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Adolescentes conectados: confianza frente a seguridad

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El uso de Internet y las redes sociales se dispara entre los adolescentes. De hecho, en nuestro país, el 75% de los jóvenes prefiere Internet a salir de fiesta en su tiempo de ocio, según un estudio del Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD).

La forma de trabajar, aprender, relacionarnos o disfrutar de nuestro ocio se está trasladando casi por completo al entorno digital. Con ello, surge la preocupación sobre la sobreexposición de los menores a Internet. Tabletas, móviles o consolas son ahora más que nunca elementos de uso diario y constante en sus vidas.

Para los adolescentes, no hay duda de que Internet juega un papel importante en su vida, además de ser una gran plataforma para aprender y compartir conocimientos, les permite participar en actividades sociales.

Durante la pandemia, aplicaciones tan de moda como Instagram, Snapchat, Tik Tok o Zoom han pasado a utilizarse de forma intensa, y aunque pueden alimentar la creatividad y facilitar un espacio común con los amigos, también restan tiempo a otras actividades importantes como la familia, las tareas escolares el ejercicio físico.

Asimismo, el mayor tiempo de conexión a los dispositivos aumenta la exposición a contenidos potencialmente perjudiciales, al ciberacoso, las estafas, la filtración de datos o violación de la privacidad.

Confianza frente a seguridad: el dilema de los padres

Los padres deben tener en cuenta estas posibles amenazas para garantizar que los adolescentes aprovechen las ventajas y beneficios de Internet durante el confinamiento, con soluciones efectivas y medidas preventivas. El debate está en si merece la pena establecer restricciones técnicas o limitar el tiempo de conexión o confiar en que el hijo adolescente sea capaz de sortear los posibles problemas por sí mismo.

A muchos padres les preocupa que sus hijos adolescentes puedan subestimar los riesgos asociados con el uso de internet y las redes sociales y optan por controlar la actividad de los menores en la red. En España, según datos de Kaspersky, más del 60% de los progenitores sienten necesidad de controlar o supervisar la navegación y el uso que hacen de la red sus hijos. Sin embargo, sólo un pequeño número recurre al uso de un software de control parental cuyo objetivo es precisamente asegurar el control sin afectar la experiencia de uso del niño en la web.

También es verdad que una intrusión tan importante en la intimidad podría percibirse por parte del adolescente como un intento de controlar su vida. El hecho de que los menores crean que sus padres han violado su privacidad, puede provocar un conflicto en el hogar y tener un efecto perjudicial en su comportamiento. Entonces ¿cuáles son las alternativas?

Encontrar el equilibrio adecuado

Existe un punto intermedio para mantener a los niños seguros en Internet y no traspasar los límites de la privacidad o arruinar su diversión. Conversar abiertamente sobre cómo controlar mejor su comportamiento es fundamental para llegar a un entendimiento común y que se respeten los límites, y ayuda, al mismo tiempo, a mantener una sensación de libertad.

Los progenitores que se relacionan de esta manera positiva con sus hijos tienen más probabilidades de generar confianza y mejorar la comunicación. De esta forma, la instalación de medidas de control parental puede justificarse más fácilmente. Si un padre percibe cambios de comportamiento o cualquier otra señal de alerta, puede cruzar los límites acordados, a condición de que tales escenarios hayan sido discutidos y aceptados previamente por el niño.

Una vez establecidas las reglas de uso de la red y explicada la necesidad de establecer un control parental limitado, la mayoría de los adolescentes comprenderán que, si en un momento dado, la aplicación bloquea el sitio al que necesitan acceder, siempre pueden solicitar que se añada el sitio a la lista de fuentes permitidas si es necesario.La importancia de hacerlo bienLos adolescentes aprenden más de lo que hacen sus padres, que de lo que dicen. Por lo tanto, es crucial convertirse en un modelo a seguir a la hora de comunicarse online y usar Internet de forma responsable.

Los padres deben dar ejemplo. Si se ha establecido un acuerdo sobre las medidas restrictivas que se van a poner en práctica, todos los miembros de la familia deben respetar las reglas. Si los padres les dicen a sus hijos que apaguen todos sus dispositivos, pero ellos mismos están constantemente detrás de una pantalla, cualquier conversación o medida restrictiva puede parecer hipócrita, además de ser potencialmente ineficaz.

Para reducir la posible tensión entre la limitación del acceso a Internet y la búsqueda de independencia por parte de los adolescentes, los padres también pueden permitir que estos se controlen a sí mismos. Pasar más tiempo desconectados de la red con los hijos ayuda a fomentar la confianza. Así, serán los propios hijos los que les informen de cualquier amenaza o incidente ocurrido mientras navegaban por Internet.

Por último, para que los adolescentes puedan autorregular de manera efectiva su uso y hábitos en internet, la auto observación puede ayudarles a entender sus motivaciones y acciones. El control parental es sólo una forma de prevenir los riesgos potenciales, pero no es una solución mágica. El mejor control parental es un padre activo que se comunica abiertamente y está ahí para ayudar a sus hijos a tomar decisiones.

Alfonso Ramírez. Director general de Kaspersky Iberia

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