Ser niño es sinónimo de energía, de movimiento y de actividad continua. Antes de la crisis sanitaria era común ver los parques repletos de pequeños disfrutando de mañanas y tardes de juego y diversión. También las clases repletas de alumnos se posicionaban como un elemento de socialización y desarrollo entre menores. El anuncio del estado de alarma ha puesto fin a todo esto.
Ahora los niños deben permanecer en casa y solo pueden salir de ella en ciertos horarios y manteniendo medidas de seguridad que hacen que su juego se aleje de lo que era en su momento. Una realidad que puede derivar en ansiedad en los más pequeños de la casa, así lo destaca la ONG Save the Children en un estudio donde se ha interesado por el estado emocional de menores y familias de Alemania, Finlandia, España, Estados Unidos y el Reino Unido.
Ansiedad por aislamiento social
Los datos de este estudio revelan que revela que en la actualidad uno de cada cuatro niños sufre ansiedad por el aislamiento social y que muchos de ellos corren el riesgo de sufrir trastornos psicológicos permanentes, incluida la depresión. Este contexto se relaciona con sentimientos de impotencia, soledad y miedo a la exclusión, el estigma o la separación de los seres querido.
Los profesionales que realizaron este estudio advierten de que la falta de juegos al aire libre, así como el estrés prolongado, el aburrimiento y el distanciamiento social también pueden incidir en el bienestar mental de los niños durante el confinamiento.
«Las personas que están al aire libre de manera habitual tienen una actividad más baja en la parte del cerebro que se enfoca en las emociones negativas repetitivas. Esta es una de las razones por las que la infancia puede desarrollar sentimientos negativos o incluso depresión durante el confinamiento dentro del hogar», advierte Anne-Sophie Dybdal, experta en Protección Infantil y Salud Mental de Save the Children.
Artículo relacionado:
– ¿Pensando en las vacaciones? Cómo motivar a los niños en este final de curso
La importancia de la salud mental
En España, donde Save the Children entrevistó en el inicio de la crisis a casi 2.000 familias, en 4 de cada 10 hogares los niveles de estrés y problemas de convivencia habían aumentado, en buena medida por las malas condiciones de habitabilidad y el tamaño reducido de las viviendas. Situación que se repitió en otros países del mundo en donde la salud mental de los más pequeños puede resentirse.
Por ello, desde Save the Children se hace un llamamiento a todos los gobiernos para que prioricen e inviertan en la educación y en la salud física y mental de todos los niños. Medidas que pasarían por adoptar decisiones como las siguientes:
– Que los niños tengan acceso a servicios de apoyo durante y después de las medidas de confinamiento.
– Supervisión de la infancia durante los periodos de aislamiento. Esto incluye garantizar que la educación online y a distancia sea accesible para todos los menores, y que contenga mensajes sobre salud, higiene y seguridad.
– Las familias y los profesores deben recibir apoyo para mantener la estructura y la rutina de los niños y niñas, para mantenerles involucrados en las actividades de juego y aprendizaje.
– Establecer mecanismos para la detección temprana de posibles problemas de salud. Los cambios repentinos en el comportamiento, la tristeza persistente, la preocupación excesiva, la falta de concentración, los problemas para dormir o el agotamiento pueden derivar una depresión.
Damián Montero
Te puede interesar:
– Fernando Sarráis: «En el confinamiento, hay que llevar el sufrimiento con buen humor»
– Las 7 etapas emocionales que experimentaremos durante el confinamiento
– Coronavirus: cómo dejar marchar a los fallecidos… sin despedida