Queda muy lejos aquel lunes 16 de marzo en el que, muchos por primera vez, estrenamos el teletrabajo forzados por las circunstancias del recién decretado estado de alarma por la crisis del coronavirus. En solo unas semanas aprendimos de informática más que en los casos precedentes. Y funcionó.
Los expertos calculan que la situación provocada por la pandemia respecto a la reorganización del trabajo ha supuesto un paso de gigante que ha acortado entre dos y diez años la implantación del teletrabajo. Y las familias no podemos más que alegrarnos por ello. Aunque, como todo cambio, conviene administrarlo con cautela porque no será tan sencillo adaptarnos a los nuevos ritmos.
En el lado positivo de la balanza, la no presencialidad en la oficina supone un gran avance para los padres que no pierden un tiempo preciado en desplazamientos.
Ese tiempo se aprovecha con más acierto para trabajar o para extender la atención a la familia. Además, multiplica las posibilidades de disponibilidad horaria de los empleados puesto que parte del trabajo se puede hacer mientras cuidamos de los hijos, opción imposible sin teletrabajo.
Pero no podemos dejar de señalar los aspectos que hay que cuidar para evitar que el teletrabajo nos esclavice y afecte a nuestras familias. Porque los límites entre trabajo y vida personal se diluyen cuando todo se desarrolla en el mismo espacio. Basta echar la vista atrás para recordar cómo se nos han alargado las jornadas laborales en el confinamiento y en cuántas ocasiones hemos dado una respuesta inadecuada a nuestros hijos si nos «interrumpían» en una reunión de trabajo.
Por fortuna, los obstáculos no parecen difíciles de superar. Y los beneficios han llegado para quedarse. El teletrabajo no solo va a tener implicaciones en nuestra jornada laboral sino que conlleva derivadas en otras áreas fundamentales para la familia. Por ejemplo: la elección del lugar donde vivir ya no estará tan marcada por el tiempo que tardamos en ir a trabajar sino por el ambiente que nos parezca mejor para nuestra familia, o la decisión del tipo de trabajo ya no se ligará tanto a una jornada con hora de entrada y salida porque cada vez más puestos van a ser versátiles y flexibles.
Te puede interesar:
– Trucos para no perder el liderazgo en las reuniones de teletrabajo
– Teletrabajo y conciliación familiar: la oportunidad del coronavirus