mejor unas frecuencias que otras, tendrá dificultades al intentar intégralas todas para que den un sentido a lo que ha oído. Por otro lado, están los niños que son «hipersensibles», es decir que oyen demasiado. El oído del ser humano está diseñado para oír a partir de 0 o 5 decibelios. Sin embargo, algunos niños son capaces de percibir sonidos a -10 decibelios o incluso menos, éstos son los que se distraen con el vuelo de la mosca: ¡es que ellos lo oyen!

Otros niños tienen una audición sensiblemente distinta en un oído y en otro. Esto dificulta la integración a nivel cerebral.

En algunos casos el niño confunde la fuente del sonido, y aunque le estás pidiendo que localice por el oído izquierdo, él lo percibe por el derecho o viceversa. Cómo detectarlo Algunas pistas que nos pueden ayudar a detectar si nuestro hijo puede tener una alteración de su sistema auditivo, como hemos mencionado antes, son las siguientes: dificultad al hablar y al leer, a menudo son inquietos, se distraen con cualquier ruido, se quedan ensimismados en sus pensamientos durante largo tiempo, prestan poca atención a lo que se le dice etc…

Estas deficiencias pueden dar lugar a que el niño le sea difícil recordar la información verbal, o concentrarse en un mensaje hablado, que le supone un esfuerzo superior al normal.

El niño tiene que «rellenar» los huecos de palabras que no ha oído bien, o bien intentar olvidar el cuchicheo de sus compañeros o el ruido que está haciendo un compañero suyo tres filas más atrás (en casos de hipersensibilidad auditiva). Este esfuerzo lo podrá realizar durante breves minutos, pero no podrá mantenerlo a lo largo de toda la clase.

A la hora de aprender a leer, también tienen dificultades. Como leer implica poner el sonido a las letras que vemos escritas, si su desarrollo auditivo no ha sido el adecuado, le costará encontrar el sonido de las sílabas. Estos son los niños que leen muy despacio y que se inventan o confunden palabras.

Pruebas de audiometría

La audiometría es una prueba sencilla para detectar el umbral auditivo, es decir el volumen más bajo a partir del cual comenzamos a oír. Habitualmente no nos hacen una audiometría hasta que nos tenemos que sacar el carné de conducir, aunque cualquier médico de cabecera o pediatra puede pedir que hagan una al niño.

El problema más frecuente es que cuando una profesora sospecha que un niño oye mal y pide que se le haga una audiometría, en más del 90% de los casos el resultado es que «oye perfectamente». ¿Como es posible?

Según Ignacio Calderón, director del Instituto de Neuropsicología Aplicada señala que los resultados incorrectos se dan por dos razones: «habitualmente se realizan audiometrías de manera muy rápida. Rara vez tardan más de 10 minutos en realizar una audiometría completa. Para tener una audiometría fiable hay que realizar varias pruebas que duran aproximadamente 20 minutos, aunque el niño tenga que hacer descansos. Si el umbral auditivo está entre 0 y 20 decibelios se considera que el niño «oye bien», aunque haya frecuencias que se perciban a 20, otras a 0 y otras a 10 decibelios. Para evitar este error es necesario analizar la curva y comparar un oído con el otro. El peor de los casos es cuando el niño demuestra que percibe sonidos a – 5 o – 10 db, porque lo frecuente es que le digan que oye más de lo normal, cuando puede tener una hipersensibilidad auditiva, que también es un problema en el aprendizaje».

Programa de Normalización Audiométrica

El Instituto de Neuropsicología y psicopedagogía aplicadas realiza un Programa de Normalización Audiométrica para niños y jóvenes con dificultades de procesamiento auditivo. Este estudio comienza, precisamente, con una audiometría. A través de esta prueba se comprueba el umbral de audición, es decir, el volumen más bajo a partir del cual se empiezan a percibir determinadas frecuencias. La audiometría permite diseñar el tratamiento de manera individualizada a través de audiciones diarias en casa y con una duración de 10 días.

Los resultados que se quieren conseguir son: cambios en la capacidad de atención y concentración, mayor fluidez lectora y, en los casos en que hay problemas de lenguaje, se suelen producir mejorías sustanciales. A menudo los padres dicen que el niño «está más inteligente» o «está más maduro», pero estamos seguros que ni mejora la inteligencia ni madura, lo que ocurre es que el niño responde antes a las ordenes verbales, y eso da la impresión de madurez.

Marisol Nuevo Espín

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