Más de la mitad de la población española ha comenzado a avanzar por las fases de la desescalada, pero la sociedad que vuelve a salir a la calle no es la misma que se encerró en sus casas hace ya 60 días. ¿Cómo hemos cambiado? ¿Cómo será la sociedad post Covid-19 durante el futuro próximo en el que aún no exista la vacuna para esta pandemia?
En el camino de la desescalada, el objetivo de la sociedad debe ser adaptarse al nuevo escenario que nos ofrece la postpandemia de coronavirus. Ni la sociedad ni la realidad serán las mismas que hace más de dos meses dejamos atrás cuando comenzamos el confinamiento.
La entrenadora de desarrollo personal, espiritual y financiero, Ximena Duque Valencia, explica que «el hecho de que la realidad (al menos durante un tiempo) no volverá a ser igual, no es ningún un secreto. Sin embargo, no solo nos enfrentamos a una nueva normalidad, también somos distintos a las personas que éramos hace dos meses, cuando comenzó la cuarentena y nos encerramos en nuestras casas».
Para la experta, intentar entender cómo seremos de ahora en adelante, durante y tras la desescalada, pasa por aprender de las lecciones que nos deja esta crisis. Hay que tener en cuenta que el mundo que nos espera es muy distinto del que conocíamos antes en cuanto nuestro comportamiento en lugares públicos, de ocio, de trabajo… y también respecto a nuestras relaciones sociales.
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5 características de la sociedad post Covid-19
1. Más resilientes y más críticos
Esta crisis, para muchos, ha supuesto una prueba de fortaleza, tanto mental como física. Hemos vivido una situación sin precedentes. Duque Valencia considera que «la mayoría de la sociedad ha decidido vivir esta experiencia desde la resiliencia, en lugar de hacerlo desde la resistencia o el victimismo».
Son las circunstancias difíciles o los traumas las que nos permiten desarrollar recursos que se encontraban latentes dentro de nosotros mismos y que desconocíamos hasta el momento.
Somos más fuertes de los que creemos y la capacidad de superación es una de las grandes virtudes del Ser Humano.
Sin embargo, esta capacidad de adaptación no merma nuestra capacidad de crítica. Hemos sido conscientes de errores que podrían haberse evitado y de la ausencia de líderes eficaces, carismáticos y con los conocimientos necesarios.
2. Hipocondría social
El miedo al contagio seguirá ahí. Se extremarán las medidas de higiene, se priorizará y se dará aún más valor al bienestar y a la salud. Se evitarán los contactos y las aglomeraciones, no solo por recomendación del Gobierno, sino que será el propio individuo el que, al menos durante un tiempo, no se sienta cómodo cuando haya demasiada gente a su alrededor o desconocidos… como por ejemplo utilizando el transporte público.
3. Síndrome de la cabaña
Las consecuencias psicológicas del aislamiento pueden provocar situaciones de estrés postraumático, confusión, ansiedad, frustración e ira, y llegar a manifestarse no solo en el presente más inmediato, sino de acuerdo con un estudio publicado sobre cuarentenas por el King’s College de Londres, hasta 3 años después.
El miedo al contagio puede provocar miedo a salir de casa. Hasta ahora, y tras más de dos meses confinados, nuestro hogar era un espacio seguro, donde no había riesgos, donde todo estaba controlado.
Salir a la calle puede convertirse para muchos en una situación demasiado estresante y aterradora, porque se sienten vulnerables y sienten que han perdido el control, que se exponen.
Este síndrome, denominado el sindrome de la cabaña, se ha observado en perfiles que han pasado mucho tiempo encerrados, como por ejemplo, los presos cuando recuperan su libertad. Esta claustrofobia social, será una de las secuelas más habituales que veremos en la etapa post Covid-19 y sus síntomas son, sobre todo, la ansiedad y la depresión.
4. Alargolescencia intencionada
En épocas de crisis y recesión económica la sociedad tiende a buscar el ahorro, siempre pensando en el qué puede pasar. En este contexto, nos volveremos más cuidadosos con las cosas que ya tenemos buscando alargar su vida útil todo lo posible, evitando inversiones innecesarias y en el caso de no tener otra opción el consumidor apostará por el low cost y por marcas patrias, locales y de proximidad; un consumo más consciente y que tiene en cuenta los valores de la marca que adquiere.
5. Las palabras como conexión
Cuando la distancia social y el aislamiento nos han privado de todo contacto físico, lo único que nos ha quedado es la palabra. La comunicación verbal ha vuelto a tener un papel protagonista en nuestras vidas. Han aumentando el número de conexiones, charlas y mensajes que hemos compartido con nuestros seres queridos durante esta crisis y durante los próximos meses seguirá siendo así. La palabra nos ha ayudado a sentirnos acompañados y a cuidar nuestros vínculos.
Para la experta, estamos ante la oportunidad de reinventarnos como sociedad. Una sociedad más unida, más solidaria y más empática: «todos hemos pasado por situaciones parecidas y ahora es el momento de pensar cómo podemos contribuir a un futuro mejor para todos», afirma.
Además, esta crisis ha puesto de manifiesto cómo el miedo baja aún más las defensas y nos hace más propensos a contagiarnos ante cualquier tipo de virus. Por eso, para Duque Valencia «dejar atrás el miedo y confiar será lo que nos permita sobrellevar y aprender de esta y cualquier otra crisis».
Marina Berrio
Asesoramiento: Ximena Duque Valencia. Entrenadora de desarrollo personal, espiritual y financiero
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