La pandemia del coronavirus ha cambiado la forma de entender el mundo. Algo tan sencillo como acudir a una sala de cine, o bajar al parque, ha cambiado. Las medidas de prevención sanitaria recomiendan mantener distancias de seguridad y, en muchos casos, esto ha llevado a las familias a optar por planes domésticos como forma de ocio. Algo a lo que ha contribuido la expansión del mundo digital.
Plataformas de streaming, páginas de vídeos divertidos, repositorios online de música… Todos ellos permiten que las familias puedan suplir planes dentro de casa. ¿Hasta qué punto se ha instaurado esta fórmula de ocio digital? Tal y como indican desde el Observatorio de la Caixa la generalización de internet ha supuesto una ampliación del público con intereses culturales al eliminarse, también, algunas restricciones como económicas.
Democratización de la cultura
En las últimas dos décadas se ha generalizado el uso de las nuevas tecnologías, cambiando ciertas pautas de comportamiento en las personas. Una revolución que abarca desde la manera en la que nos comunicamos e informamos, hasta el consumo de bienes y servicios. Una mayor accesibilidad a todo tipo de contenidos digitales ha facilitado el crecimiento de varias actividades.
En concreto, el consumo de contenidos como música, película y otros productos audiovisuales son un ejemplo de este crecimiento. Ahora podemos ver cómo la comercialización de producto en soporte digital es una realidad que se ha hecho más fuerte con plataformas de streaming. Baste de ejemplo, según datos de la Encuesta de Hábitos Prácticas Culturales, que una cuarta parte de las personas que afirman escuchar música, lo hacen exclusivamente a través de internet.
¿Ha alcanzado este cambio a las actividades culturales de alto nivel? El 6,2% de las personas que afirman consumir estos servicios en línea, solo un 2,6% lo hace por esta vía. El 3,5% restante participan también de manera física, por lo que internet es un canal complementario.
Un futuro digital
Tal y como indican los autores de este trabajo, la democratización cultural a través de la participación digital puede permitir romper barreras que vinculan consumo de cultural de alto nivel a estatus social. Aunque a priori, solo se haya observado un vínculo entre accesibilidad digital y consumo en cultura popular, situación que tendría que suplirse a través de una mayor intervención pública.
También hay que tener en cuenta algunas barreras a las que se enfrenta el consumidor cultural. La edad es una de ellas, pues no se debe obviar la brecha digital entre generaciones. Aunque el consumo a través de internet permita superar algunas restricciones a la vez, también existe cierto nivel de exclusión que debe irse superando con el paso de los años.
Damián Montero
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