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16 juegos divertidos para aprender tocando

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El sentido del tacto es muy importante para desarrollar habilidades. La estimulación tácil ayuda a los niños a diferenciar tamaños, texturas y formas. De manera natural, los bebés empiezan a explorar su sentido del tacto llevándose las cosas a la boca y así aprenden a diferenciar los objetos. 

Entre los principales roles que cumple el sentido del tacto destaca la protección, que proporciona una respuesta a estímulos potencialmente nocivos con movimiento, y la descriminación que permite la interpretación de las características temporales y espaciales del estímulo para funciones cognitivas.

Además, el sentido del tacto es importante para el desarrollo de habilidades porque proporciona información sobre el medio ambiente, a cerca del propio cuerpo y permite crear un esquema corporal, es decir, una representación de las diferentes partes del cuerpo.

El sentido del tacto y la sensibilidad

A través del tacto, los niños también pueden conocer otras sensaciones que llegan al cerebro a través de las terminaciones nerviosas que tenemos en la piel y que tienen mucho que ver con el sentido del tacto. 

Por ejemplo, la sensibilidad táctil se puede explorar tocando con la yema de los dedos una bola de algodón (suave) o un cepillo de cerdas finas (áspero).

La sensibilidad al dolor se puede explorar con un alfiler y la sensibilidad térmica aplicando tubos de ensayo con agua caliente y fría en contacto con la piel.

Para que los niños conozcan más sobre la sensibilidad propioceptiva, la exploración de la sensación de posición y movimiento articular se puede realizar movilizando en forma pasiva el dedo gordo del pie y los dedos de las manos del niño/a sentado con los ojos cerrados.

16 juegos divertidos para aprender tocando

Explorar esta sensibilidad que nos proporciona el sentido del tacto puede convertirse en algo muy divertido y estimulante con estos juegos. Jugando aprenderán nuevas experiencias sensoriales que interiorizarán y todos pasaréis un rato muy divertido.

1. ¡Cuánto te quiero!

Caricias para aprender tocando

Cuando los niños son pequeños, las caricias son para ellos más que un ejercicio de estimulación. Necesitan saberse queridos y al acariciarles notan ese cariño. Hay que acariciar al niño por todo el cuerpo dándole un masaje para bebés. Al niño le llegan distintas y nuevas sensaciones que enriquecerán su cerebro. Conviene que las caricias vayan de la cabeza a los pies, del centro del cuerpo a las extremidades y dedos.

Además, habrá que aprender a regular la presión de la mano: unas caricias suaves acaban por aburrir al bebé.

2. Ay, ¡qué risa!

Vamos a pasar un buen rato con nuestro hijo. Si el ejercicio de las caricias era más adecuado para bebés, pueden hacerse cosquillas a chicos de más edad. Además de estimular el sentido del tacto, nos vamos a divertir con el chico entre las risas de uno y otro. Probablemente, el ejercicio durará poco, pero seguro que será muy intenso.

Las plantas de los pies, las axilas y la tripa son los lugares que más risa hacen al niño.

3. Aire caliente y suave

El secador puede ser un instrumento muy útil a la hora de desarrollar el sentido del tacto de nuestro hijo. Tendremos que tener cuidado de ponerlo a una temperatura templada, muy suave, para que le sea agradable. Habremos de dirigir el aire por todo el cuerpo del niño, para estimular todas las zonas.

Son nuevas sensaciones que dejarán huella en él, al igual que las caricias y las cosquillas.

4. Diferentes tejidos

Diferentes tejidos para aprender tocando

Para este ejercicio tendremos que fabricar una especie de «serpiente» con tejidos de diferentes texturas y otros materiales. Cuando el chico es un poco más mayor podemos plantearlo como un juego de adivinanzas, por ejemplo, y el chico tendrá que, con los ojos cerrados, ir tocando y diciendo: «Esto es lana», «esto es plástico», «esto es algodón»… Si no ve al tocar, el estímulo es más fuerte.

Si es más pequeño, el ejercicio consistirá en que pase la mano por los tejidos para que perciba las distintas sensaciones.

5. A la boca

Durante los primeros meses de vida del bebé es algo habitual que se lleve a la boca todo lo que encuentra a su alrededor. Se trata de algo natural, pues para el niño es un canal importante para conocer la realidad. Podemos proporcionarle objetos de distintas formas y de texturas diversas para que se los lleve a la boca: juguetes, telas, metal.

De este modo, comenzará a asociar ideas y sensaciones con las formas.

6. Al bañarse

Uno de los ratos más deliciosos de la jornada es el baño. Los niños pequeños se divierten de lo lindo dentro del agua chapoteando y podemos aprovechar para realizar algún ejercicio (prácticamente un juego) de estimulación del tacto. Con una esponja podemos jugar a que es una nube y llueve sobre el niño. La caída de gotas de agua en distintas partes del cuerpo le ayudará en su desarrollo.

Además, nosotros, cuidaremos de su higiene.

7. Pinta con los dedos

Pinta con los dedos para aprender tocando

Para seguir jugando, y estimulando, podemos utilizar pinturas (temperas, por ejemplo) y dibujar muñecos, caras, etc. en las manos de los niños. No pasa nada, existen en el mercado pinturas especiales para dedos que no dejan ni rastro, son fácilmente lavables y no son tóxicas.

Además, si le dejamos que pringue sus dedos en la pintura y se dedique a dibujar con las manos, el juego será completo y la diversión garantizada. ¿Quién sabe si no tenemos a un pequeño gran artista en casa?

8. Diferentes temperaturas

Se trata de que el niño perciba distintas sensaciones según la temperatura. Dispondremos, así, de tres recipientes con agua a distintas temperaturas: fría, templada y caliente. Deberá meter las manos, luego los pies, los codos… de manera pausada para que perciba las distintas sensaciones y si es posible las explique.

Otra experiencia consiste en echar en un recipiente agua fría y luego haremos que el niño introduzca las manos, etc. como en el ejercicio anterior. Notará diferencias según la parte del cuerpo que haya introducido.

9. Como cocineros

La masa con la que se hace el pan o las pizzas es un material muy agradable para el tacto. Deberán cogerla, amasarla, aplastarla, hacer figuras, etc. Luego podemos aprovechar para cocinar algo, con lo que la actividad gana en interés. Habrá que dejar libre a la creatividad del niño para que hagan las figuras que quieran.

Se convertirá en uno de los juegos preferidos de los chicos, porque además de estar con las manos en la masa tiene el aliciente de degustar luego los resultados.

10. Texturas

Para que vayan conociendo la rugosidad y sus distintos tipos, existe un ejercicio que combina tres materiales rugosos, como, por ejemplo, tres lijas. Colocamos una fina, una media y otra más gruesa para que el niño vaya pasando las manos sobre ellas.

Será muy interesante si el niño, además, va describiendo sus sensaciones al pasar de una lija a otra.

11. Diferenciar contrarios

Este ejercicio requiere más concentración pues el niño tiene que diferenciar los contrarios mediante el tacto. Le proporcionaremos parejas de objetos y él tendrá que indicar cuál es el duro y cuál es el blando, por ejemplo, o el áspero y el liso. Podemos ir cambiando.

Así, entre un cartón y un papel, el cartón es el duro; pero entre un cartón y una piedra, es ésta última la dura.

12. Nos vestimos

Vestirse, juego para estimular el sentido del tacto

Para aprovechar los ratos en los que vestimos a los niños podemos jugar a vestirles con los ojos cerrados. Con solo el sentido del tacto, tienen que adivinar y describir la prenda que le vamos poniendo, con pelos y señales. Por ejemplo: «Es un jersey de lana, de pico, con manga larga y ajustado».

«Pantalones largos, vaqueros, con cremallera de botones, con bolsillos atrás, muy anchos… no son míos».

Para los más mayores: 4 juegos para aprender tocando

13. Adivina lo que hay

Con los más mayores hay otro tipo de juegos más acordes con su edad. Este es de adivinanzas y consiste en meter la mano en un saco o bolsa y averiguar qué objeto están tocando. Se les da un tiempo y si no saben de qué se trata, al menos tienen que describirlo.

El juego gana en emoción cuantos más elementos raros y originales haya dentro del saco. Este es un trabajo previo nuestro, pero merece la pena porque se lo van a pasar en grande.

14. Gallinita ciega

Si en el juego anterior, los elementos se abarcaban con una sola mano, ahora utilizaremos otros mucho más grandes, como muñecos, muebles, etc. También podemos jugar con los amigos adivinando por el tacto y con los ojos tapados quién es cada uno: es decir, el popular juego de la gallinita ciega.

También podemos jugar con los hermanos a adivinar quién es cada uno, aprovechando algunas tardes que no estén los amigos en casa.

15. Con muñecos

Nuestros hijos tendrán, probablemente, muchos y distintos muñecos, con los que realizar este ejercicio. Con los ojos tapados han de colocarle los distintos accesorios: armas, sombreros, montarles en un coche, etc. Lo mismo con las muñecas: vestiditos, zapatos…

Desarrollaremos mucho su visión espacial y estimularemos su sentido del tacto.

16. Las tinieblas

Hay que tapar los ojos al niño y darle vueltas hasta que pierda un poco el sentido de la orientación. Entonces, con cuidado, tiene que salir de la habitación, o llegar hasta determinada parte de la casa, mediante el sentido del tacto. Tendrá que ir reconociendo los distintos objetos de la casa para orientarse.

También podemos descolocar esos objetos para engañarle un poco, o dirigirle con la voz: «a la izquierda, de frente”.

Beatriz Bengoechea

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