El confinamiento nos ha cambiado de escenario. No solo de la calle a casa, sino que tanto el colegio como el trabajo se han traslado al hogar. Lo que antes se desarrollaba en oficinas y aulas, ahora tiene lugar en una mesa frente al ordenador. A esto hay que sumarle la cantidad de horas que antes se dedicaban al ejercicio, ya sea dando un paseo o simplemente jugando en parques.
Todo esto puede tener serios efectos en la salud de mayores y grandes. Uno de los más notables son los problemas de espalda que pueden aparecer después de tanto tiempo en la misma posición y sin apenas realizar ejercicio. Para evitar estos contratiempos que hagan mucho más duro el confinamiento, desde la Asociación Española de Pediatría, AEP, se brindan los siguientes consejos.
Cómo proteger la espalda
A continuación, las recomendaciones de AEP para proteger la espalda. Consejos fáciles de seguir y creados por el Comité de Promoción de la Salud de la Asociación Española de Pediatría:
– Mantenerse activo: el ejercicio escaso y el sedentarismo es una de las causas más habituales del dolor de espalda. Durante el confinamiento hay que tratar seguir alguna tabla deportiva que pueda realizarse en casa o aprovechar (manteniendo las medidas de seguridad) durante las horas que los niños puedan salir a la calle.
– Sentarse según la regla del 4: la espalda debe estar recta, pegada al respaldo de la silla, los pies apoyados en el suelo y las rodillas a 90º.
– Usar bien el ordenador: se recomienda sentarse en una silla que en el sofá y tener el ordenador sobre la mesa con la pantalla a la altura de los ojos y a una distancia aproximada de 45 cm. Hay que tener los codos apoyados a 90º y los hombros relajados.
– Dormir con dos almohadas: lo ideal sería de lado con las piernas flexionadas o boca arriba con una almohada bajo las rodillas. Hay que intentar evitar dormir boca abajo.
– Evitar «tirarse» en el sofá: conviene además levantarse con la espalda recta, ayudándose del reposabrazos si fuese necesario.
– Vigilar la postura al estar de pie: evitar estar muy recto o muy inclinado hacia delante. Lo mejor sería cambiar el peso de un pie a otro de vez en cuando, o tener un pie en alto, sin estar parado mucho tiempo.
Damián Montero
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